Gerontologia - Universidad Maimónides

Septiembre 21, 2005

Mal de Alzheimer: "Lo más importante es educar a la familia"

Entrevista con Barry Reisberg, especialista de la Universidad de Nueva York

Lo afirma el creador de la escala que permite identificar la evolución de la enfermedad

La Nación Ciencia/Salud
Miércoles 21 de Septiembre de 2005

-¿Se puede mejorar la calidad de vida de la persona con Alzheimer?

-Absolutamente... De hecho, hoy se puede ayudar de muchas maneras. Una, y muy importante, es un diagnóstico preciso para conocer en qué etapa de la enfermedad está cada paciente, ya que todo el proceso se puede manejar bien con tratamientos que no siempre incluyen fármacos. Es lo que llamamos la "ciencia para el manejo de los pacientes con Alzheimer".

Con respuestas precisas para un mal desconcertante, que suele asociarse con la vejez (del 15 al 20% de los casos aparece entre los 50 y los 55 años por herencia), el psiquiatra geriátrico Barry Reisberg dialogó con LA NACION durante su reciente visita al país para dar charlas sobre este desorden cognitivo que avanza impasible contra la memoria, el pensamiento y la conducta, hasta "robar" la independencia para vivir.

Entre los aportes del doctor Reisberg al conocimiento del Alzheimer, está la escala para evaluar la etapa en la que se halla un paciente. Conocida como Escala de Deterioro Global o FAST, describe las siete fases de progreso del mal. Reconocerlas en cada paciente permite pronosticar su evolución y ahorrar angustias a los familiares.

"Esto ayuda a la familia a vencer temores de un futuro que es desconocido y permite mejorar mucho la calidad de los cuidados porque es un proceso que puede durar unos 20 años y, en cada fase, los pacientes necesitan recibir la atención adecuada", comentó Reisberg, director clínico del Centro Silberstein de Investigación del Envejecimiento y la Demencia, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York (NYU, según sus siglas en inglés).

Según el neurólogo Héctor Figini, experto local en afecciones de la tercera edad, presente en la entrevista a pedido de Reisberg por sus aportes al conocimiento de los reflejos, "el límite más difícil de establecer es el que separa el envejecimiento y la demencia". De allí, señaló, la importancia para el diagnóstico de la información que provee la familia sobre las actividades y el comportamiento de la persona. Se estima que entre el 5% y el 8% de los mayores de 65 padecen Alzheimer y el 30% de los mayores de 85.

Paso a paso

En la etapa más temprana, que pasa inadvertida, el mal aún no produce trastornos cognitivos evidentes: el paciente trabaja y se relaciona sin problemas. En la segunda fase, que se confunde con el envejecimiento normal, olvida nombres y lugares, dónde guardó objetos y compromisos.

La tercera etapa delata la existencia incipiente del problema: aumentan los olvidos y se pierde la orientación. En la cuarta, que es cuando la mayoría de los familiares consulta al médico, la persona se confunde al hacer compras y pagar. La enfermedad se transforma en moderada cuando la persona no puede elegir la ropa según el clima o el momento del día ni manejar el automóvil. La falta de independencia para las tareas cotidianas es típica de la quinta fase y es la que confirma el diagnóstico.

La severidad aumenta en las dos últimas etapas. En la sexta fase, la persona pierde la capacidad de vestirse, de bañarse, de asearse al salir y tiene incontinencia. La séptima fase es terminal: pierde el lenguaje (habla con monosílabos hasta producir sólo sonidos), la locomoción (al año no puede mantenerse sentada) y la conciencia. Tampoco sonríe ni reconoce a familiares u objetos personales. Como un recién nacido, no puede mantener la cabeza erguida.

"El mal se parece a una regresión en el desarrollo normal, por lo que podemos aplicar sus reglas al Alzheimer -explicó Reisberg, a cargo del Programa de Educación y Recursos de la Enfermedad de Alzheimer, en la NYU-. Un chico y un paciente con Alzheimer pueden resolver las mismas pruebas de desarrollo cognitivo, metabolismo y reflejos."

Volver a la niñez

Denominada "retrogénesis" por Reisberg, esa regresión progresiva devuelve al paciente a la niñez. Es un fenómeno que permite comprender mejor qué mecanismos alteran el funcionamiento del cerebro, el metabolismo y los reflejos.

"Para un chico, los cuidados de su mamá pesan en el desarrollo -puso como ejemplo-. Lo mismo pasa con quien está en la séptima fase: es común que los familiares no sepan cómo reaccionar, ya que quieren darle los mejores cuidados, pero no entienden al paciente, que comprende todo lo que se le dice y mucho más de lo que puede decir. Lo mismo pasa con los movimientos: cuando se lo deja inmóvil en una cama, aparecen las deformidades."

Por esto la ciencia para el manejo de los pacientes con Alzheimer sostiene que es a la familia a la primera que hay que educar. "Así podrán comprender qué piensa y cómo se comporta el paciente", concluyó el investigador.

Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION

¿Desgaste normal o patológico?
"No todo trastorno de la memoria es Alzheimer -afirmó el doctor Arturo Famulari, director asociado de la Fundación Argentina para las Enfermedades Neurológicas del Envejecimiento-. Una cosa es el trastorno de la memoria y otra, la alteración del rendimiento que ese trastorno produce." Si los olvidos se solucionan con una agenda u otra estrategia para recordar, sólo se trata del desgaste natural de la edad, del estrés o las preocupaciones, como la falta de dinero para llegar a fin de mes. Lo mismo ocurre si se corrigen al intentar recordar sin esfuerzo. "El especialista estudiará la memoria, los reflejos y otras funciones para decidir si es una forma incipiente de Alzheimer o el desgaste normal del cerebro por los años", dijo.


http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota_id=740606

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Septiembre 21, 2005 12:49 PM