Pierre Boulez
El compositor francés sigue activo
El francés Pierre Boulez, que hoy cumple 80 años, es el máximo exponente de un modo profundamente europeo y modernista de concebir la acción artística.
La Nación
Sábado 26 de marzo de 2005
Boulez es un compositor culto y vanguardista que, siguiendo una tradición iniciada por Schumann y Wagner en el siglo XIX y continuada por Schoenberg a principios del XX, también reflexiona y analiza críticamente con profundidad y con fiereza su obra y el campo de la música que lo rodea.
Parte de este ejercicio teórico lo volcó luego a la praxis, desde la práctica de la dirección orquestal que lo llevó a subirse a los podios de orquestas europeas y norteamericanas, y también interviniendo activamente en la política musical de su país natal. Entre las múltiples biografías que se pueden escribir sobre este enfant terrible que en su juventud pedía destruir con bombas los teatros de ópera, está la de sus acercamientos y rechazos con los sucesivos gobiernos franceses. Así, mientras se exilió en los 60 en EE.UU. (con su célebre frase, "pourquoi je dis non à Malraux"), regresó en los 70 cuando Georges Pompidou le prometió crear un centro para unir a la música y la tecnología en el futuro museo Beaubourg,
El Instituto de Investigación y Coordinación Acústica Musical, conocido como Ircam, funciona en un anexo del Museo Pompidou y es la primera de las instituciones creadas por su influjo. Luego vino su Ensemble Intercontemporain, un ensamble de 30 músicos que son a la vez virtuosos solistas, dedicados exclusivamente a la música contemporánea.
Posteriormente llegó la Cité de la Musique, que implicó la construcción, entre varios edificios, de una sala de conciertos.
¿Qué duda cabe? Su figura y su influjo en Francia son tales que no hay espacio para la indiferencia: admiración o rencor es lo que genera su impronta. Lo que nadie puede negarle son dos atributos indispensables para un músico culto: una inteligencia notable, que por cierto utiliza con elegante ironía o con furibunda potencia para defender sus ideas, y sobre todo una "oreja pasmosa", como lo definió el pianista del ensamble, Pierre-Laurent Aimard.
Lo desconocido
Aun para aquellos que nunca terminaron de aceptar o no se animaron a escuchar su música, se rindieron a sus pies ante su importantísima labor como director de orquesta. Aunque todavía sigue grabando, ya ha dejado un legado que incluye una profunda y original lectura de un grupo de compositores del pasado sobre los que Boulez se interesó en forma continua.
Se trata de un canon personal y modernista. Su historia de la música actual comienza con Wagner (hizo historia en Festival de Bayreuth junto con el régisseur Jean-Pierre Ponelle) sigue con Mahler y se instala en el siglo XX con la Segunda Escuela de Viena, Stravinsky, Bartók, Varèse hasta llegar a Ligeti y otros músicos en actividad.
La idea del arte como búsqueda de lo inexplorado es el credo máximo de Boulez: "Mi vida está imantada hacia lo que no conozco. Si yo supiera adónde me llevan mis investigaciones, no las emprendería". Formado en matemáticas, egresó del Conservatorio de París luego de estudiar con Olivier Messiaën junto con otro de los que aún hoy levantan la bandera vanguardista: Karlheinz Stockhausen. Ambos fueron los máximos exponentes de la escuela serialista, que con la Escuela de Verano de Darmstadt como vidriera llevó las ideas de Schoenberg y Anton Webern a un extremo de hiperracionalidad, que luego se revelaría como un callejón sin salida. Lo cierto es que el propio Boulez abandonó rápidamente la ortodoxia de piezas en una búsqueda que aún no se detiene.
Deutsche Grammophon editó para su 80° aniversario un CD con nuevas versiones de sus obras, algunas de ellas en permanente revisión (que él define como work in progress, obras en progreso): "Explosante-fixe", "Notations I-XII" y "Structures II", por el Ensemble Intercontemporain, con la dirección del propio Boulez.
Boulez estuvo tres veces en la Argentina, las dos primeras de ellas en la década del 50 como parte de la compañía teatral de Jean Barrault. En esas visitas, su encuentro con el compositor Francisco Kröpfl terminó de ayudar a que Buenos Aires fuera la primera ciudad latinoamericana que montó un estudio de música electroacústica.
Su última visita, en 1996, para el Mozarteum Argentino, demostró cómo la complejidad de una obra no tenía por qué ser barrera para la comunicación artística. Sus conciertos en el Colón y en el San Martín fueron, sencillamente, memorables.
Martín Liut
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