"Tengo familia, cariño, compañía. Acá tengo todo lo que necesito." Gladys Ferreira vive sola pero encontró, a los 78 años, una familia numerosa. Sus nuevos familiares son los casi cien mujeres y hombres que asisten cada día al Hogar de Día para Abuelos Santa Ana y San Joaquín.
El hogar está en Flores y pertenece a la organización Mensajeros de la Paz, que, con sede en más de 30 países, busca mejorar la calidad de vida de los sectores más vulnerables.
La mitad de los que se acercan duermen en la calle pero pasan allí sus mañanas y sus tardes. Allí se bañan, lavan y planchan su ropa, duermen, leen o miran televisión. "Esta es su casa", sintetiza el director del hogar, Hugo Cattoni.
Abrió sus puertas en 2002. "Nuestro trabajo este año apunta a la reinserción del hombre de la calle con su familia. El 20% se reencontró con los suyos", explicó Cattoni.
"Queremos armar microemprendimientos para que esta generación, de 55 a 70 años, que está muy activa, pueda generar actividades", señaló Cattoni. Ya tuvieron un curso de hornos de barro y otro de huerta orgánica. "Por ahora practicamos en cajones con tierra. Pedimos al gobierno de la ciudad que nos ceda el terreno baldío de acá al lado para organizar una huerta, pero no tuvimos respuesta", confesó el director.
Pero el curso que le cambió la vida a todos es, sin duda, el de computación. "Nos alcanzaba con que aprendieran a usar el Word y, como máximo, que abrieran una cuenta de e-mail , pero se engancharon de tal manera que chatean y después se comunican con los voluntarios extranjeros que pasan por acá -contó Cattoni-. A los que están solos les cambió la vida."
Con varias actividades, como talleres de risoterapia, musicoterapia o teatro, se proponen que dejen atrás la visión negativa de la vejez para pasar a una actitud positiva que mejore su calidad de vida. "Los resultados nos sorprenden a nosotros. Algunos se sienten tan bien que los médicos les sacan la mitad de los remedios", comentó Cattoni.
Otro eje importante es la valorización de ellos mismos. "El primer concepto es el respeto a la persona. No nos enojamos, acá hay mucha alegría", reconoció. Y contó que celebran los actos patrios y las fechas importantes. El abanderado es elegido por sus compañeros.
La necesidad más grande del hogar son los voluntarios y las computadoras, a partir de la repercusión que tuvo el curso. También piden sillones, artículos de limpieza y 32 metros cuadrados de madera para hacer un entrepiso donde poner camas para que descansen los abuelos que viven en la calle. Su teléfono es el 4613-6769 y su e-mail es santaanaysanjoquin@mensajerosdelapaz.org.ar o hugocattoni@hotmail.com
Mensajeros de la Paz tiene, además de este hogar de día, un centro en la zona de Once que recibe chicos de la calle, un hogar para niños en el barrio de Caballito y uno para chicas en Longchamps.
"Es increíble cómo nos contienen. Nos sentimos realmente personas", asegura Irma Hernández, de 87 años. Después de tener un accidente cerebrovascular, ella sintió más que nunca el apoyo de sus compañeros: "Cuando me venía abajo, me levantaban", dijo.

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