La evolución de la vida y, en especial, de la Humanidad, transcurre en paralelo al desarrollo de la capacidad para captar, procesar y utilizar la información que organiza el comportamiento de los organismos vivos. Tanto es así que, en la sociedad actual, resulta imposible vivir al margen de la información. Y si bien disponer de acceso a tan preciado bien resulta imprescindible, no parece menos importante conocer que un uso y reparto inadecuado de la información en sentido amplio, así como de los soportes digitales en sentido estricto, puede tener consecuencias negativas. Parece deseable pues, iniciar una labor de concienciación de los individuos que conviven e interactúan en la Sociedad de la Información.
JAVIER CASTAÑEDA - 18/11/2005
LA VANGUARDIA
Año 2005. Planeta Tierra. Más de 6.000 millones de habitantes de los que sólo aproximadamente una sexta parte tiene acceso a Internet. El resto, son los nuevos excluidos de un mapa que aún no figura en el imaginario colectivo, como es la fotografía digital global que retrata a los que tienen acceso a la nueva moneda de cambio. Con razón se preguntaba el director general de la UNESCO, el japonés Koichiro Matsuura en un reciente artículo previo a la CMSI (*), si el SXXI sería testigo del auge de las sociedades donde se compartiera el conocimiento. Quizá porque a pesar de que la información cobra cada vez un mayor protagonismo en nuestros días, conviene recordar que aún hay muchos problemas para lograr un acceso universal a Internet o que no siempre información es igual a conocimiento, por muy atractivos que nos parezcan los nuevos modelos de sociedad que afronta sus retos de futuro en torno a la información.
Desde estas coordenadas, si pensamos en un país que destaque como referente en tecnologías de la información, sin duda aparecerá en nuestras retinas esa isla con forma de arco estrecho ubicada frente a la costa oriental del continente asiático, llamada literalmente "el origen del sol (nippon/nihon)" o, en castellano, Japón. No en vano, uno de los padres del término Sociedad de la Información fue Yoneji Masuda, profesor japonés que lo introdujo dicho concepto en los años 80 con su libro The Information Society as a Post-Industrial Socieyt). Tampoco es casualidad que se asocie Japón con el moderno concepto de sociedad ubicua, pues hablamos de un país líder mundial en tecnologías de la comunicación al que apuntan todas las miradas cuando se trata de averiguar las últimas tendencias en innovación tecnológica. Para comprender la importancia que en el país del origen del sol dan a la información, basta hojear el informe Visión de Japón del SXXI, un paseo futurista por las perspectivas del país, que incluye como uno de sus tres principales objetivos para 2030: "la creación de una nación abierta y culturalmente creativa, donde los flujos de personas, mercancías e información puedan circular libremente".
Para entender el papel de la información en esta sociedad ultraconectada, hay que entender la especial idiosincrasia de los japoneses, quienes consideran su sociedad como un ecosistema, según citaba un informe del ministerio de industria japonés (Miti/IR): "La sociedad se parece más a un cuerpo orgánico viviente que a un sistema mecánico inorgánico... y en el futuro evolucionará hacia una sociedad-red de información". Según Mindy L. Kotler, directora del Japan Information Access Project (Jiap): "los japoneses ven la información como algo dinámico y cargado de significado en el que cada dato tiene un valor intrínseco que forma una parte esencial de un gran puzzle". Abanderado de la innovación, Japón se muestra hoy como elogio de la modernidad y conectividad mundial.
Una sociedad industrial de las más avanzadas del mundo, con una arquitectura y urbanidad prominentes y, sobre todo, con una fuerte dependencia tecnológica y comunicacional que ha sabido conectar a la mayoría de sus individuos con la información a través de diversas redes, quizá para intentar resolver ese aislamiento del que el país fue presa siglos atrás. Pero no hay que olvidar que es también una sociedad que, a pesar de sus avances, presenta importantes contradicciones. Quizá sea posible aprovechar la visión futurista que ofrece esa especie de laboratorio de tendencias, para intentar paliar las disfunciones de las sociedades tecnológicamente muy avanzadas. Sin olvidar que, tal y como resalta Manuel Castells: "el papel de las ciudades en la Era de la Información es ser medios productores de innovación y riqueza, pero aún más, ser medios capaces de integrar la tecnología, la sociedad y la calidad de vida en un sistema interactivo, que produzca un círculo virtuoso de mejora, no sólo de la economía y de la tecnología, sino de la sociedad y de la cultura".
(*) Del 16 al 18 de noviembre se celebra en Túnez la 2ª Fase de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI), donde el autor de este artículo participa como ponente.