El secreto
En el pueblo de Silanus, en un cobertizo detrás de su casa, Tonino Tola, de 75 años, saca las manos del cuerpo aún humeante de un ternero recién sacrificado, guarda su cuchillo y me da la bienvenida con un cálido y sangriento apretón de manos.
por: Dan Buettner
Foto: David Mclain Foto: National Geographic
Fuente: National Geographic
1 de nov. de 2005
Luego, con sus gruesos y resbalosos dedos pellizca tiernamente las mejillas de su nieto de cinco meses, Filippo, quien observa la escena desde los brazos de su madre. Para este fornido pastor de 1.80 metros, el trabajo duro y la familia conforman los cimientos de su vida, y quizás puedan ayudar a explicar por qué Tonino y sus vecinos pertenecen a un lugar de gente longeva.
Silanus, una comunidad de 2,400 personas, se localiza en las faldas de las montañas Gennargentu en el centro de Cerdeña, donde los secos pastizales colindan con los picos de granito. En un racimo de pueblos en el corazón de una región llamada ‘’La Zona Azul’’ por los demógrafos, 91 de las 17,865 personas que nacieron entre 1880 y 1900 han llegado hasta su centésimo aniversario, una tasa más del doble de alta que el promedio en Italia.
¿Por qué la extraordinaria longevidad en este lugar? El estilo de vida es parte de la respuesta. Este día en particular, para las 11 a.m., Tonino ya ha ordeñado cuatro vacas, ha cortado media pila de leños, ha sacrificado a un ternero y ha recorrido 6.4 kilómetros pastoreando a sus ovejas.
Al tomarse el primer descanso del día, reúne a sus hijos mayores, a su nieto y a los visitantes alrededor de la mesa de la cocina. Su esposa, Giovanna, desata un pañuelo que contiene carta da musica, un pan delgado como un pergamino, llena los vasos con vino tinto y, con la severa brusquedad de una mujer que sabe que manda, corta unas rebanadas de queso pecorino hecho en casa.
Como la mayoría de las esposas del lugar, cuyos maridos están ocupados cuidando sus ovejas, Giovanna lleva las finanzas familiares y la administración del hogar. En las culturas mediterráneas, las mujeres sardas tienen fama de cargar con el estrés de estas responsabilidades. Para los hombres, un menor estrés podría reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, lo cual podría explicar por qué la tasa de mujeres y hombres centenarios es casi de uno a uno en algunas partes de Cerdeña. ‘’Yo hago el trabajo –admite Tonino, tomando a Giovanna por la cintura– y mi ragazza es la que se preocupa.’’
Estos sardos también se benefician de su historia genética. Cuando potencias militares, como los fenicios y los romanos, descubrieron los encantos de Cerdeña, los nativos se vieron forzados a retroceder más y más hacia el interior de las partes montañosas. Una vez allí, cultivaron la precaución contra los forasteros y se ganaron una reputación de bandidaje, secuestros, y de la práctica de vendettas con la lesoria, el tradicional cuchillo sardo de los pastores.
Encuentra el artículo completo en la edición de noviembre de National Geographic en español.
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