Gerontología - Universidad MaimónidesGerontología - Universidad Maimónides
Abril 01, 2004
Las familias, según criterios de cada época

El autor, catedrático español, tiene una particular visión acerca de cómo las nuevas formas familiares ayudarán en un futuro a los adultos mayores

Con el tiempo se legalizarán las uniones homosexuales, no sólo por aceptación social sino también por conveniencia económica.

Manuel Cruz DOCENTE DE FILOSOFIA, UNIVERSIDAD AUTONOMA DE BARCELONA

Publicado Originalmente en Clarín
Jueves 1 de abril de 2004

La decisión adoptada hace algunas semanas por un juez de Pamplona en el sentido de conceder a una pareja de lesbianas la patria potestad de dos niñas ha generado un considerable revuelo en los medios de comunicación españoles.

La percepción generalizada es que avanzamos hacia nuevas estructuras familiares. Ahora bien, alguien podría pensar que existe una aparente contradicción entre este hecho y el indudable repunte de puritanismo en materia de costumbres. ¿Se trata de una mera coincidencia ocasional, que se resolverá con el triunfo de una de las dos tendencias? Pertenezco al grupo de los convencidos de que este tipo de matrimonios, igual que las consecuentes adopciones que se puedan producir, acabarán siendo legalizados (primero) y aceptados (después), aunque no creo que ello implique por sí solo el fin de la presente involución puritana que responde a tendencias arraigadas en la sociedad occidental.

En todo caso, de alcanzarse esta reivindicación, no sería únicamente como resultado de las largas luchas sostenidas por los sectores más progresistas de la sociedad. Hay quienes, al margen de ideologías (o tal vez por profesar fervorosamente una ideología ultraliberal, en la que la lógica del mercado es lo único que cuenta), ya han hecho sus números. Y han sacado la conclusión de que determinadas reivindicaciones, al margen de que puedan resultar perfectamente legítimas, son sobre todo atendibles.

Podríamos poner el caso de la eutanasia como modelo de reivindicación funcional para el sistema. En determinados casos, mantener a un enfermo con vida, contra viento y marea, resulta un empeño extraordinariamente costoso para cualquier sistema sanitario. Pero no nos alejemos de lo nuestro. Parece claro que la generalizada salida del armario (o, en todo caso, el rechazo a continuar llevando una hipócrita doble vida) por parte de muchos homosexuales va a plantear a no muy largo plazo un problema que la sociedad no tenía previsto.

Nuestra sociedad ha venido utilizando la estructura familiar clásica como una pequeña agrupación de ayuda mutua en la que, entre otras cosas, la generación más joven (especialmente las mujeres) asumía el cuidado de los mayores. Pero en este esquema los homosexuales no tenían cabida: ¿quién se iba a hacer cargo de unos mayores homosexuales a los que, por definición, se les había negado la posibilidad de crear su propia familia?

El reconocimiento legal de las parejas homosexuales es el primer paso y, probablemente, la concesión del derecho a adoptar será el segundo con vistas a resolver esta inesperada dificultad.
El sistema se habría liberado de esta forma de un capítulo de gastos que a no muy largo plazo amenazaba con complicar esos equilibrios presupuestarios que tanto le preocupan.

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Abril 1, 2004 08:18 PM
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