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El papa Juan Pablo II resaltaba: "la probreza es algo urgente, que no puede esperar". Es el caso de Amérca latina, con 210 millones de pobres.
Se necesitan políticas públicas activas, un nuevo rol de la empresa privada y reforzar la acción de las ONG. Brugmann y Prahalad llaman la atención (Harvard Business Review, 2007) sobre una nueva relación entre empresa y ONG. En muchos países las ONG son hoy reguladores éticos vigorosos de las empresas en áreas como contaminación ambiental, trabajo infantil, discriminación laboral, género, derechos humanos y otras. Además, con Internet pueden lanzar en pocos minutos campañas masivas frente a irresponsabilidades corporativas. Destacan: “Infligiendo públicamente daño a la reputación de empresas líderes en los mercados, han forzado a industrias enteras a cambiar sus prácticas”.
Por otra parte, las ONG avanzan cada vez más en los programas innovadores contra la pobreza. Están creciendo los emprendimientos sociales, que proveen a los pobres con capacitación, créditos, tecnologías y acceso a mercados. Las empresas podrían ser un socio poderoso de estos emprendimientos.
Esto los reforzaría e implicaría llevar a los hechos la idea de Responsabilidad Social Empresaria (RSE). ONG y empresas de punta están dando pasos alentadores en este camino.
En América latina y en especial en la Argentina, el doble rol de reguladores éticos y fuerzas potenciadoras del emprendedurismo social de las ONG puede ser de gran utilidad y complementar muy bien las políticas públicas.
El autor es asesor principal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo para América
http://www.lanacion.com.ar/891705