Gerontología - Universidad Maimónides

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Ya hay casi 3.000 personas que tienen 100 años o más

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Según datos del PAMI, son un 56% más que en 2001. La abrumadora mayoría son mujeres. Dicen que es por el "avance exponencial" de la ciencia y la tecnología. ¿Quiénes pueden llegar a los 100?

Por: Mariana Iglesias
Clarín
Domingo 31, Enero 2010

Activas, alegres y solidarias. Esas características son las que definen a las personas que cumplieron 100 años en Cuba, país de larga trayectoria en la investigación de centenarios. En Argentina también se está comenzando a profundizar el estudio de esta población, porque el crecimiento es enorme: ya hay en el país 2.892 mayores de 100 años, un 56% más que en 2001, cuando había 1.855. Los datos -del Pami- revelan que hay una abrumadora mayoría de mujeres: son el 79%.
Tal vez el número de centenarios aún no sea del todo significativo en una población de 40 millones de personas, pero habría que verlo como la punta del iceberg de lo que ocurre con la expectativa de vida. Según estimaciones hechas en base al último censo nacional, hay en el país un millón de mayores de 80 años, cuando en 2000 había un 40% menos. En el mundo se estima que los centenarios son 340.000. Un estudio de la Universidad de Dinamarca y el Instituto Max Planck de Alemania asegura que el 50% de los chicos nacidos en 2000 en el primer mundo vivirán 100 años, y el 75%, 75 años. "En 1950 se hizo un análisis demográfico en el que se calculaba que para 2050 la población mundial se duplicaría, la de 65 años se multiplicaría por cuatro, la de 85 por diez y la de 100 por cien. A más edad, mayor es el crecimiento proporcional en el conjunto poblacional. Pero este pronóstico se está dando en forma adelantada, en la población mundial y en nuestro país -explica a Clarín Juan Hitzig, médico y profesor de Biogerontología-. Con las mejoras sociales y el avance exponencial de la ciencia y la tecnología, cada vez más gente comenzó a vivir más, y muchos también mejor. Si bien en la historia de la humanidad, aún en las cavernas, hubo centenarios, eran una especie de superhéroes psico-biológicos, capaces de resistir todo tipo de embates. En cambio hoy, con las pastillitas verdes rojas y azules, cualquiera llega a viejo. De manera que los centenarios no son una novedad. La novedad consiste en el gran número en el que se han constituido. El boom de la longevidad es una realidad estadística, el desafío de las ciencias biológicas y sociales es que los años que le agregamos a la vida sirvan para estar más tiempo en el club y no más tiempo en el geriátrico". Hitzig asegura que ser un longevo saludable depende de cinco puntos: la salud y su mantenimiento, el alimento, el movimiento, el pensamiento y el sentimiento.
¿Cualquiera llega a los 100? "Muchos estudios nos indican que los centenarios parecen tener condiciones particulares a nivel psicológico. Llegar a cierta edad no sólo es producto de una genética, sino de condiciones psicológicas y sociales que los hacen más aptos para evitar condiciones de estrés psicológico que puedan incidir negativamente en la longevidad. Hoy sabemos que las personas que logran mantener fuertes propósitos vitales, se sienten útiles, tienen más redes sociales de apoyo, son más optimistas, suelen vivir con menos enfermedad, discapacidad e incluso vivir más tiempo", asegura Ricardo Iacub, psicólogo, especialista en vejez. Y cita a Thomas Perls, de la Boston School of Medicine: "Los centenarios constituyen un grupo selecto de individuos con una historia de envejecimiento lento, y que han dilatado la aparición, o escapado, de la presencia de enfermedades asociadas con la vejez, como cáncer, trastornos cerebro-vasculares, enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad y Alzheimer". Silvia Kanje, de la Asociación de Gerontólogos Argentinos, habla de la importancia del factor socioeconómico, y explica que Argentina "está en la media mundial", aunque aclara que nuestro país no es homogéneo y da el ejemplo de Jujuy, que tiene una población de mayores de 65 años del 5,9%, igual a la del censo de 1895. ¿Qué se puede hacer? Los especialistas dan cuenta de nuevos programas que tratan de acercarse a las necesidades de este grupo, como formadores de cuidadores domiciliarios y centros de día, pero también dicen que hace falta mucho más. "Habría que crear un Plan Nacional que responda a la satisfacción de todos los adultos mayores -dice Kanje-. Hay que saber que la asistencia a la vejez es un deber del Estado sostenido por el grupo familiar". "Creo que en nuestro país hace falta que el sector privado empiece a desarrollar proyectos más específicos para estos grupos", dice Iacub. Y concluye Hitzig: "Vivir más y mejor es el más antiguo de los anhelos de la humanidad. Pero con los adelantos que hemos alcanzado, podemos decir que es el más moderno de los derechos del hombre".

Sólo se trata de renacer
Diana Baccaro
Sostiene Pereira que está viejo para complicarse la vida. Un ventilador de 100 años le alivia los calores y su trabajo como editor del suplemento cultural del diario "El Lisboa", si bien rutinario, lo conforma. De pronto, aparece en su oficina un muchacho que lo enfrenta al espejo de su juventud. Pereira (personificado en el filme por el genial Marcello Mastroianni) le ofrece encargarse de las necrológicas anticipadas de escritores consagrados. Pero el joven quiere cambiar el mundo, y le propone a Pereira rebelarse contra el autoritarismo que azota a Europa. Imposible, dice, pero un impulso vital empieza a recorrerlo. Se tira al mar y nada hacia la boya: su insuficiencia coronaria lo retrasa, pero no lo detiene. El médico le detecta una segunda personalidad, agazapada, y le sugiere que la deje aflorar. La policía, que todo lo espía, nota esos cambios e irrumpe en su casa en busca del joven activista. Lo encuentran, lo asesinan. Ahora Pereira escribe su necrológica. Ya está grande, pero vivo. Decide llenar de astucia sus años: le tiende una trampa a la censura y logra que la noticia salga a la luz. Sostiene Pereira que es hora de escapar, de la policía y de la vejez. Y se va, feliz, rumbo a los escondites de Portugal.

http://www.clarin.com/diario/2010/01/31/sociedad/s-02130521.htm

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