Gerontologia - Universidad Maimónides

Julio 21, 2005

Tengo toneladas de cosas por hacer

yoko_ono.jpgENTREVISTA CON YOKO ONO

A sus jóvenes 72, la viuda de John enfrenta las críticas que ya despertó el musical "Lennon", que hoy se estrena en Broadway. Reflexiona sobre el paso del tiempo y no se olvida de sus años de fobia y depresión.

Laura Barton. The Guardian. Especial para Clarín.
Jueves | 21.07.2005

A los 72 años, vestida de negro riguroso y enormes anteojos de sol, Yoko Ono parece más imparable que nunca. Podría tener 30 años menos. En un hotel lujoso que da al Hyde Park, cuenta lo agitada que sigue siendo su vida. "Siempre muy ocupada desde que tengo setenta. Es muy extraño, pero es así. Y me siento feliz, no siento que tenga que estar sentada en la cocina". Mientras en Broadway se estrena (hoy jueves) oficialmente el musical Lennon (ver recuadro), basado en la música y la obra de su marido, ella apoya el proyecto a pesar de las críticas de los beatlemaníacos que la acusan de especular con la memoria. Fue la viuda quien le dio el visto bueno al director y productor Don Scardino para que llevara adelante el musical, además de permitirle usar dos canciones de Lennon inéditas: India, India (1968), I don' t want to lose you más Cookin' (in the kitchen of love), que Ringo Starr grabó en 1976.
"Lo que se presenta en el escenario debería darle a la gente sabiduría, coraje, inspiración y felicidad, así todos pueden seguir viviendo con más seguridad y esperanza". Esto es todo lo que la viuda quiere decir sobre una obra que ya empezó con problemas luego de estrenarse en abril en San Francisco. May Pang, la amante de John entre 1973 y 1975, se quejó de no aparecer en Lennon, volviendo a transformar a Yoko en una bruja anti-beatle al declarar que fue por su culpa que John no hubiera vuelto a grabar con Paul McCartney.
Su rechazo a los roles convencionales de poeta, artista, esposa, viuda, le ha significado pasar 40 años de su vida siendo despreciada por el público: hoy sirve como justificación de la separación de los Beatles y todavía se hace burla de sus obras vanguardistas, como Horizontal memories que hasta el 14 de agosto se exhibe en Suiza. El mes pasado volvió a cantar, con esa forma particular de usar sus "gritos", en el festival londinense Meltdown, organizado esta vez por Patti Smith.
El año pasado nomás, la "bruja" causó furia en Liverpool con una muestra titulada Mi mamá era hermosa, que este año se vio en Oslo. Ahí la imagen de una mujer mostrando los senos y la vagina se veía en afiches repartidos por toda la ciudad. "No estaba tratando de insultar a Liverpool", dice. "De hecho, cuando pensé en esa idea e imaginé los senos y la vagina de esta hermosa mamá por toda la ciudad pensé que sería tan bello, es como ofrecerles amor. Pero la gente trata de inhibir ese recuerdo. Las mujeres están en una posición que las hace avergonzarse de su cuerpo. Es ridículo y a la vez sorprendente; siempre tenemos una postura apologética por haber creado la raza humana".
A pesar de su carrera como artista de vanguardia y feminista, la contradicción innegable es que Ono ha sido definida por su vinculación con un hombre; primero por su matrimonio con Lennon y después por su viudez. "No lucho contra eso", replica con aire cansado. "Soy considerada como la viuda de, ¿acaso quieren que me levante y me ponga a gritar por eso? Siempre fui considerada como John y su esposa, y una artista. En cambio John nunca fue considerado como el esposo de Yoko Ono. Pero mirá, tenés que aprender a usar bien tu energía, así no te enojás ni te ponés sentimental cada vez que lo percibís, porque si no, podés morirte de bronca".
Todavía vive en el mismo edificio que compartía con Lennon en el Upper West Side de Manhattan, a las puertas del cual fuera asesinado de un tiro por Mark Chapman en 1980, pero en el que con total desafío decidió quedarse y encargarse de sus propiedades y continuar su trabajo de músico y artista. "Yo era una persona muy depresiva", explica. "Todo me daba pánico y tenía miedo de las cosas y era muy vulnerable. Y para compensar todo eso busqué el optimismo". Según ella, la depresión se enraizaba en el aislamiento que sintió a medida que fue creciendo, cuando era popular entre sus pares, "pero al mismo tiempo sentía que tenía un mundo interior que no podía compartir. Y eso era la soledad. Toda mi vida sentí un toque de soledad hasta que conocí a John en 1966. Por supuesto, John también era así".
En los años sesenta, Ono pertenecía al movimiento Fluxus que se caracterizaba por su dedicación a lo intangible en lugar de lo específico, algo que se comprueba en las respuestas tan ambiguas como filosóficas que da. Dice que las raíces de su pensamiento artístico surgen de sus primeros años de escuela en Japón: "En la escuela había un deber para la casa muy extraño: había que escuchar todos los sonidos y ruidos en la vida real y tratar de traducirlos a notas musicales. Pero luego me di cuenta de que mi conocimiento de las notas musicales era muy limitado como para expresar esa melodía fascinante que estaban creando los pájaros. Entonces me quedé sólo con el mandato: escuchar el canto de los pajaritos a las 8 de la mañana".
En lo que ahora Yoko Ono cree es en combatir la discriminación por la edad. Recientemente posó en pantalones cortos para reafirmar su mensaje. Envejecer es, según ella, un tema que afecta particularmente a las mujeres. "Porque el hombre, incluso en los noticieros, siempre es como un papá de unos 50 o 60 años más o menos, y la mujer tiene que tener 18 y ser rubia, cada vez son más y más rubias".
La primera vez que este tema le pegó con fuerza fue, curiosamente, en una fiesta en Nueva York cuando tenía 20 años. "Estaba bailando con un chico y fuimos a tomar un café o algo, y él dijo, 'Bueno, ahora te ves bien, pero en unos tres o cuatro años más vas a parecer una vieja'. Y siguió, 'Así son las mujeres, empiezan a envejecer bastante rápido'. Había una suerte de mito con las mujeres, el mito de que ellas no envejecen bien, en cambio los hombres sí". Frunce la boca desafiante: "¡Yo creo que es justo lo contrario! ¿Cómo nos convencieron con una idea semejante?".
"Con cada década que pasa", dice Yoko, "se me anticipa un sentimiento de espanto que, finalmente, todavía no llega". Y admite: "30, 40, 50... Nunca tuve ese sentimiento de '¡Oh-oh, y de pronto 70!'. A los 70, pensé mejor y grité '¡Guau, esto es genial! ¡Sobreviví! Y tengo 70'. Ahí perdí el miedo y supe que la vida es maravillosa".
Le pregunto qué cree que pasa cuando uno se muere. "¡No tengo idea!" sonríe y aletea con sus manos en alto. "Pienso en John", empieza y uno se da cuenta de que para Ono, Lennon siempre tiene que servir para ilustrar lo inmutable de la muerte. "Pienso en él y pienso que tenemos su obra, y cuando hago una retrospección pienso que parte de él debe haber sabido que su vida sería corta. Era casi una obsesión para él tener que crear en todo momento".
Yoko espera vivir otros 30 años. "Tengo toneladas de cosas por hacer —dice con evidente regocijo—. Algo me pasó cuando cumplí 70. Empecé a sentir un inmenso amor por la raza humana y la vida en este planeta, el universo, y por todo el mundo. Y cuando estoy cruzando una calle en Nueva York y tan solo percibo el clima, pienso, '¡esto también huele a París!' o 'recuerdo cuando…' Siempre estoy en un mundo paralelo". Y de pronto, tras los grandes anteojos negros, una amplia sonrisa aparece en ese rostro de ángulos marcados.

Traducción de Cecilia Benítez

Un nuevo álbum con mensaje feminista


Actualmente está trabajando, dice, en un nuevo disco, que es una extensión del tema de su última producción, Blueprint for Sunrise, del 2001, que se trataba de "feminismo puro". Cuenta: "Era sobre las mujeres, y por todo lo que atraviesa una mujer. Ahora hay muchas que piensan, 'claro, ya no necesitamos al feminismo, todas nos hemos liberado y la sociedad nos acepta tal cual somos'. Lo que no es más que una tontería. No tiene ninguna veracidad".
Hace un gesto con su cara y agrega: "Seguro, una de cada cuatro mujeres que llegan a la guardia de emergencia, llegan ahí por violencia familiar; y eso es en los Estados Unidos, así que te podrás imaginar lo que es en los países del Tercer Mundo".
En los '70, esta mujer estaba en una campaña contra el chauvinismo y a favor de la mujer, como lo demuestra una canción como La mujer es lo negro del mundo, en la que cantaba: "¿Tuviste que hacer la comida?/ ¿Tuviste que ocuparte de la vida en lugar de matar?/ No es un error, hermanas, / Nosotros las mujeres tenemos el poder para cambiar el mundo".
Pero la pregunta ahora es: ¿cómo es que el feminismo se ha convertido en una mala palabra?. "Creo que a muchas mujeres les gustaría olvidarse de esto y solo dedicarse a tener hijos y tal vez estirarse la cara o alguna cosa", se ríe irónicamente. "La sociedad pasa por etapas. Pienso que hubo un momento en que nosotras las mujeres obtuvimos un poco de libertad y después nos atemorizamos. Nos dio mucho miedo estar en la posición de ser condenadas al ostracismo, supongo".

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Julio 21, 2005 08:14 PM