Especialistas advierten, con preocupación, que crecen los casos de ancianos adictos a drogas legales, como tranquilizantes, e ilegales, como marihuana. Sí, aunque parezca extraño, afirman que suele observarse con frecuencia a abuelos compartiendo un “porro” con sus nietos
Rosarionet
08/03/2010
No se trata de una reacción al fallo de la Corte Suprema de Justicia -que en agosto pasado despenalizó la tenencia de pequeñas cantidades de cannabis para consumo personal- sino un proceso cultural que incluso se replica en otros países, como Estados Unidos.
El presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA), Claudio Izaguirre, confirma esta tendencia, y subraya que en nuestro país también crece la adicción a los medicamentos por parte de los adultos mayores.
A diferencia de otras épocas, el fenómeno se visibiliza cada vez más e incluso es replicado por la industria cultural. La novela “Más respeto, que soy tu madre”, que primero se publicó en internet y hoy es un suceso en el teatro -en una obra donde descolla Antonio Gasalla- tiene como protagonista a una sacrificada ama de casa, que debe lidiar con un marido desocupado y un suegro que fuma “porro terapéutico” junto a un nieto adolescente.
Izaguirre remarca el aumento de casos de abuelos que fuman marihuana “convencidos por sus nietos que, tomándolo como una gracia, les dicen que los hará estar más tranquilos o no sufrir dolores de huesos, por ejemplo”.
Según analiza, “adolescentes y jóvenes incitan a sus abuelos a consumir marihuana para uso médico, a fin que evitar dolores propios como la artritis.
Muchas veces toman las pastillas que ingieren normalmente y también fuman porros”.
En este contexto, los ancianos también accederían a fumar marihuana como una excusa más para compartir tiempo junto a sus nietos. “El problema es que en este país no hay lugares destinados a tratar este tipo de adictos. Porque el consumo de esta sustancia les cambia la forma de percepción y tienen problemas familiares. Sus hijos se encuentran con una criatura de 75 años”, comenta Izaguirre.
En este sentido, el titular de la AARA sostiene que “la consecuencia es que, bajo los efectos de la droga, el anciano tiene más posibilidades de sufrir caídas por mareos, con el riesgo de que se rompan los huesos. Además, la marihuana anula los efectos de los medicamentos que toma la persona. Y como además es un fuerte depresor, puede producir en algunos adultos mayores cuadros de depresión, lo que aumenta la posibilidad de suicidio”.
Un boom en Estados Unidos
El uso de la droga ilícita más popular de los Estados Unidos es cada vez más frecuente entre los ancianos, que fueron protagonistas del llamado “descontrol de las décadas de 1960 y 1970” en ese país. El porcentaje de personas mayores de 50 años que admite usar marihuana subió del 1,9% en el 2002 al 2,9% en el 2008, según estudios de la Administración de Abusos de Sustancias y Servicios de Salud Mental (Substance Abuse and Mental Health Services Administration).
El incremento fue particularmente notable entre las personas de 55 a 59 años: se triplicó, del 1,6% en el 2002 al 5,1%. Muchos estudiosos pronostican que esos porcentajes seguirán aumentando a medida que envejece la generación de los ‘’baby boomers’’ de postguerra, que abarca a los nacidos entre 1945 y 1964. Muchos miembros de esa generación nunca tuvieron nada contra la droga e incluso la consumieron años atrás.
Algunos la siguieron usando, mientras que otros la dejaron de lado y ahora vuelven a consumirla por placer o para combatir los dolores asociados con la edad. Quienes proponen la legalización de la marihuana creen que la popularidad del cannabis entre los ancianos podría ser un elemento importante con miras a su aceptación.
Numerosos ancianos afirman que se han reencontrado con la droga luego de estar muchos años alejados de ella y que la droga alivia muchos males de la edad. Quienes sufrían dolores horribles causados por la artritis y problemas en la columna, cansados de probar todo tipo de medicinas, sin éxito, ensayaron con marihuana y afirman sentirse aliviados. Incluso dicen que duermen mejor.
No obstante, los expertos advierten que la marihuana puede causar mareos y caídas entre los ancianos, aumenta las posibilidades de problemas cardíacos y puede causar trastornos cognitivos.
Las legales se consumen más
Pero el consumo de cannabis es ínfimo si se lo compara con el volumen de drogas legales que utilizan regularmente los adultos mayores. Y en este segmento resulta preocupante el consumo excesivo de psicofármacos en nuestro país. En este sentido, Izaguirre alerta por el consumo sin control de calmantes en este segmento de la población.
“Por un lado, están los que, al no poder dormir de noche porque descansan largas siestas, le piden al médico algún relajante, y luego no pueden dejar de tomarlo”, señala Izaguirre, y continua: “también se da en los geriátricos, donde duermen a los ancianos para que no molesten”.
Por su parte, Marcelo Peretta, titular del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Argentina, también advierte sobre la ingesta excesiva de psicotrópicos en la tercera edad. “Se estima que 9 de cada 10 adultos mayores de 65 años toman psicofármacos. Es indudable que no todos lo necesitan.
Están sobreindicados, sobreconsumidos, por lo que se crea en las personas un hábito que termina siendo nocivo”.
Peretta considera que “la demanda proviene de personas que no duermen, o están ansiosas. Obviamente con la edad hay trastornos que deben ser corregidos. Pero no son todos los casos. La industria farmacéutica cada 5 años introduce un nuevo psicofármaco, ahora está de moda el rivotril. El marketing presiona sobre los médicos y farmacéuticos, hay un estímulo para indicarlo.
Incluso hay falsificación de recetas para conseguirlos o muchas veces las secretarias de los médicos son las que llenan las recetas. La pregunta que cabe hacerse es si la mayoría de los adultos mayores están enfermos o si en realidad hay un sobreuso del fármaco”.
QUE SE DIJO
“Están los que, al no poder dormir de noche porque descansan largas siestas, le piden al médico algún relajante, y luego no pueden dejar de tomarlo. También se da en los geriátricos, donde duermen a los ancianos para que no molesten”. (Claudio Izaguirre, presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina).
“Se estima que 9 de cada 10 adultos mayores de 65 años toman psicofármacos. Es indudable que no todos lo necesitan. Están sobreindicados, sobreconsumidos, por lo que se crea en las personas un hábito que termina siendo nocivo”. (Marcelo Peretta, titular del Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Argentina).
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