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El boom de las modelos maduras

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En Estados Unidos, las mujeres de más de 50 años tienen cada vez más protagonismo en el mundo de la publicidad y son requeridas por firmas de moda

Por Michael Winerip
The New York Times
La Nación
Sábado 22 de mayo de 2010

Juliette Branker, de 53 años, tiene dos trabajos. En su empleo como agente de atención al cliente,en la tienda Lowe´s de artículos para el hogar y de jardinería, en Garden City de Nueva York, hace funcionar un montacargas, junto con una carretilla para pasillo estrecho y una recogedora de pedidos. Hace algunos días, ella descargó 20 pallets de cobertura para suelo ("la cobertura para suelo es muy esponjosa, tienes que conducir lentamente o se te caerá encima") y luego hizo 18 pallets de material de construcción para patios. En el invierno, utiliza una motosierra para talar árboles de Navidad para los clientes y, cuando llega la primavera, ofrece consejos de plantación en la tienda de jardinería.

En su segundo trabajo, como modelo para la agencia Ford, apareció en el programa estadounidense Today en cinco ocasiones. "Un trabajo soñado", dijo. "Te envían un automóvil, te alimentan, te pones esta ropa hermosa, caminas durante aproximadamente dos segundos, te lleven a casa y ganas 800 dólares por vez".
Ella también apareció en el rol de experimentada inversora de negocios en una publicidad de televisión para Edward Jones (con una ganancia de 10.000 dólares, más derechos residuales); como viajera del mundo que hablaba seis idiomas para American Express; como madre cálida y resplandeciente de un niño de 7 años, para Hallmark; fue la cara de los productos Weleda para el cuidado de la piel; y se la vio como una mujer de mediana edad que obtiene alivio para su artritis reumatoide, gracias a Cimzia.
A Branker le encantaría ser modelo de tiempo completo. Pero ya que es nueva en el mundo de las modelos (fue descubierta hace dos años mientras tomaba clases de salsa en los Stepping Out Studios, de Manhattan), decidió mantener su empleo de 35.000 dólares al año en Lowe´s. Sin embargo, se considera afortunada. "Nunca me hubiera imaginado empezar a modelar a los 51 años", comentó.
Su nueva carrera es un reflejo de los cambios tanto en el mundo de las modelos como en el público que se toma como objetivo. "Está la población del baby-boom que envejece y que todavía tiene enorme poder adquisitivo", dijo Paulette Ellison, supervisora de la división clásica de Ford, que cuenta principalmente con modelos femeninas mayores de 40 años. "Ese sector de la población debe ser retratado de una manera diferente".
Hace mucho tiempo que la agencia Ford emplea modelos de mediana edad "clásicas", pero no fue sino hasta hace dos años que los números fueron lo suficientemente grandes como para que la agencia creara una división independiente. A mediados de la década de 1980, según Patty Sicular, directora de archivos de Ford, la agencia tenía 12 modelos clásicas en Nueva York; a mediados de la década de 1990, contaba con 18. Ese número ascendió a 40 en 2008 y, en la actualidad, son 54 (una señal de que a pesar de la Gran Recesión, quienes nacieron en la época del baby-boom continúan teniendo más poder adquisitivo que la mayoría de la población).
A principios de la década de 1980, cuando Sicular se unió a Ford, trabajó con las estrellas jóvenes, la división de adolescentes y mujeres de 20 y algo (conocida como la alta junta de dinero y estilo de vida deslumbrante) y recuerda que la división clásica era considerada la escoria. "Ellas eran básicamente las sobras, de gran tamaño, viejas, las modelos que mostraban sólo partes del cuerpo: las que hacían manos, piernas, pies". A mediados de la década de 1990, las primeras baby boomers cumplieron 50 años, Sicular se hizo cargo de la división clásica, eliminando lo inservible y presionando para obtener mejores trabajos. "En aquellos días, éramos tratadas como ciudadanas de tercera clase", relató. "Me peleaba con los clientes; exigía más respeto, más dinero, mejor ropa. Con el tiempo, empezó a ser más fácil".

El cambio radical lo marcó el éxito de Cindy Joseph, quien firmó su primer contrato como modelo a los 49 años, con Ford, en 1999. Durante 25 años antes de eso, Joseph había sido una reconocida maquilladora, viajaba por el mundo trabajando con Cindy Crawford, Naomi Campbell, Susan Sarandon, Willem Dafoe. Incluso entonces, era conocida por su belleza natural, por su largo pelo gris y porque nunca, dijo, se hizo ni un pequeño pellizco de Botox ("Jamás lo haría, de ninguna manera"). Fue descubierta en la calle, en Greenwich Village, por un agente de casting que trabajaba para el fotógrafo de moda Steven Meisel. Él la contrató para una campaña de Dolce & Gabbana, el diseñador de moda italiano, y desde entonces su carrera se disparó: Liz Claiborne, DKNY, Olay, L.L. Bean, Target.
En varias ocasiones, su imagen apareció en las carteleras de Times Square a cuatro pisos de altura. Howard Schatz la fotografió desnuda, para un folleto de productos farmacéuticos, para una portada de la revista Time (en silueta) y para un libro. A mediados de la década de 2000, fue destacada en revistas y en televisión como la precursora de una nueva tendencia, una modelo de mediana edad que triunfaba.
Joseph, quien tiene un hijo de 40 años y una hija de 36 años, dijo que en su mejor año ganó 280.000 dólares. Ahora, a los 59 años, de alguna manera ella es víctima de su éxito. "Yo solía ir a entrevistas, y había tres de nosotras", dijo. "Ahora puede haber 10, y a veces una sala llena. Con más mujeres de mi edad en el negocio, estoy trabajando menos".
Es también la edad. "Diez años después, me veo más vieja", contó. "Me llaman, me doy cuenta que quieren ver si todavía tengo esa cualidad juvenil. Ahora soy un poco más madura, con unas cuantas arrugas más, y más pelo gris". Se dio cuenta de que es demasiado vieja para interpretar a una mamá, pero demasiado joven para ser una abuela en un anuncio de productos farmacéuticos. "Entro, y hay un montón de viejecitas".
Recientemente, ha estado haciendo publicidad y trabajo de catálogo para Macy´s y ha lanzado su propia línea de cosméticos, llamada Boom. "En vez de antiedad, digo que es pro edad. La idea es que la mujer se puede ver bella sin tener que verse más joven".

A diferencia de Branker y Joseph, Joy Bell, de 53 años, tenía una de esas carreras deslumbrantes de alta moda en sus 20 y 30 y algo. Vivió y trabajó en Italia, París, Londres y Nueva York; viajaba en avión a las islas griegas para realizar sesiones de tres días; fue fotografiada por Irving Penn; hizo producciones fotográficas para Vogue italiana y Harper´s Bazaar. Y entonces, a los 30 y algo, todo se detuvo. "Yo era demasiado vieja para un mercado", dijo, "y el siguiente mercado aún no existía". Pasó 18 meses en la telenovela Another World ("Yo era una malvada"), trabajó como fotógrafa y fue directora de oficina de un fondo de cobertura.
En la década de 2000, se percató del trabajo de Joseph. Empezó a correr (adelgazó de un talle 12 a un talle 8) y habló con Ford sobre la posibilidad de modelar de nuevo. "Me dijeron: hay un mercado ahora para tu edad´", relató. "Fue una patada en mi costado ambicioso; ¿cómo puedo aprovechar esto?"
Aunque ella no gana la cantidad de dinero que ganaba a los 20 y algo, esta vez, dijo, "Yo tengo un buen ingreso, sólido".
En 2005, fue una de las tres modelos de la portada de la revista Time para el artículo "¿Crisis femenina en la mitad de la vida?"
Ella había sido contratada a los 30 años por la agencia Gotham para ser la cara de Oil of Olay cosméticos (como se los conocía entonces) y, 20 años después, Gotham la usó una vez más para una campaña de cosméticos Maybelline en esta ocasión, como la hermana mayor de Christy Turlington. "No tuve ningún problema con eso", dijo.

Ella trabaja de manera diferente ahora. En una sesión de fotos para la ropa de Cavi, en California, tuvo que posar todo el día en tacos muy altos al estilo Jessica Simpson. "A mi edad, eso es duro para la espalda", señaló. Para entrenar, en los días previos, cuando aún estaba en su casa, siguió un régimen prolongado de estiramiento para la zona alta y baja de la espalda, piernas y caderas, y corrió todos los días. Después de cada día de rodaje, se preparaba un baño de inmersión con sales de Epsom y estaba en la cama a las 23. En vez de irse a casa la noche del día en que terminó el trabajo, se quedó una noche más y viajó a la mañana siguiente. "Después de un día de trabajo, si me siento en un vuelo nocturno durante seis horas, vuelven los problemas de espalda".
Muchas de las poses que solía hacer cuando era joven ya no son apropiadas. "Solía hacer muchos saltos; no es lo que quieren de mí ahora", dijo. "Cuando era joven, querían un look más pasivo, más maleable. Eres el producto del fotógrafo. Ahora buscan una actitud confiada, dos pies firmes en el suelo. Está en los hombros, la forma en que te paras. Es un look tú sabes quién eres ".
Cuando se le preguntó si tuvo ayuda para saber modelar a mediana edad, dijo: "La verdad es que no. Somos la primera generación que pasa por esto. Nuestras madres no tuvieron estas oportunidades. Así que simplemente tenemos que descifrar esto nosotras mismas a medida que avanzamos".
Traducción de Angela Atadía Borghetti

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1266811