Gerontología - Universidad Maimónides

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La orquesta sin edad

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Son grandes instrumentistas que pasaron los 60,
muchos de los cuales fueron obligados a jubilarse. Una fagotista
se dio cuenta de la pérdida y los convocó. El 19 de febrero tocaron
el primer concierto del 2010 en una iglesia porteña.

“Este proyecto, inédito en su género, pretende combinar la calidad y la experiencia adquirida por los mejores profesionales e incluye el objetivo de contención social y protección de la dignidad de estos adultos mayores aún dispuestos a brindar su talento para el disfrute de terceros”, explica a La Cita
la fagotista Andrea Merenzon, alma mater de la Orquesta Sinfónica Música
Sin Edad.

Música desde el alma, cuenta que la idea nació del dolor de ver a sus compañeros de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires –sus referentes
y profesores obligados a jubilarse “en condiciones ofensivas después
de haber trabajado 40 años”.

Es que desde hace un tiempo, varios de los músicos estables que dependen
de la Ciudad de Buenos Aires comenzaron a ser jubilados, lo que les quitó la posibilidad de tocar ya que sus especialidades requieren, en su mayoría, de una orquesta. “Muchos recurrieron a abogados y eso los hizo sentir como si hubieran cometido un delito.

Esa imagen –confía la fagotista- me resultó sumamente dolorosa y esto motivó mi necesidad de hacer algo, porque no sólo están en perfectas condiciones para seguir tocando, sino que cuentan con algo muy valioso: la experiencia adquirida”. Así, Merenzon fue convocando amúsicos conocidos, a quienes les pidió que hicieran extensiva la propuesta. La rueda comenzó a girar y los instrumentos se fueron sumando. A la cabeza de la orquesta, Andrea puso a Alberto Merenzon, alguien que conoce muy bien como músico, era su profesor, y como persona, es su padre.

“El fruto de la creación de la orquesta es tanto para los oyentes como para sus integrantes, dado que los ensayos y conciertos son considerados lugar de encuentrode pares generacionales”, piensa la fagotista.

El primer concierto de la orquesta fue en noviembre en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Medrano y Mansilla, donde el 19 de febrero volvieron a deleitar. “Se notó mucho la experiencia de los músicos a la hora de armar el repertorio. Elegimos ‘Réquiem’ de Mozart, que es una obra complicada, pero después de un par de ensayos ya sonaba perfecta. Ese día fue maravilloso, muchas personas quedaron afuera del templo y los músicos estaban felices, tocaron como nunca”.

Andrea Merenzon aprendió a tocar el fagot en su infancia, incentivada por su padre, quien también es fagotista. A los 17 años ya formaba parte de algunas orquestas lo que le permitió independizarse económicamente y ese camino la llevó a perfeccionarse en el exterior.

Durante años se ha presentado en recitales y como solista llegó atocar en Francia, Islandia, Uruguay, Brasil, Panamá, Chile, México, EEUU, Canadá, Turquía y Rumania y recibió innumerables premios. En 1987, ya radicada en Argentina, ingresó a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, grupo en el que sigue en la actualidad.





A la par,hace unos años dio vida ala Fundación para el Desarrollo de la Cultura y el Arte (Fundecua), desde donde “entendemos que la cultura, el arte y la música, en particular, son herramientas de inclusión y contención social para grupos sociales vulnerables”.

Con esta idea, Fundecua organiza el EncuentroInternacional de Orquestas Juveniles, en la que participan grupos musicales integrados por jóvenes que viven en situación de vulnerabilidad social y fueron capacitados por la organización. De hecho, la formación de la orquesta de mayores fue convocada por Andrea desde el Programa Música Sin Edad que es una de las patas fundamentales en que se apoya la actividad de Fundecua.

“Creo que los mayores tienen muchísimo para dar y están totalmente desaprovechados. Es de ignorantes desaprovechar la sabiduría que solamente otorgan los años de experiencia. Por eso, la intención de esta orquesta, además de compartir con la audiencia la belleza que los grandes compositores es la de movilizar la mirada de los jóvenes y de los adultos hacia la problemática de la tercera edad, reclamar atención y contención. Es, de alguna manera, una forma creativa de protestar contra la ignorancia”.


EL DIRECTOR

UNA IDEA SIN ANTECEDENTES

Alberto Merenzon, director de la Orquesta Sinfónica Música Sin Edad, hacía 14 años que se había jubilado cuando recibió la propuesta. “La idea es única, tal como está planteada no tiene antecedentes, y ocupa un espacio experimental jamás intentado”, afirma.

Además del alto nivel profesional de los músicos convocados, Merenzon padre destaca “el profundo amor a la profesión” que todos los miembros de la orquesta tienen. “Trabajar con ellos, sin limitaciones de tiempo y espacio, fue un verdadero placer y un privilegio para quien, como en mi caso, pudo participar de esta experiencia”.

El músico comenzó a tocar el fagot en 1948 y cuatroaños después se recibió en el Conservatorio Municipal Manuel de Falla. En1950 ya había ingresado por concurso a la Banda Sinfónica de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, y en 1951 - también por concurso - a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. “He tenido muchísimos momentos que me llenaron el alma de felicidad. He tocado o dirigido más de 4.500 conciertos entre sinfónicos y de cámara, en nuestro país y en el exterior y puedo asegurar que cada uno de ellos fue una experiencia única e irrepetible. El haber trabajado con directores de la talla de Zubin Metha, Leonard Bernstein, Claudio Abbado,Otto Klemperer me llena de felicidad”.



LA VIOLINISTA

LA MUJER QUE TOCO CON STRAVINSKY

María Elena Zapata seretiró de la Orquesta Filarmónica del Colón hace más de 10 años pero nunca dejó de tocar. Aún así, cuando recibió la propuesta de parte de Andrea Merenzon le pareció una “idea brillante”. “La presentación de la Orquesta Sinfónica Música sin Edad fue muy emocionante para mí porque luego de años volví a hacer música con colegas de otras orquestas de larga trayectoria”.

“La ventaja que tiene esta orquesta sobre las demás es que todos tenemos una amplia experiencia en la materia, por lo que todas las dificultades técnicas y musicales se resuelven en mucho menor tiempo de ensayos”, afirma.

A los 7 años María Elena ya estudiaba violín, pero cuando cursaba el último año del Conservatorio Nacional tuvo la obligación de estudiar viola. “Inmediatamente me fascinó su sonido. Cuando finalicé el conservatorio opté por la viola, instrumento con el cual hice toda mi carrera”.

En 1954 ingresó a la Orquesta Juvenil de Radio Nacional, fue solista de la fila de viola y luego concursó en el Teatro Argentino de La Plata, donde estuvo cuatroaños.Luego vino la Orquesta Filarmónica del Teatro Colón, donde se jubiló después de 30 años.

“Las buenas anécdotas que viví son muchas. Quizás una de ellas es haber tocado con el maestro Igor Stravinski, fue realmente una experiencia fenomenal. Además del honor de haber tenido directores como Peter Maag, Charles Dutois, Vandernoot o Pierre Dervaux”, recuerda.

“Cada actuación es un momento especial, único.Nunca percibí mi profesión como un trabajo, sino que siempre lo viví como parte de mi vida. Reconozco que he sido una privilegiada al tener como medio de vida una profesión que elegí y que me dio -y me sigue dando- muchísimas satisfacciones”.

www.musicasinedad.com.ar

http://www.lacita.info/secciones/nota_tapa67.html

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