Hoy cumple 90 años Paul Anthony Samuelson. También en 1915 nació Albert Otto Hirschman. Los dos son grandes economistas; los dos son judíos, los dos perdieron a su padre siendo jóvenes, y de ambos aprendí muchísimo y soy admirador. Aquí terminan las semejanzas, porque también existen fuertes diferencias entre ellos, tanto en su vida como en su obra.
Por Juan Carlos de Pablo
Para LA NACION
Domingo 15 de mayo de 2005
Samuelson nació en Gary, Indiana, Estados Unidos. Su padre, farmacéutico, murió joven, cuando Paul tenía 23 años. Vivió temiendo que le sucediera lo mismo. Su familia se mudó a Chicago en 1923. Durante la Gran Depresión se iba a la universidad más cercana, así que ingresó a la de Chicago casi por casualidad, y se graduó en 1935. Luego estudió en Harvard, donde obtuvo su master en 1936 y el doctorado en 1941. En octubre de 1940 recibió una llamada del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). “Fue lo mejor que me pudo pasar”, afirmó en 1996. ¿Por qué un recontrabrillante graduado de Chicago y Harvard terminó enseñando en el MIT? Samuelson lo relativiza, pero el antisemitismo de entonces muy probablemente explique uno de los errores más garrafales de Harvard. Hoy Samuelson sigue en el MIT, como profesor emérito.
En 1951 presidió la Sociedad Econométrica; en 1961, la Asociación Norteamericana de Economía, y entre 1965 y 1968 la Asociación Internacional de Economía. En 1970 le otorgaron el premio Nobel de Economía, y sólo una mezquindad explica que el referido galardón no fuera inaugurado con él, en 1969.
Se casó con Marion Crawford, compañera de estudios en Harvard, también nacida en 1915, con quien tuvo cuatro hijos y dos hijas (los últimos, trillizos). Enviudó en 1978. Tres años después se casó con Risha Eckaus. Aunque millonario, vive en la misma casa de Belmont que ocupa desde 1946. La vida “lineal” de Samuelson contrasta con la turbulenta trayectoria personal de Hirschman. Este nació en Berlín. Su padre, neurocirujano, falleció de muerte natural en marzo de 1933. Este hecho, junto con el comienzo de las persecuciones antidemocráticas y antijudías (el incendio del Reichtag, ocurrido el 27 de febrero de 1933, marcó verdaderamente el inicio del terror), lo indujeron a irse a Francia.
En 1935 estudió un año en la Escuela de Economía de Londres. Cuando en España estalló la Guerra Civil fue a Barcelona y permaneció en el frente dos meses. Luego viajó a Trieste, donde se doctoró en economía en 1938. Al año siguiente se enroló como voluntario en el ejército francés y participó en el Emergency Rescue Committee, liderado por Varian Fry. Cruzando una y otra vez los Pirineos, Hirschman ayudaba a quienes huían a alcanzar la frontera española. Cuando la policía lo individualizó, él también tuvo que dejar Francia. En enero de 1941 migró a Estados Unidos y se enroló en el ejército en marzo de 1943, ya que era la única cosa que podían hacer los extranjeros en ese momento. Fue desmovilizado en 1946, de manera que recién a los 31 años comenzó una vida normal.
Trabajó como economista en la Reserva Federal, en Washington, entre 1946 y 1952. Luego de lo cual se trasladó a Colombia, contratado durante dos años por el gobierno como consejero económico. Permaneció en Bogotá hasta 1956, trabajando otros dos años como consultor privado.
Regresó a los Estados Unidos, donde comenzó la etapa académica de su carrera. Enseñó en las universidades de Yale (1956 a 1958), Columbia (1958 a 1964),, Harvard (1964 a 1967) Stanford (1968 y 1969) y en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton University a partir de 1972. Se casó con Sarah Chapiro, estudiante ruso-lituana de filosofía y literatura francesa.
Vidas muy diferentes y obra escrita también muy diferente. En particular, enfoques bien distintos para abordar las cuestiones sobre las que trabajaron. Hirschman es autor de más de una decena de libros. Para ilustrar su enfoque destaco tres de ellos: "La estrategia del desarrollo económico" (1958); "Inspección de proyectos de desarrollo" (1967); y "Salida, queja y lealtad" (1970). "La tensión del desarrollo no se encuentra tanto en la pugna entre la ganancia y los costos conocidos como en la pugna entre la meta y la ignorancia, y el desconocimiento del camino que conduce a esa meta. El recurso escaso, e imposible de economizar en los países en vías de desarrollo es la capacidad de tomar nuevas decisiones de inversión", afirmó en Estrategia, que recoge su experiencia en Colombia.
Analizó 11 proyectos financiados por el Banco Mundial, ubicados en otros tantos países y sectores, dedicando entre dos y cinco semanas a la inspección in situ de cada uno. "Rápidamente, me quedó en claro que todos los proyectos son un permanente enfrentar problemas y que la única distinción válida está entre cuando se vencen las dificultades inesperadas y cuando no. Este es el principio de la mano escondida: el ser humano encara problemas que cree que puede resolver, y luego ataca las dificultades inesperadas, a veces con éxito." Por último, " Salida?" es una reflexión surgida del hecho de que, frente a una frustración, a veces cambiamos al oferente, y cuando no podemos? sólo protestamos (puedo comer en otra pizzería; es prácticamente imposible cambiar de equipo de fútbol del cual uno es fanático).
Samuelson es autor de dos libros, más un increíble número de artículos técnicos y de divulgación. El primero de sus libros es "Fundamentos del análisis económico", su tesis doctoral, completada en buena medida cuando tenía 22 años, sólo fue publicada en 1947; el otro es "Economía: un análisis introductorio", escrito para dictar el curso de economía que tomaban los alumnos de ingeniería del MIT, del cual vendió más de cuatro millones de ejemplares. Y junto con Robert Dorfman y Robert Merton Solow, en 1958, publicó "Programación lineal y análisis económico".
Sus principales trabajos técnicos fueron recogidos en los cinco tomos de sus "Collected Scientific Papers" (publicados los dos primeros en 1966, y los otros en 1972, 1977 y 1986. Están en preparación los volúmenes sexto y séptimo), y entre 1961 y 1981 alternó columnas con Milton Friedman y Henry Wallich, en Business Week. Mensualmente sigue publicando una columna sindicada. Trasmite en todos sus escritos, además de brillantez, que posee una mente "juguetona" (es autor de decenas de agudas observaciones, que siempre vienen a cuento. Mi preferida: "Nadie está totalmente equivocado. Hasta un reloj parado da la hora correcta dos veces por día").
Desde el comienzo mismo de su carrera, hizo contribuciones en todos los campos del análisis económico (micro y macroeconomía, comercio internacional y finanzas, historia del pensamiento económico). Generalmente, sistematizando rigurosamente cuestiones que ya habían sido exploradas previamente. No hay "escuela" samuelsoniana, porque su enfoque se convirtió en el eje principal del análisis económico.
En cuanto a enfoque y método de trabajo, Hirschman y Samuelson están en las antípodas. "Para mi trabajo todo lo que necesito es una birome y un bloc de hojas en blanco", afirmó este último. Las referencias históricas son meras ilustraciones, y no incluye ningún dato estadístico. Hirschman, por el contrario, se "caminó" Colombia primero y porciones de tres continentes después, y escuchó a mucha gente que estaba "al pie del cañón", para que afloraran sus conocimientos.
La porción académica de la profesión privilegia hoy demasiado el enfoque de Samuelson, por sobre el de Hirschman. Se endiosa la técnica, el resto está lamentablemente demasiado desvalorizado. Al biografiar a Thomas Robert Malthus, Keynes afirmó que el análisis económico había perdido mucha relevancia, cuando el "teórico" David Ricardo le ganó la controversia metodológica a aquél. Me temo que la falta de equilibrio continuó, y sería bueno que dentro de la profesión meditáramos sobre este hecho, a propósito del doble cumpleaños que, justificadamente, este año festejamos.
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