Gerontologia - Universidad Maimónides

Abril 01, 2005

Va a juicio oral por internar a su madre en un geriátrico

LO HIZO SIN EL CONSENTIMIENTO DE LA ANCIANA

La madre denunció que su hija la recluyó para quedarse con un departamento.

Santiago Fioritti. Mar del Plata,
mardelplata@clarin.com
Viernes | 01.04.2005

No podía realizar llamadas telefónicas ni recibir visitas. Mucho menos, salir a pasear sola. Lo que no pudieron evitar en el geriátrico fue que la anciana, de 76 años, se escapara. Cuando lo hizo, fue a la Policía y denunció a su propia hija. La anciana la acusó de haberla llevado ahí en contra de su voluntad con el propósito de quedarse con su departamento. Ahora, a poco más de un año y medio del hecho, la Justicia dictaminó que Elena Floresta, de 52 años, vaya a juicio oral acusada de privación ilegal de la libertad.
La anciana —cuyos datos se mantienen en reserva— estuvo internada en el geriátrico entre el 7 de febrero y el 24 de setiembre de 2003. En ese período, de acuerdo con el parte firmado por los médicos que trabajaron en el caso, la mujer se encontraba en condiciones físicas y psicológicas "plenas" para vivir sola.
"La acusada sabía y quería que su madre estuviese privada de su libertad y hacía todo con la intención de que esto se efectivice, con pleno conocimiento de la ilegalidad de la restricción", consta en el expediente judicial.
El fiscal Gustavo Fissore cree tener probada la teoría de la anciana. La denunciante declaró que la relación con su hija era "muy mala" y agregó que ella le daba medicamentos para "tenerla sedada". Además, le confió al fiscal que su hija no tenía casa propia y que quería apoderarse de la suya.
Elena Floresta habría tomado la decisión de internarla después de varias discusiones con su madre. Y lo hizo en el hogar Delsa, ubicado en Arenales 2634, muy cerca de la terminal de omnibus. "Cuando la dejó, se ocupó especialmente de dar órdenes precisas para que la cuidaran y no le permitieran hacer llamados", dijeron fuentes de la investigación.
Imposibilitada de todo contacto con el exterior, pero sumamente lúcida, la anciana entendió que la única manera de hacer la denuncia era escapándose. Y concretó el plan unos días después, cuando, a la hora de la siesta, los encargados del geriátrico no controlaban la puerta de salida.
Durante el debate oral —que aún no tiene fecha— se prevé la declaración de los responsables del hogar. Es que, según Fissore, "se deberá determinar si existe o no responsabilidad por parte de los empleados". De todas maneras, el fiscal aclaró que, en principio, "el geriátrico no está en falta". En todo caso, se cree que el personal cumplía órdenes de Floresti.
Luego de que la anciana hizo la denuncia, y en base al trabajo que posteriormente hicieron los médicos, la Justicia dictaminó que podía volver a su casa. Pero ya no volvió a verse con su hija: cuando el caso tomó estado público, Floresti dejó el departamento e, incluso, los vecinos aseguraron que no la vieron más por el barrio.
Enseguida la Fiscalía inició una causa por "averiguación de paradero", pero, cuando la hallaron, no la detuvieron. Se supone que la mujer, por temor, se fue a vivir a la casa de una amiga o a lo de su ex pareja.
En el expediente judicial se lee también que, casi un año antes de ser llevada al geriátrico, la anciana habría sido privada de la libertad en su propio departamento. El 15 de noviembre de 2002, Floresti habría dejado encerrada a su madre y le habría anticipado que la llevaría a un hogar. "Quería quedarse con mi departamento", repitió la anciana en varias oportunidades. Al parecer, Floresti desconocía que, para poder quedarse con la propiedad, su madre debía someterla a un juicio de insanía o, en su defecto, contar con el consentimiento de la anciana para ir al geriátrico.

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Abril 1, 2005 08:46 PM