Gerontologia - Universidad Maimónides

Julio 08, 2005

Debutan empleadas con valor agregado

empleadas.JPGUna nueva oportunidad laboral para mujeres de más de 40

Tienen entre 42 y 60 años, y fueron elegidas porque su amabilidad mejorará la atención al público

* A la convocatoria de los cines Village Recoleta se presentaron 8463 postulantes
* Pasaron por varias experiencias fallidas y están felices de volver a trabajar

La Nación
Viernes 8 de julio de 2005

Parece que la sonrisa se les va a salir del rostro. Se ríen todo el tiempo, entre exultantes y nerviosas. Son como una banda de adolescentes, inquietas con su primer trabajo. Pero no estrenan empleo ni mucho menos. Tienen entre 42 y 60 años. Cargan con más de una decepción laboral en sus antecedentes. Y ahora disfrutan de una nueva oportunidad.
Son 16 "mamás, tías y abuelas". Eso, exactamente, pedía el aviso de los cines Village Recoleta al que respondió un aluvión de interesadas. Concretamente 8463 mujeres se presentaron a principios de mayo último a la convocatoria de trabajo de los cines.
A mediados de junio empezaron, lentamente, a trabajar codo a codo con los demás empleados, para aprender el oficio. Pero la prueba de fuego la tendrán la semana que viene, cuando las vacaciones de invierno lleven una avalancha de chicos y grandes a las 16 salas del complejo.
En los cuatro meses que buscó trabajo, Elsa García repartió más de 60 currículum. Hasta que vio esta oportunidad en el diario. "Vine el primer día", contó ansiosa esta mujer de 56 años, con dos hijos y abuela de Thiago, de tres años. "Todos nos dan aliento y nos felicitan. ¡Estamos tan contentas!", dijo. Como si hiciera falta decirlo...
"¡Rejuvenecimos 20 años!", gritó María del Carmen Pellicciaro, viuda, con dos hijos de 30 y 28 años. "A nuestra experiencia laboral le sumamos nuestra experiencia de vida. Somos las pioneras en un proyecto que esperamos se repita en otras empresas", agregó.
A su lado, Elisa Roberts acotó que los dos domingos siguientes salieron sendos avisos similares al del Village, pero después no volvieron a convocar a mayores de 60 años. Tiene 46 años, cuatro hijos de entre 26 y seis años, y es abuela de una beba de dos meses.
Helvecia vivió en España. Cuando volvió y buscó trabajo, entendió rápidamente qué significaba la palabra "discriminación". "Iba a una entrevista y me preguntaban si buscaba trabajo para mi hija", ejemplificó María Isabel Policastro, de 48 años.
"Estamos con el nerviosismo y la responsabilidad de querer hacer las cosas bien", confiesa Ana Veiga López, de 50 años, con dos hijos de 22 y 28 años. "Volvimos a pertenecer al sistema", afirmó Adriana Luque. Y coincidieron en que hacía tiempo que no se reían tanto. "Mis hijos me dicen que me cambió la cara, que soy otra persona", se emocionó Susana Duarte, con cuatro hijos y un nieto de 14 años, recordando que hacía guardias los fines de semana en una inmobiliaria.
"Estamos listos para salir al ruedo. Tenemos muchas expectativas y estamos tan contentos como ellas", dijo ayer el general manager del Village, Sebastián Valenzuela.
Su amabilidad y su experiencia de vida les dan a estas empleadas un valor agregado. "Lo que vimos cuando surgió el proyecto es que podían complementar muy bien a los empleados y eran muy valiosas en lo que se refiere a la atención de clientes, en la calidad de servicio", agregó Valenzuela.
La selección no fue fácil. Unos cuantos ejercicios de role playing y su manera de resolver varias situaciones por las que pasarían en el futuro fueron claves. "Siempre es duro porque había muchas buenas candidatas", explicó el gerente general del complejo. Habrá más incorporaciones. A mediados de septiembre se abrirán las nueve salas del Village Caballito y más mujeres serán convocadas.
Atienden las boleterías, cortan entradas y venden pochoclo y gaseosas. Van a trabajar entre seis y ocho horas diarias. "Internamente, no hicimos ninguna diferencia con ellas", señaló Valenzuela. Por unas 150 horas mensuales de trabajo, cobrarán cerca de 600 pesos por mes. Ayer a la tarde, en la fila para sacar entrada estaba Inés con sus dos nietas. "Son muy atentas. Quizá tengan falta de experiencia, pero cuando agarren la onda... ¡No las para nadie!", aseguró.
Un poco más atrás estaba Juan, un estudiante de hotelería de 19 años que trabaja como cadete. Es habitué del complejo. "Me parece genial que les den una oportunidad", opinó.
Curiosamente, estas mujeres no encontraron la mejor sorpresa detrás del mostrador, sino en sus propias casas. La ropa planchada, la mesa puesta y la comida hecha las sorprendieron gratamente. Ni qué hablar de lo orgullosos que se sienten sus hijos.
"Mi marido ahora hace las compras", se sorprendió Elsa. "¡Y a mí me esperaron con un ramo de rosas!", confió Liliana. "Los chicos nos decían: «Vos podés, mamá»", dijo María Isabel, al explicar que le tenían un poco de miedo a las computadoras.
"Sentimos que eso de que el trabajo dignifica hoy tiene más sentido que nunca", dijo Elisa. Y provocó que todas estallaran en un "¡sí!" ruidoso y unánime.

Por Cynthia Palacios
De la Redacción de LA NACION

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Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Julio 8, 2005 12:45 PM