Ciencias del Envejecimiento - Gerontología - Universidad Maimónides

 

No eres viejo hasta que piensas que el futuro está detrás de ti (Malcolm Forbes)

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Secretos centenarios

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Hacia mediados de este siglo habrá 6 millones de personas que hayan cumplido los 100 años, algo nunca visto con anterioridad. Eso está elevando la edad promedio en muchos países desarrollados, por encima de los 50 años. Y nos obliga a preguntarnos cuándo comienza la vejez.

noticias y protagonistas
mar el plata
4.4.2010

Vivir más de cien años no es una utopía inalcanzable en algunos lugares del mundo. Buenos genes son la base sin la cual es difícil construir una buena y larga vida. Pero a eso hay que sumarle una dieta saludable, una actividad constante y una actitud positiva.
Supongo que todos sospechan que la comida chatarra, las carnes rojas y las frituras, fumar constantemente, llevar una vida sedentaria y ser sumamente pesimista no ayuda en lo más mínimo. Pero tampoco parece ser un trabajo extenuante o de imposible cumplimiento.
Y tampoco parece ser una cuestión de mucho dinero. En noviembre de 2009, murió en Bucaramanga, Colombia, Ana Joaquina Orduz, viuda de Hernández, a los 104 años de edad. Era considerada, según datos oficiales, la mujer más longeva que vivía en la ciudad. Su sucesora sería María Ramírez, que tiene la misma edad.
No es una persona de dinero. Vive en una pequeña casa que asoma de una de las paredes que forman la cuenca del río Guaca, más exactamente en el punto conocido como “El Embudo”. Nació en este sector el 18 de enero de 1906. A sus 104 años doña María permanece en una vivienda de deterioradas paredes, puertas desvencijadas, pisos de tierra y techos de barro y zinc. A pesar de la precariedad en la que ha pasado toda su vida, se mantiene sana y vital.
Uno de los lugares que aparece siempre en los estudios sobre longevidad es Dominica -no confundir con Isla Dominicana- una isla del Caribe de aguas puras y aire sano. Entre los centenarios de Dominica vivió hasta hace dos años una de las personas más viejas del mundo, Elizabeth "Ma Pampo" Israel, que llegó a cumplir 125 años. En la pequeña isla caribeña, de una población de 70.000 personas, 21 tienen más de 100 años de edad.
Ma Pampo atribuyó su larga vida al trabajo arduo y a la buena comida, por lo que rechazaba todo lo enlatado o procesado. Mientras estuvo en el hospital se negó a comer un emparedado de mantequilla de maní, alegando que no era “natural”. Hablaba elogiosamente de los efectos beneficiosos de los cangrejos y los langostinos de río, del atún y las sardinas; y de los tubérculos locales como la yuca, el taro, los ñames y el ocumo.
El ministro de Turismo, Charles Savarin, atribuye la longevidad de los habitantes de Dominica a la naturaleza prístina de la isla. Mucha gente todavía bebe el agua directamente de los ríos; el agua se filtra de manera natural y sin ningún producto químico. No hay ninguna fábrica que desagüe en los arroyos ni en el mar. La mayor parte del país está densamente arbolada, quizás tengan más oxígeno allí que en cualquier otro lugar.
Señalan que cuando los centenarios de hoy estaban creciendo, en la isla no se utilizaban productos químicos, fertilizantes, ni vehículos automotores. La gente tenía que caminar o remar en sus botes por largas distancias. Todos tenían que trabajar muy duro para ganarse la vida, sembrando y cosechando sus propios cultivos, también trabajando en las plantaciones de azúcar.
Otro factor importante es que los habitantes de Dominica viven en familias extendidas en comunidades pequeñas, y comparten un gran respeto hacia los ancianos; la gente está orgullosa de sus padres y abuelos, y los atienden cuando están enfermos o necesitan ayuda.
Otro factor es una creencia fuerte en Dios, compartida por la población casi totalmente católica de Dominica. Entre los centenarios de Dominica hay más mujeres (17) que hombres (4), y ninguno de ellos está emparentado directamente, de manera que no hay ningún factor genético común.
En cambio en Cerdeña, la relación entre hombres y mujeres centenarios es casi 1 a 1. En la isla hay una comunidad de 2.400 personas, llamada Silanus, enclavada en la falda de las montañas. Allí, 91 personas de las 17.865 que nacieron entre 1880 y 1900 han llegado a cumplir los 100 años, una tasa más del doble de alta que en el resto de Italia. En ese lugar, los hombres trabajan todo el día y las mujeres se encargan de las finanzas familiares y de la administración del hogar. Las mujeres sardas cargan con el estrés de estas responsabilidades y eso explicaría que los hombres, más tranquilos, vivan casi tanto como ellas.
La dieta de las familias del lugar está repleta de frutas y verduras del huerto familiar, como calabacitas, berenjenas y alubias. Consumen muchos productos lácteos como leche de ovejas alimentadas con hierbas y quesos con proteínas y ácidos grasos omega 3. Muchos hombres de la aldea elaboran su propio vino tinto con las uvas Cannonau, pero lo toman moderadamente.
También viven en familias extensas, lo que garantiza el cuidado de los ancianos mientras vivan. De todos modos, la globalización ha llevado al lugar las comidas poco sanas, los autos y los camiones. Antes de 1940 la obesidad prácticamente no existía en la isla; ahora afecta a más del 10% de los sardos.
Otro lugar paradigmático en el tema de la longevidad es Okinawa, en Japón; curiosamente, otra isla. La expectativa de vida es de 78 años para los hombres y de 86 años para las mujeres. Pero lo que resulta más importante es que los ancianos tienden a disfrutar muchos años sin que los aquejen las enfermedades. Muchos pertenecen a redes de apoyo mutuo que proporcionan ayuda económica, emocional y social a lo largo de la vida.
La dieta de la zona es magra: un plato rebosante de verduras, tofu y un poco de pescado o carne magra. Todo eso junto tiene menos calorías que una hamburguesa, y posee muchos más nutrientes sanos. Viven de acuerdo a un proverbio inspirado en Confucio: “come sólo hasta que tu estomago esté 80% lleno”.
En Okinawa también siembran lo que comen: hierbas, especias, frutas y vegetales como rábano, ajo, coles, cebollas y tomates. Irónicamente, para muchos ancianos esta dieta se originó en las penurias económicas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Los ancianos en Okinawa son líderes espirituales respetados por el pueblo, un papel que le otorga mayor sentido a sus vidas. Pero la mayoría confiesa riendo que termina el día consumiendo un vasito de sake.
Otro grupo largamente estudiado es el de una comunidad de Adventistas del Séptimo Día que vive en California, y cuya expectativa de vida es mucho mejor que la del resto de los californianos: el adventista vegetariano promedio vive entre 4 y 10 años más que el californiano promedio. Esta iglesia siempre ha predicado y practicado un mensaje de salud: prohíbe fumar, consumir alcohol y la ingestión de alimentos como el cerdo, la comida grasosa, las bebidas con cafeína y las especias y condimentos estimulantes.
El hábito de los adventistas de comer habichuelas, soja, tomates y otros frutos disminuye su riesgo de contraer ciertos tipos de cáncer. Consumir pan de trigo entero, tomar cinco vasos de agua por día y consumir cuatro porciones de nueces por semana reduce el riesgo de contraer enfermedades del corazón.
Parece que mucho pasa por lo que nos llevamos a la boca, y por la actividad física que realizamos. Será momento de dejar las papas fritas y empezar con el tofu; no sé bien qué es pero, al igual que los japoneses, los adventistas también lo comen.
Cada vez más grandes

El número de personas con al menos 100 años ha saltado de unos cuantos miles en 1950 a más de 360.000 en todo el mundo actualmente. La mayor parte de estas personas vive en Estados Unidos y Japón, de acuerdo con las estadísticas más recientes.
Los demógrafos atribuyen el incremento en el número de personas longevas a décadas de avances médicos y dietas mejoradas, que han reducido la incidencia de problemas como la insuficiencia cardiaca y el derrame cerebral. La genética y la forma de vida también inciden; lo mismo que los médicos, más dispuestos a tratar decididamente los problemas de salud de personas que se consideraban antes demasiado viejas para esa atención.
Japón, conocido por su dieta baja en grasas y basada en arroz y pescado, tendrá el mayor número de centenarios en el 2050, cerca del 1% de su población total, de acuerdo con estimados del censo. Italia, Grecia, Mónaco y Singapur, con ayuda de sus climas templados, tendrán también muchas personas centenarias; la mayoría serán mujeres.
Se proyectan números interesantes en cuanto a longevidad para el siglo XXI.
El 2017 marcará la primera vez en que habrá más personas de al menos 65 años que niños menores de 5 años.
Debido a las bajas tasas de natalidad, la edad promedio en Japón aumentará de 37 años en 1990 a 55 en el 2050. La media mundial durante el mismo periodo se incrementará de 24 a 37 años, en menor proporción debido a las poblaciones más jóvenes en América Latina y África.

por Rosanna González Pena

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