Medio millón de argentinos padece esta enfermedad degenerativa y progresiva del cerebro que afecta a hombres y mujeres de más de 60 años. Un adelanto de la campaña nacional, y todo lo que hay que saber sobre los cuidados y los síntomas para detectarla de manera precoz, algo que bajaría a la mitad el número de enfermos.
Por Melisa Miranda Castro
08-11-2010 /
El cerebro es uno de los órganos que todavía guarda numerosos secretos para el conocimiento humano. Si bien la ciencia avanza, todavía se trabaja fuertemente para descubrir cómo lo afectan las enfermedades. El Alzheimer es una de ellas, y aunque varios cineastas le han impreso un tono romántico, utilizándola como eje central de sus películas (Diarios de una pasión y El hijo de la novia), es un mal que afecta aproximadamente a 500 mil argentinos. El director de la Asociación Alzheimer Argentina, Luis Ignacio Brusco, junto con el Estado está trabajando una campaña nacional para concientizar sobre cómo reaccionar ante esta enfermedad. Si bien todavía no se puede hablar de una cura, la medicina pone el foco en el diagnóstico precoz. "Si uno retrasa cinco años el comienzo de la enfermedad, baja a la mitad la cantidad de pacientes", asegura Brusco, quien también es director del Centro de la Enfermedad de Alzheimer y Funciones Cognitivas del Hospital de Clínicas. Se trata de una enfermedad progresiva y degenerativa que ataca al cerebro y produce el deterioro de la memoria, el pensamiento y la conducta. Desde el centro de genética del hospital se han investigado cómo es el Alzheimer en la Argentina, ya que este mal tiene características geográficas. Nuestro país, al tener una población cosmopolita tiene similitudes con los Estados Unidos. Uno de los factores de riesgo de esta patología tiene que ver con la portación del gen APOE 4, que predispone a padecerla. Y otro factor de riesgo es la vejez, "cuanto más viejo, más riesgo", aclara el especialista en neurología, ya que prácticamente no existen casos antes de los 60 años. Pero una de cada dos personas mayores de 80 años la sufren, es decir, la mitad de la población en ese rango etario. "Además de los 500 mil pacientes, están las familias de ellos, así que hay aproximadamente 4 millones de personas afectadas en la Argentina", explica Brusco. Lo padecen por igual hombres y mujeres, pero como ellas tienen una mayor esperanza de vida hay más pacientes de este género.
PARA PRESTAR ATENCIÓN. En las primeras manifestaciones del Alzheimer, se puede percibir un trastorno de la memoria reciente. Es decir, se borra el ingreso de nueva información al cerebro, por lo que la persona puede acordarse de cuando vino de España pero no lo que comió anoche. También hay un cambio a nivel conductual. Uno de los primeros síntomas que puede pasar desapercibido es la apatía pero es un cambio en la personalidad y en la motivación. Si la persona tenía un hobby, pierde interés; o no reacciona emocionalmente de manera significativa ante la pérdida de un familiar; tampoco reacciona a la alegría. Otra clave es la desorientación en tiempo y espacio", explica Brusco. En el pasado, como la esperanza de vida era menor, no existían muchos casos de la enfermedad, pero ahora se encuentran los hijos, cuyos padres tuvieron la enfermedad. Esto genera que haya episodios de depresión reactiva al enterarse. El Alzheimer existe como un paradigma de una problemática que antes no estaba; es decir, a las personas se les empieza a devastar el cerebro cuando envejecen. "Nosotros decimos, se ha prolongado el cuerpo y no el cerebro", explica Brusco. Yolanda Rodríguez (62) tiene una capacitación en asistencia domiciliaria de personas con Alzheimer, y ha cuidado muchos pacientes con esta enfermedad. "Tuve que cuidar a una señora que había sido cantante en el Colón, cuando la sacaba a pasear quería ir a un restaurante en el que siempre comía con su esposo. Y si a la noche se volvía a acordar, tenía que llevarla, porque se ponía insistente", recuerda. Para hacer un diagnóstico precoz se realizan análisis de sangre para detectar patologías que produzcan la enfermedad, se hacen estudios del cerebro como resonancias o ecografías y un análisis genético, que aunque no es de rutina cada vez se implementa más.
PREVENCIÓN. Entre los consejos que brindan los médicos para retrasar el despertar del Alzehimer se encuentran: bajar fuertemente el colesterol, no golpearse la cabeza (se prohíbe hacer deportes de riesgo a personas que potencialmente podrían padecer este mal), bajar la presión arterial, bajar la homocisteína (una sustancia que circula en la sangre y que aumenta el riesgo de sufrir Alzheimer) y tener estimulación cognitiva permanente. "Hacer crucigramas es favorable, es real y, también aumentar la actividad que uno hace cotidianamente. No hay que volverse loco, lo fundamental es no suspender la vida cotidiana", asegura Brusco. Las emociones fuertes pueden desencadenar la aparición de esta patología, como pueden ser cambios de hábitos en los ancianos, como jubilarse, la muerte de un cónyuge, o una mudanza. "Y ahí empieza la enfermedad. Un cerebro debilitado, un factor de estrés agudo termina siendo el factor cotidiano de la enfermedad. Los universitarios tienen menos Alzheimer que los no universitarios, porque la estimulación hace que no se produzca la enfermedad", afirma el especialista. También recalca que es común que cuando se difundan los síntomas muchos los confundan con otros trastornos. "Cuando uno habla de la falta de memoria se le llena el consultorio de pacientes con estrés, depresión crónica con estrés postraumático y trastornos de ansiedad generalizada", comenta el director de la asociación.
TRATAMIENTOS Y COSTOS. Hasta el momento no existe una cura, los tratamientos actuales mejoran la calidad y cantidad de vida, por eso, se indica empezar a tratar al paciente ni bien se diagnostica y hasta el final de la vida. La evolución de la enfermedad dura entre diez y quince años. Los cuidados que requiere un paciente afectan tanto al Estado como a los familiares. "Las familias entran en un estado de locura. De alguna manera no quieren aceptar. No cambian los diálogos que tienen con el enfermo, le dan conversación o explicación que no pueden asimilar y que a los 2 segundos se olvidaron. No aceptan que los roles se invierten Por eso es fundamental la paciencia, no tener con ellos grandes conversaciones. Las charlas tienen que ser precisas. Es un cerebro que está dañado y se pone agresivo", explica Yolanda. En los países desarrollados, el costo de un paciente con Alzheimer alcanza aproximadamente 100 mil dólares al año, en la Argentina no hay estadísticas, pero se calcula entre 40 y 50 mil dólares al año. Acá, Pami cubre el 100 por ciento de los gastos, incluyendo la internación completa, atención domiciliaria, asistente social y acompañante terapéutico a domicilio. La importancia de retrasar la enfermedad, por lo menos en 5 años, también afecta los gastos para el Estado. "Si bajamos de 500 mil a 250 mil personas, obviamente, también se reduce el costo. Esto es un tema internacional, ya que el Alzheimer cuadriplica el costo de lo que un anciano le sale al presupuesto estatal", asegura Brusco
http://neurorehabilitacionycalidaddevida.blogspot.com/2010/11/la-vejez-sin-memoria.html