Ir a misa o a servicios religiosos puede ser bueno para su salud. Esta es la conclusión que se desprende de un número creciente de estudios científicos realizados en Estados Unidos que muestran que quienes van a la iglesia al menos una vez por semana tienen una salud superior a la del resto de la población y sufren menos problemas como la depresión. Y lo más importante: los estudios muestran que la práctica religiosa reduce la tasa de mortalidad.
Por Kevin Helliker
The Wall Street Journal
Mayo 5, 2005
Los estudios han sido cuestionados por la comunidad científica. La experiencia de Lynda Powell, profesora de medicina preventiva del Rush University Medical Center, de Chicago, es una prueba del escepticismo. Powell no era una persona que iba a la iglesia con frecuencia y no estaba convencida de la validez de los estudios. En 2001, el organismo de salud National Institutes of Health le pidió que liderara un panel para revisar la creciente cantidad de literatura médica que ligaba la religión con la salud.
El panel no encontró mucha evidencia sobre el beneficio de la religión sobre la salud y halló que a los pacientes con creencias religiosas tuvieron más problemas que los que no las tenían a la hora de enfrentar sus problemas médicos. "La gente religiosa que se frustró por la creencia de que Dios los había abandonado y que se volvieron dependientes de la fe para su recuperación, y no del tratamiento médico, terminaron socavando inadvertidamente su proceso de alivio", decía como conclusión el informe que fue publicado en enero de 2003 en la publicación American Psychologist.
Pero al examinar los estudios sobre la relación entre asistir a la iglesia y la salud, el panel alcanzó una conclusión distinta: "Después de revisar la información, creo que debo ir a la iglesia", dice Powell, quien sigue investigando el tema.
Los estudios dicen que quienes van a la iglesia al menos una vez a la semana tienen una tasa de mortalidad un 25% inferior al resto. Cada estudio cubría diferentes períodos de tiempo. Pero, en términos generales, se descubrió que en un período en el que ocurrieron 100 muertes entre aquellos que no asistieron a servicios religiosos semanales, únicamente hubo 75 decesos entre los que acudieron a servicios religiosos semanales. Ambos grupos tuvieron el mismo riesgo de muerte, dice Powell.
Los servicios religiosos en iglesias, sinagogas y mezquitas, tienen actividades que pueden ser beneficiosas para la salud, como la meditación, el establecimiento de redes de socialización y la adopción de un conjunto de valores que desalientan el cigarrillo, la infidelidad y otros hábitos que pueden afectar la salud.
En los estudios, cuando se comparó a aquellos que iban una vez a la semana a la iglesia con los que no, "se descubrió que esta visita semanal estaba asociada con dejar de fumar, hacer más actividad física, evitar la depresión, el fortalecimiento de las relaciones personales y el matrimonio y la conexión era estadísticamente significativa", dice uno de los artículos analizados.
Pero no todo el mundo está convencido de que asistir a servicios religiosos sea la razón por la cual los estudios han encontrado una conexión entre religión y una mejor salud. Estos mismos beneficios podrían obtenerse al pertenecer a un club de bingo, o socializar en la biblioteca local, dice Emilia Bagiella, una profesora de bioestadística de la Universidad de Columbia.
"Es difícil contrarrestar el hecho de que aquellos que van a estos servicios religiosos quizás estaban saludables antes de llegar a la iglesia", dice.
Pero los estudios que demuestran que hay un vínculo entre la religión y la salud vienen de instituciones tan laicas como las universidades de Texas, Michigan y California en San Francisco. Y sus autores no necesariamente van a la iglesia o creen que los beneficios de salud son una obra de Dios. "El estar involucrado en actividades religiosas puede tener beneficios de salud y no creo que sea el producto de la intervención divina", dice Robert Hummer, profesor de sociología de la Universidad de Texas cuyos estudios han demostrado que existe un beneficio al asistir a los servicios religiosos aunque él mismo no es practicante.
Powell dice que ella y sus colegas excluyeron de los documentos que analizaron cualquier estudio que no tuviera en consideración los beneficios sociales de ir a la iglesia así como los hábitos saludables que tuvieran los que participaron en los estudios.
Pero incluso después de excluir esos factores, el panel que lideró Powell encontró un beneficio claro en la salud y en las tasas de mortalidad. "Existe un mecanismo desconocido que contribuye al beneficio", dice "pero no creo que este mecanismo sea Dios".
Powell dice que un estudio que se está llevando a cabo sugiere que este mecanismo puede ser la práctica. Casi todas las religiones del mundo aconsejan la oración o la meditación en momentos de rabia o dificultades, lo cual puede contribuir a disminuir los efectos nocivos de las emociones negativas.
Powell cuenta la historia de un chofer de taxi de la religión Sikh quien le contó que busca su rosario cada vez que otro auto se le cruza de forma repentina en el camino. "Me hace sentir más cerca de Dios, le dijo.