Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha comprobado en ratones la posibilidad de revertir la enfermedad de Huntington en sus fases avanzadas
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Redacción
Actualizada: 31/10/2005
La técnica empleada por los investigadores consiste en silenciar el gen responsable de esta dolencia, que se transmite de forma hereditaria y genera un deterioro cognitivo y motor que acaba con la muerte del enfermo. De este modo, han logrado revertir el déficit motor de los ratones afectados, además de reducir la pérdida de neuronas.
El coordinador del proyecto, José Javier Lucas, precisó que "si bien se está aún muy lejos de llevar esta técnica a la práctica clínica, el reciente descubrimiento de la tecnología del ARN de interferencia permite que esta vía de estudio se plantee como una solución real".
El equipo del doctor Lucas, que trabaja en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid), había demostrado con anterioridad que cuando se apaga el gen en los estadios iniciales de la enfermedad (antes de que comience la pérdida de neuronas), los animales afectados eran capaces de recuperar la coordinación motora.
El nuevo estudio, cuyas conclusiones han sido publicadas por la revista 'The Journal of Neuroscience', analiza la progresión de la dolencia en sus fases avanzadas, cuando ya ha comenzado la pérdida de neuronas. "Tras cinco meses con el gen apagado, se comprobó que el déficit motor se revertía por completo en los ratones afectados. La pérdida neuronal, en cambio, persistía, aunque su progresión era menor que la de los ratones que mantenían activo el gen responsable de la enfermedad", explicó el investigador del CSIC.
UNOS 4.000 ENFERMOS EN ESPAÑA.
La enfermedad de Huntington es un trastorno neurodegenerativo hereditario que provoca un progresivo deterioro cognitivo, cambios de personalidad y una serie de movimientos descontrolados que los médicos denominan 'corea' (en griego, danza).
Esta dolencia comienza a manifestarse entre los 30 y los 50 años, aunque puede desarrollarse también en la infancia. Progresa a lo largo de 15 ó 20 años, durante los cuales la pérdida de capacidades va en aumento hasta provocar la muerte del paciente debido a la rigidez muscular y a complicaciones respiratorias o un fallo cardiaco.
Aunque la incidencia de la enfermedad es relativamente baja comparada con otras dolencias neurodegenerativas, en España afecta a 4.000 personas, y otras 20.000 tienen un 50% de riesgo de desarrollarla.