HISTORIAS DE JUBILADOS ASALTADOS
En lo que va del año, ya hubo al menos 31 ancianos asesinados en estos asaltos. Otros diez, que sobrevivieron, cuentan cómo quedaron y la forma en que esta ola violenta les cambió la vida.
Rolando Barbano.
rbarbano@clarin.com
Domingo | 13.11.2005
Mil pesos fue lo que se llevaron de la casa de Valentín Alsina que Luis Roqueiro compartió durante la mayor parte de sus 74 años con su mujer, Irene Pasztor. Era apenas una parte de lo que estaban juntando desde hacía cinco años para poder viajar a España a visitar a su hijo mayor.
Luis, albañil jubilado, nunca pudo concretar ese sueño. Su mujer, una modista de 71 años, vio cómo moría de un infarto en el propio living de la casa luego de que escaparan los tres ladrones que se habían llevado aquellos ahorros y la tranquilidad que habían juntado toda la vida. Su caso pasó así a integrar una de las listas más vergonzosas de la Argentina: la de los 31 abuelos muertos este año en asaltos.
Hay más números vergonzosos. De acuerdo a una estadística policial, sólo en el Gran Buenos Aires, La Plata, Mercedes y Zárate se registraron 1.214 asaltos contra personas mayores de 65 años entre enero y agosto de 2005. Esto da un promedio de casi 150 robos contra jubilados por mes sólo en estos distritos.
No hay más estadísticas, aunque el problema es nacional. El Ministerio de Justicia no hizo "encuestas de victimización" ni a comienzos de este año ni del anterior, por lo que no tiene datos. Lo que sí se sabe es que los asaltos contra viejos son de una violencia extrema; los golpes son cosa común y también son habituales las torturas. Clarín escogió diez casos y habló con las víctimas para ver las otras heridas: las que quedan en la mente.
Poco es lo que parece hacerse para prevenir que haya más casos. El Ministerio de Seguridad bonaerense lanzó un programa para darles consejos a los mayores y centralizar investigaciones. En Junín, después que tres hermanos jubilados fueran asesinados, se lanzó otro programa que incluye visitas a ancianos. El jueves, Red Solidaria hará un acto por los derechos de las personas mayores. Pero aún falta más.
Golpes y noticias
Héctor Gambini
hgambini@clarin.com
Estas imágenes asustan. Se recorren con la mirada, en cualquier dirección, y dan miedo. A algunos funcionarios les gusta decir que los diarios multiplican la sensación de inseguridad, y que la gente que lee los casos se siente más insegura aunque el delito no haya crecido. Pero no dicen que estas víctimas no se sintieron inseguras por leer los diarios: padecieron un asalto violento y lo sufrieron en carne viva. El puño cerrado volverá en sueños, una y otra vez, y tardará más en cicatrizar que el moretón del pómulo. Estas caras golpeadas, deformadas por la angustia, nos reflejan. Somos nosotros mismos en alguna de nuestras caras múltiples: hijos, nietos, sobrinos, vecinos de las víctimas. Es decir: los viejos de mañana. Los funcionarios también pueden verse allí. Estos asaltos violentos no ocurrieron porque salieron en el diario. Están en el diario porque ocurrieron.
Testimonios
700 pesos y algunas joyas
Isabel Pietromónaco (80) y Rosa Pietromónaco (89)
Tolosa, La Plata - 4 de mayo
EL ROBO. Dos ladrones entraron por la puerta que las hermanas Pietromónaco olvidaron cerrar. Les pegaron a las dos y a Isabel además le arrancaron del cuello dos cadenas con medallas de oro.
SU VIDA HOY. "Tratamos de vivir igual. Sólo atendemos por una ventana que tiene rejas y pusimos luz en el fondo. A mí todavía me duelen las piernas y Rosa estuvo meses en cama con una pierna enyesada: tuvieron que operarle la rodilla derecha por los golpes que le dieron. Todavía necesita un bastón ortopédico para caminar", dice Isabel. "No creo que las precauciones puedan asegurarnos nada. Los ladrones aparecen por todos lados, de sorpresa, cuando menos una lo espera. Sólo podemos tener un poco de cuidado", agrega.
Ropa, perfumes y 940 pesos
Margarita Contardo (73) y su tía, Elena (93)
Villa Real, Capital Federal - 3 de noviembre
El ROBO. Tres jóvenes se metieron de madrugada por una ventana en la casa del pasaje Emeric Vidal donde Margarita vive con su tía Elena (93). La ataron, la golpearon y la amordazaron con una bombacha.
SU VIDA HOY. "Decidí no poner rejas ni cambiar nada, soy optimista. Si me deprimo y no salgo, ganan los sinvergüenzas. Y no puede ser que diez sinvergüenzas arruinen la vida de 38 millones de habitantes. Yo sigo yendo a nadar, viajo en colectivo y no me da vergüenza la cara morada, aunque gasté 150 pesos en remedios. Si nos encerramos, nos morimos de tristeza. Hay que vivir los últimos años que nos quedan lo más felices que podamos, ir a bailar al club, tomar sol en la plaza y mirar la sonrisa de los chicos. La vida es linda".
Dos anillos de oro y 200 pesos
Amelia Taravilse (82)
Berisso, La Plata - 23 de octubre
EL ROBO. Dos hombres entraron a su casa a las siete de la mañana. Le pegaron y amenazaron con quemarla con agua hirviendo.
SU VIDA HOY. "Puse trabas y cerraduras dobles en las puertas y levanté un paredón. Pasé tres semanas sin salir. La mejor manera de enfrentar el miedo es enfrentarlo: decidí quedarme en casa, con mi mascota, y volver a mi vida. No quiero que el temor me inmovilice", dice Amelia. "Los abuelos tenemos que ser menos confiados. Hay que atender siempre por la ventana o la mirilla, no por la puerta".
Una ladrona de 15 años
Rolando Marino (82)
Mar del Plata - 25 de mayo
EL ROBO. Dos mujeres lo ataron a una silla con alambres, lo descalzaron, le mojaron los pies y le aplicaron electricidad. Un vecino escuchó gritos, llegó la Policía y las detuvo: una tenía 15.
SU VIDA HOY. "Ya no soy el mismo. El día pasa, pero la noche se hace muy difícil. Estoy triste, casi no puedo estar solo. Tengo problemas de memoria y me mareo y caigo, pierdo el conocimiento, por la electricidad. Me despierto con picazón. Tomo siete pastillas por día y vivo con la alarma en el bolsillo".
300 pesos en monedas
Dionisia Lorato de Lescano (76)
City Bell, La Plata - 7 de junio
EL ROBO. Un ladrón encapuchado se metió en su casa cuando abrió la puerta para recibir el diario. La amenazó con un cuchillo y le dio una paliza.
SU VIDA HOY. "Vivo aterrorizada, encerrada. Después de las 7 no salgo de casa. Necesito un audífono porque me quedó mal el oído izquierdo por los golpes. Tengo que tomar pastillas para dormir, a veces también de día", cuenta Dionisia. "Le pido a las autoridades que nos cuiden más, que vigilen las zonas donde vivimos abuelos solos".
43.000 dólares y 6.000 pesos
Rogelio Troffe (68) y su mujer, Mirta Monje (66)
San Nicolás, provincia de Buenos Aires - 31 de octubre
EL ROBO. Con un engaño, dos hombres entraron a lo de los Troffe. A Rogelio lo golpearon y lo quemaron tres veces en la espalda con una plancha frente a su mujer. También amenazaron con electrocutarlo.
SU VIDA HOY. "No puse rejas ni vigilancia. Sí observo con más atención cuando salgo de casa, antes era mucho más confiado. Quedé un poco shockeado, pero ya va a pasar. Tengo dolores por las trompadas", explica Rogelio. "Yo aprendí a no abrir a desconocidos. Ni siquiera cuando se presenten diciendo que son de una empresa".
Una radio vieja y 800 pesos
Encarnación Pintos (78)
Quilmes - 8 de noviembre
EL ROBO. Un ladrón entró a su casa por un ventiluz de la cocina a las 2 de la mañana. Le tapó la boca y le pegó en la cabeza hasta que dejó de gritar. Estuvo dos horas revolviéndole todo.
SU VIDA HOY. "Ya una vez me habían robado, se habían llevado el secarropas. Y yo igual me quedé viviendo acá en esta casa. Ahora quiero seguir igual que antes, en el mismo lugar, haciendo lo mismo. Tampoco tengo otra alternativa. Yo sólo cobro una pensión de 300 pesos".
Una máquina de coser y tres PC
Yolanda Remedios Pucheta (76)
La Plata - 23 de setiembre
EL ROBO. Tres ladrones entraron a su casa de madrugada, la ataron y le pegaron para que les diera plata. La torturaron y le vaciaron la heladera.
SU VIDA HOY. "La vida me cambió por completo. Todo el tiempo siento angustia por los ruidos. Pasé diez noches sin dormir y ahora duermo con la luz prendida: temo que vuelvan. La idea me persigue como un fantasma, tengo la sensación de que están en algún rincón. Estoy con tratamiento psiquiátrico y físico, tengo nódulos en el pecho".
Dos jubilaciones mínimas
Karin Docctor (71) y su marido, Juan Veit (73)
Villa Sarmiento, partido de Morón - 6 de noviembreç
EL ROBO. Tres personas convencieron a Karin de que eran amigos de su hijo, que vive en España, para entrar a su casa. Cuando abrió, la torturaron amagando con meterle la cabeza en la olla donde hervía mermelada. Le pegaron, como a su marido.
SU VIDA HOY. "Nos cuesta dormir a la noche. Fue un ataque tremendo, todavía nos cuesta tragar por cómo nos apretaron la garganta. Pero tratamos de seguir adelante, no podemos quedarnos a vegetar", dice Karin. "Hay que usar más el teléfono 911".
74.000 pesos ahorrados
Juan García (78) y su mujer, Haydée Rubial (79)
Barrio San Juan, Mar del Plata - 18 de abril
EL ROBO. Un hombre llamó a Haydée y le dijo que su marido estaba en el banco y necesitaba dinero, que mandarían un empleado a buscarlo. Le tocaron el timbre y ella entregó todo. Cuando volvió su marido, descubrieron el engaño.
SU VIDA HOY. "Todavía estamos viviendo el duelo, casi no salimos a la calle y mi mujer se la pasa en la cama, sigue asustada", dice Juan. "Nos fuimos a España a visitar a mi hija. No sabemos qué va a ser de nuestro futuro. Y no abrimos la puerta a nadie".
Personas frágiles
Por Leopoldo Salvarezza
Los viejos no son respetados en ninguna parte del mundo. Son sometidos a discriminación permanente, porque la sociedad no los acepta. Son un espejo de lo que uno va a ser. No es una condición fácil la de ser viejo, pero no es un problema que ocurre acá nada más. Los viejos son personas frágiles y susceptibles de ser maltratados y desconsiderados. El tema central de esto es que hay una situación de inseguridad para toda la sociedad, y una situación de agresión que vive toda la sociedad. Claro que los viejos son más vulnerables, es más fácil atacar a una pareja de viejos, que a una de jóvenes. Y es probable que eso exacerbe la agresividad del otro, y genere más violencia. Por otra parte, me parece que esto encubre un tema mucho más global y más complejo que es la violencia contra los viejos que se desarrolla dentro de las familias, un tema que se elude.
Solidaridad ausente
Por Gregorio Klimovsky
La irracionalidad de la gente que comete estos delitos admite varios orígenes. Uno es el educativo: la educación actual es tan defectuosa respecto de los valores y de lo que hace al humanismo que los chicos no aprenden nada por ese lado. No hay una preocupación por hacer entender a los jóvenes el respeto por la vida de los demás o el cuidado especial que requieren los mayores. Por otro lado, los medios favorecen que haya un aprecio por la violencia: los chicos aprenden que la violencia es normal, hasta en los dibujos animados, que nuestra civilización es violenta y que lo importante es ser suficientemente vivo para triunfar sobre los demás. No se favorece una visión solidaria del ser humano. Así, pegarle a un viejo no les parece mal si es para sacarle plata. La idea de paz, de convivencia razonable, está disminuida. Hay una falta de conciencia de los valores. Pegarle a alguien puede ser incluso un placer para algunos.