Un aluvión de críticas contra el presidente de la Reserva Federal de EEUU se desató después de que el funcionario apoyara la reducción de beneficios para futuros jubilados con el fin de cubrir los crecientes déficit fiscales de la economía.
Publicado Originalmente en Mercado 27/02/2004
En una presentación ante el Congreso, Greenspan dijo el miércoles que el país no puede darse el lujo de pagar los beneficios de jubilación a más de 75 millones de personas que proyectan jubilarse en los próximos años.
El presidente de la Reserva se refería así al grupo de estadounidenses que conforman los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial (lo que en este país se conoce como "baby boomers"); es decir, a las personas que podrán jubilarse al cumplir un mínimo de 65 años.
"Está claro que este cambio demográfico espectacular colocará demandas enormes sobre los recursos de nuestra nación, demandas a las que casi de forma segura no podremos responder a menos que tomemos medidas", dijo Greenspan ante el Comité del Presupuesto de la Cámara de Representantes.
El jefe de la institución emisora de EEUU sugirió aumentar la edad para la entrega de beneficios tanto de jubilación como de atención médica a los 67 años.
La recomendación de Greenspan fue de inmediato fustigada por los candidatos demócratas que aspiran a enfrentarse al presidente republicano George W. Bush en las elecciones del 2 de noviembre.
El plan, planteado ante la preocupación generada por los crecientes déficit fiscales, ni siquiera recibió el respaldo de Bush, quien, cautelosamente, prometió que defenderá los beneficios de los futuros jubilados, pero no descartó la posibilidad de que se apliquen cortes a quienes se retiren en el futuro.
"Mi posición sobre los beneficios de la seguridad social es ésta: Esos beneficios no se deben cambiar a la gente que esté a punto de retirarse", señaló.
La líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, afirmó que los comentarios de Greenspan son una ilustración de "políticas económicas irresponsables: déficit récord, mayores tipos de interés, menor crecimiento económico y riesgo para los beneficios de seguridad social de los cuales dependen los jubilados".
La legisladora recordó que cuando Bush llegó a la Casa Blanca hace tres años el país disfrutaba de un excedente fiscal de 5,6 billones de dólares.
"Hoy el déficit se calcula en más de tres billones de dólares para los próximos 10 años... y el presidente insiste en entregar un billón de dólares en reducciones impositivas a quienes menos los necesitan", dijo.
El déficit fiscal llegó en 2003 a 373.000 millones de dólares y se ha calculado que en 2004 será de 521.000 millones.
El senador John Edwards, uno de los dos principales aspirantes a la candidatura presidencial demócrata en noviembre, aplaudió el hecho de que Greenspan hubiese avisado sobre el déficit fiscal.
Sin embargo, añadió que "es indignante que sugiera que debemos extender los recortes impositivos de Bush, al tiempo que se reducen los beneficios de la seguridad social para los trabajadores".
La preocupación por el bienestar de los futuros jubilados ha aumentado tras confirmarse que son muy pocos los estadounidenses que ahorran para sus años de retiro y que las pensiones no alcanzan para cubrir las necesidades de una persona.
Un portavoz de la Coalición Nacional para Planificar el Retiro, Ben Stein, manifestó que la familia estadounidense ahorra menos de US$50.000 con ese fin. "Una fracción asombrosa de personas que están a punto de jubilarse, tal vez un 40 por ciento, casi no tiene ahorros para el retiro", dijo.