“Una cosa es que llegue el rol de abuela y otra es ejercerlo. Una lo puede ejercer con pautas muy racionales, según como se espera en la familia y la educación recibida, o reinventarlo de acuerdo a lo que necesitan realmente los padres, los nietos y gozándolo mucho, porque solo cumpliendo el rol no sirve”, destacó la doctora en Psicología Silvia Gelvan de Veinstein, abuela de cinco nietas y un nieto, de entre 21 años a nueves meses.
Acerca de los consejos y la participación de la abuela en la nueva familia, la profesional señaló: “Primero, hay que pensar si es necesaria (esa intervención); segundo, si lo que se aconseja está comprobado para esa situación particular y que no sea solo por la propia experiencia; tercero, si amplía la acción de la maternidad y paternidad, y no la limita; y en cuarto lugar, si esa participación y consejos van a mantener y mejorar los vínculos entre las tres generaciones”.
En este sentido, la psicóloga destacó que “a veces por necesidad, porque las parejas se separan y las hijas vuelven con sus hijos a la casa de los padres o porque trabajan mucho tiempo fuera de la casa, se le pide a la abuela que ayude, pero las mamás terminan confiando tanto que la abuela se convierte en otra mamá y no tiene que ser así”.
Al respecto, Gelvan acotó que por eso en otros idiomas, como por ejemplo en el inglés, a la abuela se la llama Gran Mamá (grandmother). “Es la mamá que acoge a la mamá o al papá, y no que va a ser otra madre. Además con esa postura a veces se tienta cierta competencia de posesión por amor del nieto o la nieta”.

La semilla

“La abuela es la protección de las generaciones más jóvenes, es un regazo más grande que el de las mamás, porque sostienen tanto a la madre o al padre y al hijo, y no solo al nieto”.
Por otra parte, la psicóloga subrayó que en el vínculo entre abuela y nietos/as hay todo un aprendizaje, tanto de juegos nuevos -por parte de las mayores- como de los juegos de antes -por parte de los menores-. También destacó la importancia de recuperar las canciones de la bisabuela y tatarabuela, los cuentos, las recetas de comidas de la región de donde vino la familia, las costumbres. Y así se logra transmitir no solo los saberes sino además las formas de percibir el mundo de las distintas generaciones.
Frente a la pregunta qué siente al ser abuela, Gelvan contestó con orgullo: “Tengo la sensación que mi vida está justificada porque con el crecimiento de los nietos veo mi propio crecimiento. La vejez tiene sentido y no se teme cuando los nietos te muestran que son parte de la semilla que uno puso, dan la sensación de continuidad de la vida, como si uno viera crecer los arbolitos que plantó desde chicos en el jardín”.

En tanto, hoy muchas abuelas cuidan todos los días o varias veces en la semana a los nietos porque ambos padres trabajan y al respecto la psicóloga señaló que es importante que las abuelas aprendan a decir "con todo el amor del mundo: 'Hija, yo también necesito un tiempo para mí'".
"El espacio para la abuela también tiene que estar, debe combinar las tareas para seguir siendo mujer, esposa, amante, todo lo que respecta a la esencia de mujer porque tiene proyectos, sueños, erotismo, sexualidad, capacidad intelectual y ganas de completarse como persona", manifestó.
Asimismo destacó que con "ese espacio para mí, las abuelas le enseñan a los hijos y a los nietos que una puede rescatarse del rol para volver a ser María, Juana, Julia, y para que sepan poner límites a los demás y decir no".

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