Recientes estudios coinciden en que una de cada tres mujeres mayores de 50 años (alrededor de un millón y medio) padece osteoporosis. Pero lo más preocupante es que también son muchos los estudios que sugieren que no se están tomando medidas básicas para su tratamiento temprano.
La Nación
Martes 18 de octubre de 2005
"Un estudio sobre mujeres que habían sufrido fractura de muñeca reveló que sólo al 28% se le solicitó una densitometría –dice el doctor José Zanchetta, director de la Maestría en Osteología y Metabolismo Mineral de la Escuela de Posgrado de la Universidad del Salvador–. Esto muestra que la fractura de muñeca no es considerada por los médicos como evento osteoporótico."
Habitualmente, la fractura de muñeca es el primer signo visible de una descalcificación ósea silenciosa. Y como tal, brinda una oportunidad que no debe desperdiciarse para evitar que el mal progrese. Con tratamiento adecuado, quienes sufrieron esa fractura pueden reducir hasta en un 70% el riesgo de sufrir una fractura vertebral.
Sin tratamiento de por medio, la evolución natural de la osteoporosis es la siguiente: "A los 60, se suelen producir fracturas de muñeca; entre los 60 y los 70, de vértebras, y después de los 75, de cadera", esquematiza el especialista. Ese primer eslabón de la cadena afecta al 4% de las mujeres mayores de 50 años, según el estudio Tango, que abarcó a 30.000 mujeres. Este resultado, en la población argentina, indicaría que hoy hay 227.268 mujeres con muñecas enyesadas o por enyesar.
Fracturas silenciosas
El segundo eslabón de la cadena de la osteoporosis, la fractura de vértebras, tiende a pasar inadvertida. Esto se debe a que en el 70% de los casos se quiebran sin dolor. Claro que los médicos tienen herramientas para sospechar y diagnosticar esa rotura.
La más sencilla es que el médico clínico mida periódicamente la altura de sus pacientes. Aunque suele decirse que la gente pierde estatura mientras envejece, "el normal adelgazamiento de los discos intervertebrales que conlleva el paso de los años no puede significar jamás una pérdida de más de 4 centímetros de altura", señala Zanchetta.
Sin embargo, agrega, no es habitual que los médicos que atienden a adultos mayores los midan. No obstante, "el diagnóstico que se puede hacer a partir de la pérdida de altura es crucial: durante el año siguiente a una fractura vertebral la persona tiene un 19,5% de posibilidad de sufrir otra".
El reducido porcentaje que sí experimenta dolor tiene una señal de alerta que no siempre es atendida: "Si se le pregunta a un adulto mayor si le duele la espalda dirá que sí, ya que un gran porcentaje padece artrosis", apunta.
¿Cómo distinguir un dolor de otro? "Cuando la persona con artrosis siente dolor en la espalda, éste suele aliviarse si la persona camina –responde–. Pero cuando se fractura una vértebra, ese dolor es insoportable y se alivia si se acuesta. Además, tiene fecha de inicio, que puede relacionarse con un movimiento o un esfuerzo, y que después de unos tres meses desaparece."
El alcance de las fracturas vertebrales fue establecido por el estudio Lavos, que revela que el 17% de las mujeres mayores de 50 ha sufrido al menos una fractura vertebral. Puede decirse que "hay 685.459 mujeres mayores de 50 con fracturas vertebrales, y la mayoría de ellas está sin diagnóstico", quizá la última señal de alerta de que la fractura de cadera puede estar en gestación. Una realidad que afecta a 26.796 personas por año en la Argentina.
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