La baja tasa de fecundidad y el aumento en la esperanza de vida contribuyen al envejecimiento de la población. En Europa el fenómeno genera inquietud.
Buenos Aires, octubre de 2005 (RIS- Argentina)
En Europa, el progresivo envejecimiento de la población genera interrogantes acerca de cómo se garantizará la seguridad social de las generaciones futuras. En algunos países trabajan en el diseño de políticas tendientes a revertir esta situación.
El informe 2004 sobre la Situación Social en la Unión Europea (UE) –que recoge una visión general de la evolución en los factores sociales y económicos de la región–, señala que en función de las tendencias demográficas existentes “perdura el desafío del envejecimiento”, y estima que el fenómeno se acentuará “en menos de una década”.
En este sentido, el trabajo elaborado por la UE indica que el porcentaje de adultos mayores en los países integrantes “se incrementará”. Así, Italia, que hoy tiene el 27 por ciento de su población mayor de 65 años, en el 2013 superará el 31 por ciento. De igual modo, Alemania (el otro país más comprometido) pasaría del 26 al 30,3 por ciento su proporción de ancianos, mientras que situaciones similares se registrarían en Grecia, España y Francia.
El estudio consigna además que así como en 1960 la cantidad de mayores de 65 años alcanzaba los 38 millones, en la actualidad esa cifra prácticamente se duplicó y trepa a los 74 millones de personas. A su vez, hoy este segmento de la población representa el 24,1 por ciento del total en Europa, y se prevé que alcanzará los 27 puntos porcentuales en el próximo lustro.
Asimismo, el estudio postula que a pesar de que se hayan sumado 10 países a la UE en el último año – que aportaron una población relativamente más joven–, “esto no significa que se haya modificado la trayectoria demográfica de la Comunidad Europea. Habrá un rejuvenecimiento breve y moderado que será pronto sustituido por un proceso de envejecimiento más pronunciado”, sentencia.
Entre los motivos que generaron esta situación, que los demógrafos califican como una erosión de la pirámide social, se destacan “el crecimiento de la esperanza de vida y el bajo índice de fecundidad”. Y entre los efectos que esto provocaría, las autoridades de la CE alertan sobre el riesgo de un colapso del sistema jubilatorio y de salud del Viejo Continente.
Lejos de ser un fenómeno excluyente del Viejo Continente, el desequilibrio demográfico comienza a percibirse en todo el planeta. Según Naciones Unidas, el número de personas mayores de 60 años crece mensualmente en 1,2 millones, y se estima que en 2050 el porcentaje de ese segmento de la población en todo el mundo pasará del 10 al 22 por ciento.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala en este sentido que se está produciendo una revolución demográfica en todo el mundo y advierte que las personas mayores tendrán un papel más crucial en la sociedad, a través del ejercicio del voluntariado, la transmisión de experiencia y conocimiento, ayudando a sus familias e incrementando su participación como fuerza de trabajo remunerado.