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Febrero 27, 2004
¿Sirven los libros de autoayuda?

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NUEVOS APORTES PARA UNA ETERNA POLEMICA

La crítica literaria los destroza o los ignora. Algunos psiquiatras, sociólogos y filósofos dicen ahora que son útiles, o por lo menos no hacen daño. Creen que pueden ser un estímulo para mejorar, pero advierten que no son una panacea. El debate sigue abierto.

Mariana Iglesias 

Publicado Originalmente en Clarín 27/02/2004

Quererse a uno mismo. Controlar la mente. Entender los sueños. Dejar de fumar. Abandonar el alcohol. Amasar fortunas. Ser exitoso en el trabajo. Hacer el amor espléndidamente. Lograr un cuerpo perfecto. Alcanzar armonía espiritual. Los títulos abruman y los textos colman las góndolas de las librerías, los supermercados, las farmacias, las estaciones de servicio. Se ofrecen como guías de viaje, como manuales de supervivencia. A diez, veinte, treinta pesos.

Sólo se trata de leer unas cuantas páginas. La tentación es fuerte, por eso son un éxito. ¿Sirven los libros de autoayuda?

En el mundo literario la opinión es casi unánime: las críticas destrozan estos textos, tratándolos, en el mejor de los casos, como un género menor. La otra opción es simplemente ignorarlos, aunque encabecen las listas de best-séllers durante meses.

Pero más allá del estilo de la narración o la riqueza del lenguaje, estos libros tienen sentido. Eso sostienen algunos psicólogos, psiquiatras, filósofos. Y otra cosa en la que todos también concuerdan: no hacen mal a nadie.

"El ser humano busca siempre un referente externo de lo que le pasa. El libro de autoayuda es una producción cultural, y si está bien escrito es de mucha utilidad, porque instruye, orienta, hace compañía", asegura el psiquiatra y psicoanalista Humberto Gobbi. Y agrega: "La lectura de estos textos en general es el paso previo de otras actividades, como seguir un curso, un taller o hacer una consulta profesional. Funcionan como estímulos o palancas para hacer otras cosas".

La filósofa Esther Díaz no los defiende ni los ataca, pero sí los justifica. "En algunos casos pue den ser muy útiles. Conozco personas que mejoraron su calidad de vida con ellos. Es cierto que la gente que los lee probablemente nunca lea algo de filosofía dura, pero esta es una buena forma de entrar al maravilloso mundo de la lectura. Por otra parte, habla bien de una persona buscar ayuda aunque sea así, porque significa que no se dio por vencida. Igual, hay que tener presente que no son mágicos y tienen sus límites".

De esto habla Abel Fainstein, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina. "La autoayuda es posible. Estos libros sirven porque dan instrumentos, orientaciones y pautas generales para solucionar los problemas de la gente. Pero hay que saber que tienen un tope de utilidad que está en el propio dinamismo del inconsciente. El ejemplo más claro se da con un masoquista cuyo límite justamente es que no va a autoayudarse. La idea de que uno puede arreglar sus cosas es muy tentadora, pero no hay que entusiasmarse demasiado, estos libros no resuelven toda la vida".

Para el psicólogo Juan Carlos Volnovich, el éxito de estos libros se debe a la necesidad de comprensión, afecto y espiritualidad en una sociedad acostumbrada al consumo de bienes materiales: "La gente busca ávidamente espiritualidad, algo con lo cual sentirse comprendida. Tiene que ver con la falta de espacios afectivos. Estos libros no aportan nada nuevo, refuerzan estereotipos, convenciones. Y provocan una mezcla de satisfacción y frustración, por eso se consume uno tras otro".

Y para eso está el mercado. O los propios autores. Enrique Mariscal, por ejemplo, publicó 15 obras (300.000 ejemplares): "Mis libros son de compromiso social, de transformación personal, de ampliación perceptiva, inteligencia práctica, desarrollo emocional, autoironía, lenguaje metafórico, simbología, buen humor, inspiración y pensamiento de síntesis", dice.

Y sigue: "No escribo para entretener o eludir los problemas sino para encontrar la armonía desde una visión positiva de las dificultades. Debemos aprender a vivir en la incertidumbre y la confusión sin enloquecer. La gente busca seguridad, salvamento de emergencia, no quiere sufrir más. Mis libros convocan potencialidades de la identidad que se expresan con siete palabras esenciales: alegría, conciencia, gratitud, libertad, paz, renacimiento y servicio. ¿Existen libros de autocomplicación? ¿Hay salvavidas de plomo?".


Las cifras de un fenómeno imparable

Según la Cámara Argentina del Libro, la cantidad de títulos de autoayuda registrados en la Agencia Argentina de ISBN (International Standar Book Number) en 1990 fueron 41, cifra que subió sin parar hasta los 246 del 2003. Y en lo que va de este año se registraron 41.

"Al exportar libros de producción argentina, el género autoayuda es uno de los más solicitados en América latina, y esto se debe al nivel de formación de los autores argentinos. Es un género en permanente crecimiento y tiene una de las mayores demandas, junto con los libros infantiles y los de educación", dice José Néstor Pérez, presidente de la Comisión de Comercio Exterior y Ferias Internacionales de la Cámara Argentina del Libro.

En la década de los 90 la editorial Planeta publicó entre 90 y 100 títulos de autoayuda y new age. Cómo hacer el amor con amor, con la misma persona y con el mismo entusiasmo, de Dagmar O'Connor, vendió 60.000 ejemplares. Visualización creativa, de Shakti Gawain, 40.000. Lo mismo que Humanizar la tierra, de Silo.

El autor argentino de autoayuda en Sudamericana es Jorge Bucay. Todos sus libros fueron best sellers. El camino de la autodependencia lleva 34 ediciones, El camino del encuentro, 24, El camino de la felicidad, 18, como El camino de las lágrimas. El último, Shimriti, es de noviembre y va por la cuarta edición, con una tirada de 100.000 ejemplares.

Alfaguara tiene un sello destinado a la publicación de libros de autoayuda y superación personal: Alamah, que publicó Iluminación, las siete leyes del golf para la viday Sincrodestino, ambos de Deepak Chopra, un autor que vende porque su nombre ya es una marca. Estos dos libros llevan vendidos 30.000 ejemplares en apenas tres meses.

Un autor argentino que vende muchísimo es Enrique Mariscal, que publica en Aguilar desde diciembre. Es Licenciado en Psicología y Ciencias de la Educación, asesor de la Facultad de Derecho de la UBA y se autoeditó durante diez años. Manual de Jardinería humana ya vendió 50.000 ejemplares. Para el día de los enamorados se editó Cuentos para regalar a personas sensibles, y en marzo saldrá Enamorarse de nuevo.

Sobre gustos
María Copani.
mcopani@clarin.com

Que los libros de autoayuda son un género menor, ya fue dicho muchas veces.

Lo novedoso es que especialistas irreprochables comiencen a considerarlos útiles. Se podría dar un giro al debate preguntando: ¿sólo estos libros ayudan? ¿La literatura mayor no? Oscar Wilde escribió algo que podría aplicarse a los gustos literarios: "Tengo gustos simples. Me satisfago con lo mejor". Wilde fue, en el siglo diecinueve, pionero e impresentable antihéroe de un género que aún no existía. ¡Y qué bien escribía! Incluso dio consuelo a los que no logran superar la primera página de un libro de autoayuda: "Sólo los superficiales llegan a conocerse a sí mismos", dijo.


Quiénes los consumen y los aprecian

Son dos angostos pasillos. Por allí circulan, y se detienen, los lectores que buscan libros de autoayuda en una librería céntrica. En pocos minutos, el espacio se llena con una docena de personas.

"A mí, estos libros me ayudan", afirma María Vera, enfermera de 50 años. "Me sirven tanto para abrir nuevos horizontes, como para mejorar el desarrollo de mi personalidad", agrega convencida. Jorge Bucay es uno de sus predilectos.

Nora Lentini, de 24 años, está cómodamente sentada en el piso, frente a uno de los estantes. Apila a su lado libros de Leo Buscaglia y Jorge Bucay. "El próximo año empiezo a estudiar psicología y estos textos me van a servir para la carrera", cuenta. Sin problemas, admite que también los usa en su vida personal: "Leo sobre todo los estudios sobre el amor; me ayudan a conocerme mejor".

Graciela Saichin, de 52 años, es psicóloga y sus opiniones avalan lo dicho por Nora. "Uso muchos de estos libros con pacientes", relata. "Eso sí —aclara— yo los leo antes de hacer cualquier recomendación". Entre los que más utiliza están los libros de Hania Czajkowski y de Wayne Dyer.

Para acabar con la apresurada idea de que los libros de autoayuda tienen destino femenino, allí está Carlos Bianchi, jubilado de 85 años, leyendo atento a Paulo Coelho. "Me interesa sobremanera este autor, leí toda su obra", cuenta. "No creo que me vaya a dar todas las respuestas —analiza— pero sí me permite creer en cosas sobre las que tengo todo tipo de dudas".

Alejandro Couriel es cantante y tiene 36 años. "No soy un adicto a este tipo de libros, pero admito que algunos me han servido", dice. "En realidad recurro a ellos sólo cuando los necesito, cuando por alguna razón busco este tipo de relatos de gente que a base de autoestima pudo levantarse", concluye y muestra la solapa del último que leyó: Sopa de pollo para el alma, de Mark Victor Hansen.

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Febrero 27, 2004 05:04 PM