Gerontologia - Universidad Maimónides

Noviembre 14, 2005

Gobiernos y empresas ven futuro de salud pública en la telemedicina

Caterina Lombardo, una paciente octogenaria con Alzheimer de Marsala, Sicilia, no se sentía con fuerzas para hacer el viaje de más de 800 kilómetros hasta un centro especializado en el norte de Italia para hacerse una revisión. Así que lo que hizo fue recurrir a una clínica cercana donde, mediante una cámara de televisión, se conectó al mejor centro de tratamiento de Alzheimer de Italia, donde un doctor llevó a cabo una serie de exámenes neurológicos.

November 14, 2005
Por Kristine M. Crane
The Wall Street Journal

Estas conexiones de telemedicina, que permiten que los médicos puedan leer a distancia electrocardiogramas, niveles de la presión de la sangre y radiografías, se remontan a la Alaska rural de los años 70, donde los doctores usaban satélites para tratar a pacientes que se encontraban en lugares remotos. Ahora la tecnología se está convirtiendo en una política corriente en muchas partes del mundo, con los gobiernos y las compañías tecnológicas invirtiendo con fuerza para probar su potencial para reducir los costos de salud pública.

El uso de la telemedicina también se ha extendido por América Latina. Debido a su geografía, la telemedicina es, en muchos lugares remotos, una herramienta de salud esencial. El Centro de Telemedicina de la Universidad Nacional de Colombia, por ejemplo, cuenta con una serie de proyectos de telemedicina, enfocados principalmente a las zonas rurales y amazónicas.

Ahora, esta modalidad ha despertado el interés de grandes empresas tecnológicas. Philips Electronics NV de Holanda, Alcatel SA de Francia y Telecom Italia SpA ya han incursionado en el terreno. "Tenemos la creencia de que el mercado está listo para su uso", dice Jay Mazelsky, gerente general de los nuevos negocios de Philips, que espera que este sector sea uno de los de mayor crecimiento.

Pero la telemedicina tiene sus limitaciones. Una consulta a distancia puede privar a los doctores de detectar síntomas sutiles que resultan evidentes cuando el doctor ve al paciente en persona. "Puede que un médico de familia en la pantalla no esté viendo más que a una persona sentada en el salón de su casa con la piel amarilla. Pero no sabe si eso es porque la persona está enferma o porque sea un problema de la televisión", dice Enrico Frumento, un investigador en el Instituto Cefriel de Italia, encargado de aconsejar a la Unión Europea en asuntos relacionados con la telemedicina.

Cada vez más pacientes están solicitando sus servicios. Según un estudio realizado en 2003 por Lexis Ricerche, un grupo de investigación de mercado de Milán, 89% de los italianos que ha utilizado el servicio dijo estar satisfecho y 75% de quienes nunca lo han usado dijo que lo haría en el futuro. En 2002 esa cifra era de 65%.

A diferencia de América Latina, donde la telemedicina sirve para llevar atención médica a poblaciones apartadas, en Europa la modalidad tiene ventajas para el tratamiento de una población que envejece cada vez más. Se calcula que hacia 2050 un 40% de los ciudadanos europeos serán mayores a 65 años. El año pasado, la UE pronosticó que la telemedicina representaría 5% del gasto de salud pública en 2010, en comparación a 1% que representaba en 2000.

"Tenemos un sistema que corre el riesgo de estallar debido a los costos", dice Walter Bergamaschi, encargado de monitorear los gastos del sistema de salud pública en Italia. Ese país tiene una de las poblaciones más ancianas; 19% de los italianos supera los 65 años, según el Population Reference Bureau, organización de información estadounidense.

Un estudio del Ministerio de Salud italiano sobre 35 proyectos de telemedicina en todo el mundo reveló que parte de los costos de salud podían reducirse hasta la mitad gracias a la telemedicina.

Publicado por Licenciatura en Gerontología el día: Noviembre 14, 2005 06:12 PM