Gerontologia - Universidad Maimónides

Noviembre 13, 2005

Debió esperar 38 años para cobrar la pensión

debio_esperar_38_anios.jpgUna mujer comenzó los trámites en 1967

Sentada en la cama, Adela esperaba cada madrugada ver el primer rayo de luz del día para salir y seguir buscando algún rastro de su marido. El 26 de septiembre de 1951, Fernando Sassaroli salió rumbo a su trabajo de chofer, en el Colegio Militar de la Nación, y su familia nunca más supo de él. Dos días después de la desaparición ocurrió el frustrado levantamiento militar contra el entonces presidente Juan Domingo Perón, encabezado por el general (R) Benjamín Menéndez.

Por Silvia Stang
De la Redacción de LA NACION
Domingo 13 de noviembre de 2005

Adela Scarpeccio de Sassaroli tiene hoy 85 años y nunca más supo acerca de su esposo. Hace pocos días lloró emocionada cuando una de sus hijas le anunció que, desde este mes, comenzaría a cobrar la pensión de viudez, que durante tanto tiempo no pudo conseguir.
Ella esperaba hacerlo desde hace 38 años, cuando inició los trámites para cobrar el beneficio. A partir del gobierno de Arturo Frondizi, Adela y sus dos hijas enviaron cartas a casi todos los presidentes de la Nación para pedirles que intercedieran en su caso.
Sólo ahora, el Estado, por medio de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), le reconoció a la mujer su derecho a la pensión, un paso que sólo pudo darse una vez declarada judicialmente la ausencia con presunción de muerte del trabajador.
"Mamá lloró; está contenta. Yo siempre le pedía a Dios que antes de que se la llevara, pudiera saber que alguien hizo justicia", contó a LA NACION Nilda Sassaroli, una de las dos hijas del matrimonio.
Nilda no oculta su agradecimiento al actual mandatario, Néstor Kirchner, con quien pudo hablar personalmente de su historia.
A mediados de febrero último, el añoso expediente, reabierto una y otra vez por la insistencia familiar, llegó a la Anses. Un dictamen de la gerencia de asuntos jurídicos del organismo que dirige Sergio Massa, tras un extenso análisis del caso y de la legislación vigente al momento de los hechos, llegó a la conclusión de que el beneficio debía ser reconocido.
Durante los primeros tiempos tras la desaparición de Fernando, Adela iba todos los días al Colegio Militar, a las comisarías de Caseros y de El Palomar -cercanas a esa dependencia militar- y a la de Bella Vista -donde vivían-, pero nunca recibió noticias de su marido. Un día le aconsejaron presentarse en el Departamento Central de Policía, donde le aseguraron que no había ninguna denuncia sobre el caso asentada en ningún lado.
En su dictamen, la Anses da crédito a que la desaparición estuvo vinculada con el levantamiento militar del general Menéndez, en Campo de Mayo.
La solicitud para obtener la pensión fue presentada en 1967. Para declarar fallecida a una persona que desaparece deben pasar 10 años, pero en este caso el trámite se demoró mucho más. Según Nilda, un día el juez le explicó a su madre que la tardanza se debía a que en el Colegio Militar, dependiente del entonces Ministerio de Guerra, negaron que Sassaroli hubiese trabajado hasta el 26 de septiembre. Se le informó a la caja de previsión que se le había dado de baja el 22 de ese mes. Y el derecho de pensión se empezó a negar con el argumento de que, cuando ocurrió la presunta muerte, la persona ya no estaba en actividad. Había, además, quienes afirmaban haberlo visto el 26 cumpliendo sus funciones: él era chofer de un colectivo de oficiales -se desempeñaba como personal civil asimilado al sistema militar-, y sus compañeros dijeron que esa mañana había salido por un viaje.
Pasado un tiempo, y cansada de tantas trabas, Adela decidió abandonar los trámites. Ya había comenzado a trabajar -algo que hizo hasta la fecha de su jubilación-, para garantizar los ingresos del hogar y la educación de sus hijas. En la gerencia de asuntos jurídicos de la Anses, a cargo de Gustavo Medone, se dictaminó en septiembre pasado que la pensión era válida y que la caja militar nunca había tenido impedimentos para otorgarla. Una historia triste que terminó con una respuesta tardía, muy tardía, pero que Adela llegó a ver, como aquel rayito de luz cinco décadas atrás.
Escribió cartas a los presidentes

* Adela insistió, con cada cambio de gobierno, en su pedido. Desde las administraciones del presidente de facto Juan Carlos Onganía, de Isabel Martínez de Perón y de Carlos Menem dieron alguna respuesta formal a las cartas que ella les enviaba (ver facsímiles), pero sin resolver el pago. Adela participó de una reunión con el presidente Kirchner, y con él habló de su problema. "Se llevó los datos y después yo le hacía llegar cada novedad que ocurría", recuerda. En septiembre obtuvo la pensión reclamada.

Link corto: http://www.lanacion.com.ar/756053

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Noviembre 13, 2005 12:57 PM