En el interior de la arteria carótida
La composición de las placas sería la clave
La Nación
Martes 3 de mayo de 2005
Los resultados de un trabajo presentado en Praga alientan a los investigadores que intentan hallar la forma de predecir el riesgo cardiovascular en pacientes con aterosclerosis.
En el 75° Congreso de la Sociedad Europea de Aterosclerosis, que se realizó en la capital de la República Checa, se conocieron las conclusiones de un estudio sobre la composición y la progresión de las placas de grasa o ateromas en las arterias carótidas de 35 pacientes.
"Lo que nos entusiasma es que con tres años de tratamiento obtuvimos en pacientes evidencia en el cambio de la estructura del ateroma", dijo a LA NACION en una teleconferencia el doctor Thomas Hatsukami, profesor de cirugía vascular de la Universidad de Washington e investigador principal del estudio Orion.
Cuando las materias grasas que circulan en la sangre, como el colesterol, se acumulan en las paredes de las arterias producen un engrosamiento que termina por reducir el paso de la sangre que lleva oxígeno al corazón y al cerebro. Si la aterosclerosis afecta las arterias carótidas, puede provocar un accidente cerebrovascular; si afecta las coronarias, un infarto.
El equipo dividió a los pacientes en dos grupos, a los que se les asignaron dos dosis (5 y 40 mg) de rosuvastatina y se les tomaron imágenes de alta precisión de las carótidas con la técnica MRI o resonancia magnética. Todos debían tener, al menos, una reducción del diámetro arterial superior al 60% y colesterol LDL de entre 100 y 250 mg/dL.
Según los resultados, el tamaño de las paredes arteriales no aumentó significativamente y el colesterol se redujo hasta un 56 por ciento. "Una limitación del estudio es que la muestra era muy pequeña. Antes de poder decir que esa droga permitirá estabilizar la placa, hay que estudiar a más pacientes. Fue un trabajo que apuntó más a tratar de comprender mejor la biología de la evolución de la placa", comentó.
Sin cambios
Para Hatsukami, éste es uno de los primeros estudios que buscan cambios en la estructura de los ateromas. "Hallamos que en tres años de terapia no aumentó el tamaño de las placas más grandes, y lo más interesante fue que en los segmentos de las arterias más enfermas el núcleo lípido había disminuido en el grupo que recibió la dosis más alta de la droga."
Junto con el doctor Chun Yuan, Hatsukami trabaja desde hace 13 años para validar el uso de la MRI en las coronarias. "Es una buena técnica no invasiva para ver el tamaño de la placa e identificar el tamaño del núcleo", indicó.
Con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, dirige un seguimiento de pacientes con ateromas moderados. ¿Su objetivo? Detectar en quiénes causarán un ataque cerebrovascular o un infarto. "Aún se necesitan más precisiones, aunque estamos obteniendo datos interesantes sobre qué tipo de placa tiene más probabilidades de progresar", adelantó sobre los resultados que presentará en el próximo congreso de la American Heart Association, en Dallas (EE.UU.).
"Muchas decisiones para elegir el tratamiento, como cirugía o angioplastia, se basan en el estrechamiento de los vasos sanguíneos -dijo-. El problema es que no todos se comportan igual y creemos que la diferencia está en la composición de la placa, ya que muchas son más inestables que otras y es sobre lo que esperamos que la nueva tecnología nos dé más información."
Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION
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