Ciencias del Envejecimiento - Gerontología - Universidad Maimónides

 

No eres viejo hasta que piensas que el futuro está detrás de ti (Malcolm Forbes)

« La obstrucción pulmonar crónica, una enfermedad silenciosa | Página Principal | Por qué la higiene dental protege al corazón »

Aclaraciones del Dr Rene Knopoff a la nota publicada en Tiempo Argentino "Cuatro de cada diez geriátricos de la Ciudad de Buenos Aires son “truchos”

Aclaraciones del Dr Rene Knopoff a la nota publicada en Tiempo Argentino "Cuatro de cada diez geriátricos de la Ciudad de Buenos Aires son “truchos”
http://weblog.maimonides.edu/gerontologia2007/2010/09/cuatro_de_cada_diez_geriatrico.html


Diario Tiempo Argentino
Estimado Sr. Director
Roberto Caballero


En la nota publicada en Tiempo Argentino el día 8 de septiembre acerca de los geriátricos truchos repetidamente se mencionan como dichos míos varias de las afirmaciones aparecidas, quiero dejar aclarado lo siguiente:

No es cierto que dije que formamos 20.000 cuidadores domiciliarios. Me hubiera gustado poder haberlo hecho, pero ni se me preguntó ni yo lo dije.
Nuestros cursos son personalizados, y por lo tanto, de grupos reducidos, duran 6 meses y se dictan a no más de 20 ó 30 personas por vez. Quiere decir que hubiéramos necesitado 350 años para formar los 20.000 cuidadores que se publica dicho por mi.
No soy tan necio para decir esa barbaridad.
Trataré de explicar la situación de los geriátricos truchos en forma más comprensiva y comprehensiva.
Según el censo nacional del año 2001, hay menos del 1,8% de la población de 60 años y más viviendo en establecimientos de atención completa, conocidos como residencias geriátricas u hogar geriátrico. Los expertos en el tema consideran que hay un subregistro importante y que el dato real es no menor al 2,5% o sea, un 40% más de lo que aparece en el censo. Este 40% es el que no está registrado en los geriátricos inscriptos. Las explicaciones son muy simples y claras. Cuando se fijan las normativas para el funcionamiento de los geriátricos, como el de tantos otros servicios, se ponen como exigencia para su funcionamiento, las disposiciones que se deben cumplir para la buena atención de los residentes mayores. Estas normas implican exigencias edilicias, de prestaciones, de personal, de equipamiento, etc, aumentan el costo. En muchos casos, surgen situaciones en las personas mayores de incapacidad física, mental o social que requieren una gran complejidad de acciones de cuidado, protección y rehabilitación y que por carecer de recursos y/o de familia continente obliga a buscar una residencia u hogar geriátrico. Como las obras sociales en general no responden a estas necesidades y PAMI tiene una larga lista de espera, la misma persona o alguien del grupo familiar debe hacerse cargo en muchos casos del costo de su internación, el que no está al alcance de la gente que lo necesita. Empieza la peregrinación de la búsqueda del lugar. Los geriátricos que en general están mejor equipados con mejor arquitectura, mejores prestadores, más personal, son más caros.
Así aparecen, con precios accesibles a bolsillos magros, los que no reúnen las condiciones para ser habilitados. Esta realidad existe en la Ciudad de Buenos Aires y en mucha mayor medida, en el resto del país.
Hágase carne en todos nosotros y entendamos que la situación de falencia de estas prestaciones, existe sea el 40% o el 20%. Universalicemos las exigencias de una buena atención, asumamos que, sea PAMI y/o las obras sociales y/o el Estado que, así como asume que la salud y la educación son un derecho para todos, y por eso, debe hacerse cargo y hacer llegar los servicios de salud y educación a toda la población, así a este tipo de cuidados deben poder acceder todos los que lo necesiten y no sólo los que lo puedan pagar, en la Ciudad de Buenos Aires y en el resto del país.
Brindemos a los mayores una política de promoción de salud, de prevención y de cuidados que prestan servicios de distinta complejidad para que puedan cubrir las necesidades de todos, sin banderías ni distingos de ningún tipo.
Creo ver hipocresía en nuestra conducta social. Le exigimos a los demás que hagan todo perfecto y para las acciones propias siempre las disculpamos.
Cuando se habla de los geriátricos truchos y no se explica de dónde y porque surgen, estamos tapando la solución del problema.
Si hubiera una política coherente para los mayores y mantenida en el tiempo, donde se estudian las necesidades de la gente y se plantean y discuten las soluciones posibles, no las ideales, sería mejor entendido y aceptado por todos.
Esto implica una discusión abierta, con participación de los expertos y de la población y de ahí pueden surgir propuestas consensuadas que se sometan a plebiscito público.
Hay países democráticos como Holanda, que hace años lo practican. Los habitantes se sienten así ciudadanos, con derechos y responsabilidades y las decisiones así tomadas son aceptadas y respetadas por todos.
Estoy pensando en una política social y sanitaria para mayores. En el ámbito de las prestaciones puramente médicas, a través de PAMI, está bastante bien resuelto, si bien siempre hay tornillos que ajustar.
En la esfera de las necesidades sociales, no hay una política integral. Y entonces, aparecen los parches y cuando hay parches es porque hay agujeros previamente.
Una política socio sanitaria implica pensar respuestas de complejidad creciente, de acuerdo al nivel de las necesidades de la población, que van desde el primer escalón, de promoción de salud y de prevención, donde la persona mayor va haciéndose protagonista de su salud pasando por los apoyos a los nucleamientos espontáneos, primera manifestación de organización socio sanitaria, luego con la capacitación de los asistentes gerontológicos domiciliarios e institucionales, primer apoyo a necesidades mayores que pueden empezar a presentar algunos mayores en ciertas circunstancias, pasando por centros de día, hogares de día, residencias geriátricas y en último caso, los geriátricos con atención completa y permanente.
Si así lo hacemos, si no hacemos prestaciones fragmentarias, si las prestaciones sociales y de salud son abarcativas, podremos establecer reglas para que todos las cumplan. Y entonces, desaparecerán los establecimientos truchos.
Esto no es más caro ni más barato. Es más racional. Sólo así dejaremos de echarnos culpas unos a otros, que sólo sirven para tapar nuestras ineptitudes. Sólo así resolveremos los problemas. Presumo que eso es lo que queremos.

Dr. René Knopoff
Director
Escuela de Ciencias del Envejecimiento
UNIVERSIDAD MAIMONIDES

Powered by
Movable Type 3.33