Sobre los visados de antipsicóticos atípicos: el programa “Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzheimer”
Antonio Burgueño Torijano
Epidemiólogo y Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Asesor técnico de CEOMA
www.elmedicointeractivo.com
Número 1418 | 7/9 Mayo 2005
El programa “Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzheimer” es una iniciativa aglutinante de voluntades y hechos encaminados a conseguir que nuestras personas mayores y enfermos de Alzheimer vivan libres de restricciones de cualquier tipo y en cualquier lugar o momento.
Se puede afirmar que en España existe un uso excesivo e inadecuado de sujeciones, tanto físicas como químicas, en personas mayores dependientes en general y personas con enfermedad de Alzheimer en particular.
Los fármacos antipsicóticos son a veces utilizados con fines restrictivos, dándose en denominar "sujeciones químicas" en otros países. Como es lógico, el programa "Desatar" trabaja para evitar esa práctica y para que se haga un uso racional de esos fármacos en las personas mayores en general y en los enfermos de Alzheimer en particular.
El uso de restricciones se opone a los principales objetivos de los cuidados a personas dependientes en general y personas con enfermedad de Alzheimer en particular, es decir, lograr el máximo grado de independencia, capacidad funcional y calidad de vida, posible.
Los fármacos psicotrópicos, cuando se utilizan de forma adecuada y prudente, pueden mejorar la calidad de vida de las personas que los necesitan y la de sus cuidadores. Lograr el máximo desarrollo funcional y de bienestar, reduciendo al mínimo los riesgos asociados a los efectos colaterales del fármaco, deben ser los objetivos del tratamiento. Cuando se usan con otros fines, como controlar un comportamiento inadecuado o molesto, sin que exista un desorden psiquiátrico que tratar, y existiendo medidas mejores, no farmacológicas, podemos hablar de restricción química.
Es una proporción que puede superar el 50 por ciento de todos los dependientes, o lo que es lo mismo, más de 500.000 personas que, diariamente, ven limitada su voluntad, libertad, y dignidad con unas medidas que, muchas veces, tienen alternativas válidas. Si sólo miramos a colectivos especiales como los enfermos de Alzheimer, las cifras de sujeciones son aún más alarmantes.
Los fármacos psicotrópicos se cuentan entre los agentes prescritos con mayor frecuencia a los residentes de centros de cuidados prolongados. La enfermería de centros de cuidados prolongados sugiere que entre un 50 por ciento y un 80 por ciento de los residentes reciben medicamentos psicotrópicos.
Podemos hablar de uso excesivo o abuso, si se trata de un uso innecesario, al existir medidas alternativas válidas y seguras. Se puede hablar de un uso inadecuado cuando, además de lo anterior, le sumamos que se administran sin una indicación correcta, no se previenen los efectos y no se aplican los cuidados estándares necesarios en toda persona "atada".
Las comparaciones internacionales y otros estudios hablan de un uso excesivo e inadecuado en varios países, pero España se sitúa a la cabeza del problema, pudiendo considerarse una lacra.
En general, los antipsicóticos deben ser fármacos desaconsejables para la población mayor y enfermos de Alzheimer, dados sus efectos negativos, y en cualquier caso los que lo consumen, o sus representantes, deben ser correctamente informados de sus potenciales efectos indeseables (ver tabla I), para que tomen decisiones sopesadas.
Otros países con un uso excesivo e inadecuado de las sujeciones llevan tiempo aplicando medidas para corregir el problema.
Existen ciertos casos, sin embargo, y sobre todo en ciertas fases o períodos de la enfermedad de Alzheimer, o demencias de otra causa, en que su uso se hace necesario y su indicación es correcta. Cuando eso es así, cuando el uso es racional, lo conveniente es usar los fármacos más seguros, con la menor cantidad de efectos secundarios posible, especialmente aquéllos que hipotecan la autonomía y la calidad de vida de los enfermos.
Como se ya se ha dicho en otros foros, los antipsicóticos "atípicos" presentan un perfil de seguridad mayor que los "clásicos", o lo que es lo mismo, sus inconvenientes son menores, con lo que restringir selectivamente un tipo y no otro carece de fundamento científico hoy por hoy, y sobre todo desde la perspectiva del programa “Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzheimer”.
Las motivaciones económicas son muchas veces legítimas, pero cuando se hacen discriminaciones por edad, toman connotaciones reprochables, siendo aún más reprochables las decisiones que afectan a colectivos especialmente vulnerables, como son los enfermos de Alzheimer, los que sufren demencias por otras causas, y sus familias, que necesitan mucho más soporte del que tienen actualmente para hacerse cargo de esas personas.
El programa "Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzheimer" defenderá siempre que se haga un uso racional de los psicofármacos, pero nunca que se prohíba su uso, o que se limite discriminando colectivos de mayor consumo.
Nuestra propuesta de uso racional debería tener una base normativa que estableciera lo que se considera sujeción química y lo que se considera uso racional de fármacos psicotrópicos, para cualquier persona de cualquier edad o condición, lo que se echa de menos en España. Sería muy interesante y esperanzador que nuestros responsables sanitarios se preocuparan de eso.
Las sujeciones físicas y químicas podrían ser siempre consideradas: "procedimientos que suponen riesgos e inconvenientes notorios y previsibles, susceptibles de repercutir en la salud de la persona", y como tales deben suponer que es obligada la autorización del interesado, o su representante legal para usarlas.
La buena práctica, desde un punto de vista ético, y médico, exige a quienes cuidan profesionalmente a personas mayores dependientes un uso racional de las sujeciones, más allá de intereses perversos o abusivos. Así, se puede establecer como límite razonable, desde ese punto de vista, aquella práctica que se encuadre en las siguientes normas:
– El uso de sujeciones debe hacerse garantizando que la persona sometida a ellas no sufre ninguna merma funcional, física, mental y psicosocial, ni pérdida de su dignidad, autoestima y control de su propia vida, como consecuencia directa de las mismas.
– Toda persona sometida a sujeciones será objeto de continuas evaluaciones y planes encaminados a lograr la suspensión de esas medidas en el más corto plazo de tiempo posible.
– Toda persona sometida a sujeciones será objeto de un protocolo de cuidados exhaustivo y vigilancia, que garantice que tiene cubiertas todas sus necesidades de forma adecuada y oportuna, y que no sufre deterioro funcional alguno, ni problemas de salud relacionados con dichas medidas.
Por último, hacer una breve referencia a los objetivos planteados en el programa “Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzheimer”, a saber:
– Cambiar la cultura social y profesional en aras a conseguir que el uso de sujeciones se considere un problema.
– Que las personas mayores y los familiares de enfermos de Alzheimer tengan acceso a conocimientos sobre el problema y las alternativas validadas. (Guías).
– Que los profesionales del sector de cuidados a personas mayores y con enfermedad de Alzheimer, tengan acceso a conocimientos sobre el problema y las alternativas validadas.
– Que las organizaciones sepan cómo evitar su uso, y los beneficios que puede dar, convirtiéndose, incluso, en una ventaja competitiva frente a otras organizaciones.
– Promover el desarrollo de referencias legislativas específicas.
– Conocer mejor el problema y las circunstancias relacionadas.