Gerontologia - Universidad Maimónides

Mayo 11, 2005

Unas 4.000 "mamás, tías y abuelas" hicieron cola por unos 50 puestos de trabajo

cola.jpgMASIVA RESPUESTA A UN AVISO PIDIENDO MUJERES DE ENTRE 40 Y 60 AÑOS

La convocatoria es de dos complejos de cines. Los puestos tienen un sueldo de $ 500. No piden experiencia. Es para vender boletos, golosinas y acomodar clientes en las salas.

Mariana Iglesias.
miglesias@clarin.com
Miércoles | 11.05.2005

La fila de dos cuadras —larga, sinuosa—, llamaba bastante la atención, pero sobre todo por su composición: mujeres, sólo mujeres... y grandes. Por eso, nada hacía suponer que se trataba de una búsqueda laboral. Sin embargo, era exactamente eso. Sólo en dos mañanas por la esquina de Junín y Vicente López, plena Recoleta, pasaron casi 4.000 "mamás, tías y abuelas" que llenaron formularios para conseguir un trabajo en dos complejos de cines. ¿Los puestos a cubrir? No llegan a 50.
Los que diseñaron el aviso sabían que la convocatoria iba a tener éxito, pero de ninguna manera —contaron— imaginaron semejante respuesta. El anuncio —publicado en los diarios del domingo— decía que se seleccionarían "mamás, tías y abuelas" de entre 40 y 60 años. Y que no era necesario tener experiencia previa.
Y allí fueron ellas. El lunes se presentaron unas 1.500. El boca a boca funcionó como nunca y ayer la situación ya era otra: las mujeres sumaron 2.500. Y ni hablar de las que seguro irán hoy....
El clima era raro. Reinaba la ansiedad característica de cualquier búsqueda laboral. Pero en esa fila ecléctica se mezclaban sensaciones y rasgos absolutamente diferentes. Estaban las "cancheras" (las que están acostumbradas a la situación y que llenaron formularios propios y ajenos); las optimistas ("chicas, seguro nos llaman a todas", entre otras frases del estilo); las descreídas (cansadas de buscar, pero que no dejan de hacerlo por necesidad); y las "temerosas". Este grupo era, claramente, la mayoría.
En la fila había muchas mujeres que no trabajan desde hace mucho tiempo. Mujeres que quedaron fuera del sistema hace unos años y que, por la edad, nunca más pudieron reinsertarse. Algunas lo intentaron durante un tiempo, pero la frustración les terminó ganando y abandonaron toda suerte de búsqueda.
Ahora vieron la oportunidad, y respondieron, dejando de lado miedos y fantasmas. "Un anuncio así genera una lucecita de esperanza", murmura Lidia Moya, 56 años, cuatro de inactividad tras el cierre en plena crisis de la mercería de Flores en la que atendía.
A su alrededor, las mujeres asienten con la cabeza. Piensan, sienten lo mismo. Entienden de qué habla esa señora. Entienden las mil y una historias de desempleo, hijos, nietos, maridos, ex maridos, vejez, juventud, impotencia, y la bendita tecnología que finalmente parece complicar en lugar de ayudar. ¡Cuánto de catarsis que hubo en esa fila!
"Después de los 40 una no existe. Las empresas deberían alargar la edad de sus empleados. En otros países del mundo se respeta y se busca la experiencia de las personas, acá pasa todo lo contrario", dispara Susana Mazzola, ex tesorera de una empresa, divorciada, un hijo al que mantener, 48 años y tres de desempleada.
"Tuve varios trabajos, pero siempre en negro, así que no tengo ningún aporte. Ahora hace dos años que no tengo trabajo, mi marido tampoco.... Así que está vendiendo cosas por la calle. Resulta que los dos tenemos 52 años y la que nos está manteniendo es nuestra hija, que tiene 26 y es contadora", cuenta Norma de Luca. Y habla de la sensación fea e incómoda que provoca el solo hecho de pensar en el futuro.
Sara Rubisse estaba compungida de que nadie le hiciera una entrevista laboral: "No quiero solo llenar la solicitud. Yo quiero que me vean, quiero demostrar que tengo 60 años pero que parezco menos, que no los represento. Además, todavía tengo mucha energía y mucha fuerza para trabajar". La mujer —maestra de chicos discapacitados— tuvo trabajo hasta hace un mes y no puede darse "el lujo" de quedarse quieta porque es viuda y tiene dos hijas que mantener.
Lidia Tornese —55 años, separada, dos hijos, administradora de consorcios hasta hace dos años— pedía lo mismo, que les hicieran una entrevista: "Que vean nuestras capacidades. Somos jóvenes. Tenemos menos de 60, no es una edad para jubilarse todavía".

Entrevistas, en espera
Pero ni el lunes ni ayer ni hoy hubo, ni habrá, entrevista. En estos días sólo se llenan los formularios. Luego, una consultora de recursos humanos será la encargada de revisar las planillas y armar entrevistas, que serán grupales.
Según explicó a Clarín Sebastián Valenzuela, gerente comercial de Village Cines, los puestos a cubrir son entre 40 y 50 en la boletería, en el candy bar o en la salas, como acomodadoras.
Las mujeres —agregó— trabajarán, en promedio, unas 130 horas al mes, que pueden repartirse en cinco o seis días a la semana. Les pagarán 4,50 la hora. Estarán "en blanco" y tendrán sus aportes sociales, es decir, los sueldos rondarán los 500 pesos.
Es lo que cobran hoy los empleados —todos muy jóvenes— de la cadena, que aclaró que no va a echarlos sino a mezclarlos con las nuevas empleadas. "Queríamos mejorar la atención al público. Y nos pareció que estas mujeres iban a tener el mejor perfil para generar calidez y simpatía".

"Sentirán que vuelven a vivir"

En la Asociación 50 a 60, la organización que nuclea a desocupados de esas edades, celebraron la iniciativa de los Village Cinema. "Es bárbaro que le den una oportunidad a gente mayor", dijo su presidente, Hugo de la Sota. Y agregó: "Lo malo es que una sola empresa ofrezca puestos para estas personas. Deberían ser más".
De la Sota, de 60 años, era jefe de sistemas de un supermercado. Está desempleado desde el año 2000: "Con esto quedó claro que somos miles y miles los argentinos mayores que no conseguimos trabajo. Nos dicen que no servimos más, te hacen sentir descartable". Y dijo que las mujeres que terminen contratadas por los cines "sentirán que vuelven a vivir.

Antecedentes


* Según las consultoras laborales, la tendencia a contratar personal de 35 años en adelante fue creciendo lentamente en la Argentina después de la crisis de 2002, sobre todo en las pymes que sobrevivieron y se adaptaron al nuevo escenario económico.
* En general, buscan gente ya formada y con conocimientos específicos en distintas áreas de la industria, la ingeniería, la administración (hay gran demanda de expertos en cuestiones impositivas) y en oficios que ya no se enseñan, como plomería o carpintería.
* Muchos de los "veteranos" que ahora encuentran nuevas posibilidades habían perdido sus empleos "a partir de las fusiones, cierres y ventas de grandes empresas que reestructuraron el mercado laboral en los últimos años", dijo Nora Moreau, consultora laboral.

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Mayo 11, 2005 09:13 AM