Gerontologia - Universidad Maimónides

Marzo 26, 2005

Eutanasia

eutanasia.jpg¿Sabe Ud. de qué se trata?

El debate acerca de la legalización de la eutanasia ocupa hoy el centro de la polémica internacional. Dos de los filmes ganadores de premios Oscar, Mar Adentro y Million Dollar Baby, tocan la problemática desde diferentes ángulos. En los Estados Unidos, un caso real puso en jaque la ética, la justicia y la fe. ¿De qué se trata uno de los temas más polémicos de la sociedad actual?

Infobae.com
26 de marzo

La eutanasia es –como el tema del aborto, por ejemplo- una de esas palabras que colocan a la opinión pública en un plano de inquietud. Uno de esos temas en los que no es fácil tener una opinión cerrada y excluyente y que, sin lugar a dudas, suscita polémica.

En la actualidad, los Estados Unidos se encuentra sumido en uno de esos debates. El caso es el de Terri Shiavo, cuyo marido pidió que se le retirara el sistema de alimentación artificial que la mantuvo viva durante los 15 años, luego de entrar en estado vegetativo.

Un caso casi idéntico al conocido como S., M. d. C. Insania, que trascendió menos en los medios de comunicación, pero que se prestó al mismo debate y mereció una excelente sentencia por parte la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires a principios de este mes.

Más allá de entrar en casos puntuales, el objetivo del actual informe es poner a disposición del lector la información básica a cerca de qué es la eutanasia, sus diferentes tipos y la forma en que, finalmente, se produce la muerte de un ser humano, con ayuda de otro.

Definiciones

En primer lugar, conviene distinguir qué es lo que se entiende por “eutanasia”. En este sentido, resulta necesario diferenciar, por lo menos, tres supuestos básicos: la «eutanasia propiamente dicha»; los cuidados paliativos en la fase final de un proceso mortal irreversible; y la denominada «ortotanasia».

La distinción entre uno y otro caso es decisiva: únicamente en la «eutanasia propiamente dicha» se colabora con la ejecución de un suicidio ajeno, sea por omitir su prevención —eutanasia pasiva—, sea por actuar positivamente provocando la muerte —eutanasia activa.

La eutanasia pasiva se da principalmente en el ámbito médico, al omitirse cualquier tratamiento que reúna las siguientes características: que sea capaz de detener un proceso mortal reversible y que el medio sea proporcionado a los resultados previsibles.

La tercera de las hipótesis, la «ortotanasia» (o «muerte correcta»), alude a la no aplicación o a la suspensión de tratamientos médicos incapaces de detener la muerte o de obtener resultados proporcionados al medio que se utiliza.

Por contraposición a lo que ocurre en la «eutanasia pasiva», no hay aquí una colaboración en un suicidio, sino la simple aceptación de la condición limitada de la ciencia médica y, antes, del hombre.

Más aun, el empleo de técnicas manifiestamente desproporcionadas (habitualmente denominada «encarnizamiento terapéutico») es un atentado al derecho a vivir dignamente el proceso natural de la muerte.

Finalmente, tampoco la aplicación de cuidados paliativos, aun cuando aceleren la muerte, debe confundirse con una asistencia al suicidio, ni objetiva ni subjetivamente.

Objetivamente, porque la causa eficaz de la muerte no son los cuidados paliativos, sino cualesquiera otros factores que hayan desencadenado el proceso mortal.

En tanto que subjetivamente, la intención directa y principal no es acelerar la muerte, lo cual se acepta o tolera como un efecto malo pero proporcionado al efecto bueno directamente buscado: disminuir el sufrimiento.

Marco legal

Las distinciones precedentes tornan superflua buena parte del debate actual sobre la eutanasia.

En efecto, no pocos de los que abogan por la despenalización del auxilio al suicidio pretenden, en realidad, allanar el camino para la ortotanasia, o muerte correcta, obstaculizando con instrumentos legales el llamado “encarnizamiento terapéutico”.

Acerca de la conveniencia de esta obstaculización, son muchas más las coincidencias que las disidencias. La eutanasia propiamente dicha es, en cambio, el punto que más divisiones genera en las sociedades occidentales contemporáneas.

La eutanasia se suele defender sobre la base de uno o más de los siguientes argumentos: que lo que verdaderamente importa o tiene valor es la “calidad de la vida” y no la “cantidad de vida” y que una vida con sufrimientos intensos, y en especial en estado de postración, carece de sentido, especialmente cuando quien la vive es quien desconoce este sentido.

También se dice que “solo el titular de la vida es quien tiene el derecho a decidir si vale la pena seguir viviendo, y las terceras personas, en especial el Estado, están obligados a hacer valer este derecho” o que “ el supuesto peligro que representa la legalización de la eutanasia para quienes, estando en estado vegetativo o postrados, no quieren morir, puede superarse mediante recaudos formales, como la condición de que la voluntad de morir se exprese ante un escribano público”.

Informe: Universidad Austral

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Marzo 26, 2005 06:43 PM