Gerontologia - Universidad Maimónides

Septiembre 23, 2005

Cuando las vitaminas hacen más mal que bien

Muchos enfermos de cáncer toman una gran variedad de vitaminas y antioxidantes con la esperanza de mejorar sus posibilidades de recuperación, pero un informe reciente sugiere que estos suplementos pueden ser perjudiciales.

September 23, 2005
Por Tara Parker-Pope
The Wall Street Journal

El informe, presentado este mes en CA, una publicación de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, dice que los pacientes con cáncer no deberían tomar antioxidantes mientras reciben radiación o quimioterapia porque éstos podrían reducir la efectividad del tratamiento. Y lo que es aún peor: hay investigaciones que sugieren que los antioxidantes incluso podrían fomentar el cáncer, protegiendo a las mismas células que los enfermos están tratando de combatir.

Estas noticias ensombrecen el papel de las vitaminas en la promoción de una buena salud. A principios de año, un importante estudio demostró que quienes toman vitamina E tienen un riesgo mayor de sufrir insuficiencia cardiaca. Pero es probable que la sola idea de que los antioxidantes puedan ser dañinos confundirá y molestará al gran número de pacientes que ingieren vitaminas y suplementos religiosamente, esperado que les ayude a vencer la enfermedad. Las investigaciones muestran que de un tercio a la mitad de los enfermos de cáncer toman vitaminas y otros suplementos.

Los antioxidantes incluyen la beta-carotena, lycopena y las vitaminas A, B, C y E, entre otras. En el cuerpo, estas sustancias ayudan a eliminar las moléculas perniciosas, conocidas como radicales libres, que tienen el potencial de causarle daños severos a las células. Pero aunque, en teoría, el efecto de una sustancia que ataque a estos radicales libres es positivo, el informe señala que los resultados de laboratorio y pruebas en seres humanos son mixtos.

Hasta que no se sepa más, los pacientes en tratamiento por cáncer deberían evitar las dosis altas de vitaminas, argumenta Gabriella M. D'Andrea, una especialista en cáncer de mama del centro de cáncer Memorial Sloan Kettering.

En su investigación sobre la influencia de los antioxidantes a la hora de prevenir el cáncer, D'Andrea encontró pruebas que mostraban que, muchas veces, los suplementos podrían estar causando daño a los pacientes. A esa conclusión apuntaron dos de sus pruebas aleatorias realizadas en pacientes con cáncer avanzado: no encontraron beneficios derivados del consumo de vitamina C y la tasa de supervivencia era peor en el grupo que tomó la vitamina.

Los resultados de un estudio realizado en 2002 en mujeres con cáncer de mama en fase inicial, y que recibieron grandes dosis de vitaminas, minerales y antioxidantes, no son concluyentes, pero indican que la supervivencia fue menor en el grupo que ingirió los suplementos. Y el año pasado, la publicacón médica británica Lancet publicó un estudio que mostraba que los antioxidantes podrían haber incrementado el riesgo de los cánceres gastrointestinales.

D'Andrea dice que para medir el impacto real de los antioxidantes en los enfermos de cáncer es necesario hacer investigaciones más extensas con seres humanos. El problema es que tales estudios son caros. Además, es difícil estudiar los suplementos ya que su efecto es alterado por el contenido de grasa y el consumo de vegetales y frutas.

Ciertamente, nada de esto significa que los pacientes de cáncer nunca deban tomar vitaminas u otros suplementos. Lo primordial es que los enfermos consulten sus cambios de dieta con sus médicos.

"Mucha gente cree que los nutrientes en cualquier dosis son inofensivos, pero eso puede no ser así", concluye Marji McCullough, una especialista en nutrición de la Sociedad Estadounidense del Cáncer.

Aunque los datos sobre los suplementos son poco claros, los pacientes podrían ayudarse adoptando un estilo de vida que incluya una dieta sana y ejercicio.

En mayo, investigadores publicaron los resultados de un estudio realizando entre 2.400 mujeres postmenopáusicas con cáncer mamario en etapas tempranas.

Los resultados demostraron que una dieta baja en grasas puede disminuir en 24% las posibilidades de que el cáncer reaparezca.

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Septiembre 23, 2005 07:59 AM