Gerontología - Universidad Maimónides

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Adultos Mayores.Algunos aspectos demográficos y sociosanitarios

En el siglo XXI la población mundial envejecerá más aún, pues se prevé que la natalidad siga descendiendo y que la mortalidad continúe siendo baja.

POR LEONARDO STREJILEVICH
Jueves, 25/02/2010

Publicado por mayoresenmovimiento


Cada vez hay mayor longevidad que es alcanzada por un grupo de población proporcionalmente más numeroso.En el siglo XXI la población mundial envejecerá más aún, pues se prevé que la natalidad siga descendiendo y que la mortalidad continúe siendo baja. Por lo tanto, habrá menos niños y la gente vivirá más años; tal vez en el año 2050 el número de adultos mayores en el mundo alcance el 22%. Si se cumplen las predicciones, uno de cada cinco habitantes del planeta tendrá más de 65 años a mediados del siglo XXI; es ésta una verdadera revolución demográfica.

El envejecimiento humano es un fenómeno universal, inevitable y por lo que se ve irreversible. No sólo es cuestión deseable el vivir muchos años, sino que la larga vida transcurra con una capacidad funcional y una calidad de vida adecuada.

El buen envejecer, el envejecimiento exitoso, consiste en poder sobrellevar la discordancia entre lo que se es y lo que parecemos ser; poder aceptar que uno se siente joven pero que el cuerpo envejece y se deteriora. El adulto mayor se encuentra en un momento vital en el que se torna vulnerable ante los cambios en el medio. Los ingresos económicos merman debido al cese o disminución de la capacidad laboral lo que dificulta la satisfacción de las necesidades básicas sobre todo en nuestro medio.


A esto se suma, en nuestro extenso país, la inexistencia de servicios especializados en cada localidad, la falta de accesibilidad geográfica o económica a los servicios, así como la inaccesibilidad a los servicios privados por las mismas razones expuestas.

Tampoco tenemos una masa crítica de recursos humanos tecnoprofesionales con conocimientos y experiencia en la asistencia, atención integral, cuidados y rehabilitación de adultos mayores. En Argentina, hay pocos programas priorizados de carácter institucional dirigidos a la atención de esta enorme población de adultos mayores; por suerte para todos, las condiciones de salud de la población adulta mayor es buena a muy buena en poco más del 80 % de los casos.

El estado de salud está influenciado por las características de la dieta básica, los patrones culturales y costumbres, las posibilidades económicas, la accesibilidad para la adquisición de los alimentos, el nivel de instrucción escolar y de salud, que son algunos de los condicionantes para la esperanza de vida y determinantes en la calidad de vida del adulto mayor.

Es conocido el hecho de que en los adultos mayores aumenta la incidencia de enfermedades crónicas como aterosclerosis, cardiovasculares en general, diabetes, cáncer, demencias. Aunado a los cambios biológicos y la presencia de enfermedades, algunos adultos mayores tienen que enfrentarse a problemas sociales, psicológicos, físicos y económicos.

El desequilibrio biopsicosocial y físico, se identifica con un estado de enfermedad y en consecuencia se desarmoniza la calidad de vida; por cuanto, cuando el adulto mayor tiene calidad de vida, ésta lo conduce a mayor expectativa de vida. En el proceso de envejecimiento, ocurren cambios anatómicos en todos los órganos, tejidos y sistemas del cuerpo humano. Algunos de estos cambios van acompañados de cambios fisiológicos como las alteraciones del sistema inmune y del aparato digestivo, entre otros.

También los requerimientos de energía disminuyen conforme la edad avanza. Muchos adultos mayores están en estado de malnutrición proteico calórica (ingestión reducida de alimentos o aumento de los requerimientos de ellos), que acompañan o no a procesos tumorales, infecciosos y enfermedades autoinmunes.


Entre los 60 y 90 años la ingesta disminuye en una cuarta parte. La dieta de un adulto de aproximadamente 75 años debe contener entre 1.600 y 2.400 calorías, además del suministro de proteínas de primera clase, minerales y vitaminas adecuados. Un tercio de las personas mayores de 65 años presentan algún déficit nutricional y el por ciento de pacientes institucionalizados desnutridos y anémicos también se encuentra elevado.

Al pasar los años la capacidad de absorción del intestino delgado va disminuyendo como consecuencia de la atrofia en sus vellosidades, por lo que algunas enzimas digestivas reducen su acción. La manera de alimentarse de cada persona es un reflejo no sólo de los hábitos aprendidos, sino también de la propia forma de pensar.

Todas las personas mayores tienen, para bien o para mal, hábitos establecidos de comida que se han consolidado con el paso de los años. Las preferencias al comer terminan por formar parte de la forma de ser y no se cambian con facilidad a edades avanzadas.

Las personas mayores corren un mayor riesgo de presentar deficiencias nutricionales generadas por problemas físicos, sociales y/o emocionales que interfieren con el apetito o alteran la capacidad para adquirir, preparar y consumir una dieta adecuada.

Las enfermedades en el adulto mayor son sindromáticas y de presentación atípica que se manifiestan por síntomas y signos inespecíficos (depresión sin tristeza; infección sin leucocitosis, fiebre ni taquicardia; abdomen agudo silente; enfermedad maligna silente; masa intracraneana ocupante de espacio sin déficit neurológico; infarto de miocardio sin dolor,; edema pulmonar sin disnea; trastornos tiroideos con depresión; etc. por ello hay adultos mayores sanos (la mayoría para su edad), enfermos, de alto riesgo, inmovilizados y frágiles.

El adulto mayor enfermo se reconoce como paciente geriátrico con polienfermedad y polifarmacia, al que la evolución natural le va a conducir a la invalidez y dependencia; cuya asociación con problemática mental y/o social agrava la situación y marca el paso a la evolución.

El proceso del envejecimiento no es una enfermedad; en principio, es una condición temporal y concretamente una forma de tener en cuenta el tiempo y la consecuencia del paso del tiempo en el individuo, es decir, a la edad; con frecuencia se considera que es la edad cronológica del individuo la que marca la vejez.

Hay jóvenes viejos, que abarcaría de los 55 a los 75 años y la de viejos que se situaría a partir de los 75 años. La vejez se suele ver como un problema, no por ella en sí misma, sino más bien por las incapacidades a las que se asocia.

Se establece un conflicto para mantener la independencia y la confianza en uno mismo, al mismo tiempo que se debilitaba el cuerpo. El adulto mayor tiene una menor capacidad de enfrentar los desafíos externos, lo cual hace que sea más vulnerable y tenga mayor riesgo para diversas enfermedades e infortunios de diversa índole. Una vida con calidad significa para el adulto mayor, un encuentro entre el reconocimiento de sus necesidades y la búsqueda eficaz de su satisfacción.

Cualquier persona y en especial los adultos mayores tienen necesidades objetivas y subjetivas que permite decidir que puede haber un estado de carencia o de necesidad no satisfecho, aún cuando las personas afectadas no sientan esta carencia o no la manifiesten.

Calidad de vida se define como un proceso multifactorial, de carácter primariamente individual y subjetivo, que es la resultante del estado de salud del individuo más el grado de satisfacción con su vida sin obviar los patrones de conducta de la sociedad en la cual él se desarrolla. Es la percepción del individuo sobre su posición en la vida dentro su contexto cultural y el sistema de valores en el que vive, expectativas, normas y preocupaciones.


Es un concepto que engloba la salud física, el estado psicológico, el nivel de independencia, las relaciones sociales, creencias personales y la relación con las características sobresalientes del entorno. La calidad de vida se expresa a través de las conductas que el adulto mayor tiene para sí mismo y para con la comunidad. La vejez marca el ingreso al mundo del tiempo libre como ruptura de las obligaciones, donde concurren al mismo tiempo posibilidades como dificultades.

En resumen, calidad de vida del adulto mayor es la resultante de la interacción entre las diferentes características de la existencia humana (vivienda, vestido, alimentación, educación y libertades humanas); cada una de las cuales contribuye de diferente manera para permitir un óptimo estado de bienestar, teniendo en cuenta el proceso evolutivo del envejecimiento, las adaptaciones del individuo a su medio biológico y psicosocial cambiante, el cual se da en forma individual y diferente; adaptación que influye en su salud física, fallas en la memoria y el temor, el abandono, la muerte, la dependencia o la invalidez.

Fuente: http://www.elintransigente.com/notas/2010/2/25/editoriales-37405.asp

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