Gerontologia - Universidad Maimónides

Mayo 19, 2005

Electrodos para curar la depresión

electrodos_depresion.JPGUna terapia experimental que se ensayó en siete pacientes

Se insertan en un área del cerebro que en las personas deprimidas es hiperactiva

La Nación
Jueves 19 de mayo de 2005

Cada año, millones de adultos se hunden en la oscura geografía de la depresión, un trastorno que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, constituye la principal causa de discapacidad si se tiene en cuenta el tiempo que afecta a sus víctimas.
Hoy existe un abanico de opciones para tratarla, desde las psicoterapias hasta la farmacología. Pero el doctor Andrés Lozano, profesor de neurociencias de la Universidad de Toronto especializado en cirugía funcional, está ensayando algo nuevo: inserta microelectrodos en un área específica del cerebro de sus pacientes.
"Descubrimos que los pacientes con depresión tienen un patrón de actividad cerebral anormal -dice Lozano, que estuvo en Buenos Aires para participar del III Simposio de Neurociencias de Fleni-. En particular hay una zona, llamada «área 25», que en las imágenes de las tomografías por emisión de positrones (PET, según sus siglas en inglés) aparece como encendida, lo que indica que está hiperactiva."
Según Lozano, en las imágenes funcionales de personas deprimidas el área 25 se ve de color rojo. En el resto del cerebro, por el contrario, predomina el azul, lo que indica que está menos activo de lo habitual.
"En ese estado, los pacientes se encuentran decaídos, sin motivación -describe Lozano-. Cuando se les administran antidepresivos, desciende la actividad precisamente en el área 25, de modo que pensamos que esa región es algo así como un «centro de la tristeza y la depresión» y que por consiguiente hay que «apagarla» para lograr la recuperación."
Basados en esta hipótesis, Lozano y sus colaboradores insertaron microelectrodos conectados con un marcapaso para ver si podían hacer disminuir la actividad metabólica. Y lo lograron. "Después de la operación comprobamos que el área 25 había virado del rojo al azul -cuenta Lozano-, y los lóbulos frontales habían sufrido el proceso inverso, o, dicho de otro modo, que había disminuido la actividad en el área 25 y que los lóbulos frontales habían vuelto a ponerse on line."
Cuando los investigadores decidieron someter a su primera paciente a este procedimiento -que se hace bajo anestesia local y dura alrededor de dos horas -, ella ya había estado tres años recluida en su casa. Un par de meses más tarde aseguraba en un video que se sentía beautiful.
"Hace algunas semanas publicamos en Neuron los resultados de esta intervención en nuestros primeros siete pacientes -explica Lozano-. Todos los seleccionados tenían un puntaje de más de 20 en la escala de depresión de Hamilton e historia de fracaso farmacológico durante más de un año. Cinco de ellos tuvieron una respuesta excelente y dos fallaron. Ahora estamos tratando de entender por qué algunos no reaccionan al tratamiento, pero es la primera vez que podemos tratar la depresión estimulando el cerebro."
Con el mismo enfoque, el doctor Lozano trata también otras enfermedades, como el mal de Parkinson o la epilepsia, en las que ciertos circuitos del cerebro funcionan de manera patológica.
"A través de la estimulación eléctrica uno puede cambiar la actividad en esos circuitos y ver si hay un efecto clínico beneficioso -dice Lozano-. En el Parkinson hemos visto que dirigiendo una corriente eléctrica a las neuronas que están originando el temblor podemos detener ese patrón de descarga y lograr una disminución del síntoma. Buscamos las neuronas patológicas (yo las llamo «neuronas terroristas» porque esclavizan al resto del cerebro). Sabemos que podemos influir en unas 20.000 células cerebrales y hacer que el temblor desaparezca. Y que los resultados se mantienen por lo menos cinco años."

Por Nora Bär
De la Redacción de LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/705337

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Mayo 19, 2005 02:56 PM