Ciencias del Envejecimiento - Gerontología - Universidad Maimónides

 

No eres viejo hasta que piensas que el futuro está detrás de ti (Malcolm Forbes)

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Rescatar los vínculos familiares en Fin de Año

La fiesta de Fin de Año, así como lo fue Nochebuena, es un momento propicio para compartir junto a la familia anécdotas, transmitir valores y fomentar las relaciones intergeneracionales. Un encuentro para gratificar y brindar por un año, por experiencias sumadas y proyectos por cumplir. En estos días tan especiales -aunque también se los debe tener presente el resto del año- no hay que olvidarse de los mayores de la familia: nuestros abuelos/as, padres, hermanos/as, tíos/as y demás personas longevas, quienes ayudaron a las generaciones posteriores a desarrollarse. Hay que darles un lugar destacado en la mesa, integrarlos/as -si es que no lo están o les cuesta-, ayudarlos en los preparativos, conversar, bailar y disfrutar con ellos/as.

Natalia Muñiz
Popular Online
30.12.2010

“Hay personas que se olvidan de los/as mayores, creen que nacieron porque cayó un rayo, se olvidan que tienen abuelos/as, padres, tíos/as” que los ayudaron a crecer, señaló la Doctora en Psicología Silvia Gelvan de Veinstein.
En este sentido, destacó: “Es importante pensar que las fiestas son momentos sensibles donde uno realiza un resumen del año, unos se pelean con qué lado de la familia la pasarán, o adónde van a ir porque si la cena es en una quinta lejos, hay personas mayores que no toleran el viaje. Algunas familias surten de cosas a los padres, se van, y los ven al otro día. Yo, por lo pronto, encontré una solución: que vengan todos a mi casa y que cada uno traiga un paquetito para compartir y pasarla juntos”.
“La idea es pensar hasta qué punto es una fiesta para la familia o una fiesta considerada un feriado, de baile y saltos, pero la familia a uno/a le pesa”, sostuvo la psicogerontóloga. Y señaló que “la definición está en la valoración de lo que son las fiestas como familia y comunidad. En la medida que se rescate que son festejos que tienen que ver con las relaciones familiares y comunitarias, y lo más importante es salvar esos vínculos”.
La especialista remarcó que “llegar a una fiesta de fin de año donde se pueda tener una mesa con un mantel planchado, un pan dulce, un vaso de vino, perfumar la casa y reunir a los familiares es una gratitud enorme ante tanta situación mundial de pobreza y catástrofes naturales, como por ejemplo Haití”.
“Yo creo -sostuvo- que hay que rescatar la belleza de los significados históricos de las fiestas. Hay gente que dice ‘yo no creo en la Navidad’, pero no importa si cree o no, porque pensar que un niño va a salvar al Mundo es un significado bellísimo. ¿Por qué no aprovechar un día y sentir que uno/a puede encontrar la belleza en las vinculaciones humanas?”
Al respecto, agregó que en el barrio porteño de Saavedra hace años hay personas que recorren en Nochebuena y Fin de Año las calles buscando a quienes la pasan solos/as e invitándolos/as a sus casas. “Hay que mirar en la manzana qué vecino/a puede estar solo/a, para poder hacer lo que en hebreo se llama Mitzva, que es poder dar un don de gracia y compartir con el otro/a, es el canto de la gratitud”.
En tanto, la profesional recomendó evitar los malos momentos en las fiestas: “Ante un posible reproche de un hermano/a o hijo/a que se siente depositario del cuidado de un/a mayor, recordar que está eligiendo el baluarte hacia el futuro de cuidarnos mutuamente al envejecer, él/la es una abanderado/a y los otros/as ni siquiera llegan a ser escoltas”.

http://www.popularonline.com.ar/nota.php?Nota=575055&fechaEdicion=2010-12-30

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