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¿Las últimas en ocuparse de su salud?

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La sobrecarga de roles que suele tener la mujer actual la lleva a postergar sus controles.

La Voz
16.06.2010

¿Son las mujeres las últimas de la cola a la hora de cuidar su salud y recibir atención médica en forma adecuada y oportuna?
Sobrecargadas con múltiples roles (madre, esposa, profesional o trabajadora, ama de casa, hija...), con niveles de estrés en aumento, y escaso o nulo tiempo para ellas mismas, la realidad indica que demasiadas mujeres prestan a su propia salud mucha menos atención de la que sería prudente. Y muchísima menos de la que le dan a la salud de sus hijos e incluso también a las de sus parejas.
Fatiga crónica, somatizaciones diversas, desinterés, y trastornos funcionales, además de enfermedades cardiovasculares que antes se vinculaban casi exclusivamente al sexo masculino, son algunos de los padecimientos que sufren las mujeres, muchas veces en silencio y sin consultar a tiempo.
"Lo que pasa es que el estilo de vida de las mujeres ha cambiado, y como consecuencia de esto las enfermedades aparecen antes y con formas más graves", advierten la cardióloga María Amelia Isa, y la ginecóloga Amelia Farré, médicas del Instituto Modelo de Cardiología de Córdoba.
El estrés; el hábito de fumar; los cambios en la alimentación vinculados al estilo de vida y a las extensas jornadas (que redundan en el aumento de la ingesta de comida chatarra o al paso, y de mayor cantidad de grasas y sodio); el sedentarismo; y el mayor uso de anticonceptivos orales están entre las principales causas de los padecimientos femeninos, alerta Isa.
"Estos son todos engranajes que normalmente se dan juntos, y que tienen la enorme contra de que cada uno va potenciando al otro, porque la presencia de un solo factor no sería tan nociva", explica.
La cardióloga ejemplifica con algo que muchas veces se ignora: el hábito de fumar sumado a los anticonceptivos orales es muy peligroso porque potencia la capacidad de la sangre de formar coágulos y producir una trombosis, en especial a partir de los 35 años.
Males del corazón al acecho. Como consecuencia del "mix" que no le falta a casi ninguna "mujer moderna", por estos días es usual que desde los 40 años empiecen a aparecer pacientes mujeres con hipertensión arterial, glucemia alta, síndrome metabólico (diabetes, sobrepeso y aumento del perímetro de cintura), señala la médica.
"Y lo mismo pasa con la enfermedad coronaria, que antes era claramente una patología posmenopáusica, que se veía básicamente en mujeres de alrededor de 55 años, y que ahora la encontramos en pacientes de 40 a 45 años", indica.
Con respecto a la enfermedad cardiovascular, además, se considera que la mujer está protegida hasta la menopausia por las hormonas.
"Y eso es verdad. Pero el problema es que los cambios en el estilo de vida de las mujeres están haciendo que la protección hormonal ya no alcance", explica la cardióloga, quien admite que muchas veces los mismos médicos minimizan a las mujeres como pacientes cardiovasculares, porque consideran que están menos expuestas que los varones a padecer este tipo de enfermedades.
Ni al ginecólogo. Pero a pesar del riesgo aumentado que hoy tienen, las mujeres no consultan al médico todo lo que debieran, y muchas veces ni siquiera se hacen tiempo para exámenes preventivos de rutina. "Y esto incluye los exámenes ginecológicos", advierte la ginecóloga Farré.
Porque aunque en general se supone que las mujeres se hacen al menos un control de este tipo al año, la realidad de los consultorios y de las estadísticas es bien diferente.
Los datos de Apross -la obra social de mayor envergadura de Córdoba- son elocuentes: casi la mitad de las mujeres que debiera hacerse una mamografía anual no cumple con ese control. En concreto, cuatro de cada 10 de ellas no lo hacen.
"Un estudio del Celsam muestra que el 35 por ciento de las mujeres no se hace el control ginecológico anual; que un 15 por ciento nunca fue al ginecólogo; que el 13 por ciento acudió cada dos años o más; y que el siete por ciento sólo fue para el parto", precisa a su vez Farré.
"Es que lo que en realidad hace la mayoría de las mujeres son controles obstétricos, también para cuidar 'a otro' y no tanto a ellas mismas", opina Isa. Y como las que se controlan, muchas veces al único médico que van es al ginecólogo, "éste debe pesquisar los factores de riesgo", alerta Farré.
Encontrar un espacio propio. Para la cardióloga, al margen de lo estrictamente físico -que debe controlarse en forma periódica- es esencial que la mujer prevenga el estrés, que funciona como un desencadenante del malestar.
"El estrés se puede manifestar en síntomas somato funcionales, como colon irritable, dolores musculares generalizados, cansancio crónico, disfonías crónicas, dispersión mental, que en general se toma como falta de memoria a pesar de que no lo es", detalla la médica.
Para la cardióloga, a pesar de que no resulte fácil, la clave es que la mujer encuentre un espacio propio "para hacer lo que ella quiera".
"Los varones siempre se hacen un rato para jugar al fútbol o al básquet. Las mujeres también necesitamos un espacio para el entretenimiento", señala, y enfatiza que hay que aprender a "soltar" responsabilidades y a pedir ayuda.
"Además, no hay que postergarse, justamente por todas las personas y las cosas que dependen de las mujeres", advierte.
Y para enfrentar los múltiples roles sin morir en el intento, se anima a dar un consejo práctico: concentración extrema en lo que se está haciendo en el momento, tal como pregona la sabiduría oriental.
"No se puede estar en todo a la vez. Eso estresa y, por lo tanto, enferma", finaliza.

http://www.lavoz.com.ar/opinion/¿las-ultimas-en-ocuparse-de-su-salud