Gerontología - Universidad MaimónidesGerontología - Universidad Maimónides
Julio 05, 2004
Un análisis permite diagnosticar el mal de Alzheimer

Jorge_Serra.JPGEl equipo liderado por el doctor Jorge Serra, donde se destaca la doctora Eugenia Sacerdote de Lustig

Se realiza con una muestra de sangre
* Permite medir el estrés oxidativo de las células nerviosas
* También sirve para confirmar la presencia de demencias vasculares y el Parkinson
* Detecta estadios tempranos

La Nación
Lunes 5 de Julio de 2004

La enfermedad de Alzheimer, las demencias vasculares y otros trastornos neurológicos, como el Parkinson, podrían ser detectados por un análisis de sangre que mide el estrés oxidativo, es decir, el desbalance entre las sustancias oxidantes y las protectoras de las células. Más de 360 pacientes evaluados a lo largo de diez años por científicos de la UBA y del Conicet ayudaron a construir un perfil químico para discriminar esas dolencias, según un trabajo presentado en el último congreso de la Sociedad Internacional de Radicales Libres, realizado en esta ciudad.

"El objetivo inicial de esta línea de investigación fue buscar un marcador temprano de estas patologías en sangre y plasma. Fue la doctora Eugenia Sacerdote de Lustig quien hipotetizó inicialmente la posibilidad de hallar algún indicador asociado con patologías neurológicas", señala el doctor Jorge A. Serra, químico de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, quien junto con especialistas de las facultades de Medicina y de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA lleva adelante la investigación.

Contar con un test de laboratorio aportaría una herramienta significativa en el proceso de detección de dolencias neurológicas.

"Hoy el método habitual de diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer consiste en estudios clínicos, de laboratorio y radiológicos, y en tests neuropsicológicos que evalúan diversas funciones intelectuales. Además se busca descartar otras dolencias, como traumatismos cerebrales, tumores, estados depresivos mayores y otras causas que pueden confundir el diagnóstico", precisa el doctor Raúl Domínguez, profesor adjunto de la cátedra de Neurología de la Facultad de Medicina. Si bien estas técnicas se han afinado en los últimos tiempos, sólo la autopsia permite obtener la certeza diagnóstica definitiva.

"En la anatomía patológica post-mortem se observan grandes depósitos anormales de proteínas en las neuronas. En los estadios avanzados del Alzheimer casi desaparece el cuerpo de las células nerviosas de las áreas cerebrales asociadas con las funciones de memoria, cálculo y atención", agrega Domínguez, quien junto con el doctor Arturo Famulari, son los dos neurólogos de este equipo multidisciplinario.

Una señal de alerta

¿Qué componente en sangre puede alertar sobre la posibilidad de alguna de las patologías neurológicas habituales en la tercera edad? La pregunta llevó a los investigadores por caminos diversos y no faltaron callejones sin salida. Hasta que la medición de un componente enzimático denominado cobre-zinc superóxido dismutasa (SOD) mostró valores diferentes en sujetos sanos -tomados como grupo de control-, en relación con otros dos grupos integrados por enfermos neurológicos. Uno de ellos incluía a pacientes con diagnóstico de Alzheimer; y el otro, a afectados por demencia vascular. "Esta última es la genuina arteriosclerosis, donde las paredes arteriales se hallan engrosadas por depósitos de lípidos y procesos inflamatorios, y pueden llegar a tapar las arterias provocando macro o microinfartos cerebrales", explica Domínguez.

Tanto los afectados por Alzheimer como por la demencia vascular mostraban un aumento significativo de la SOD, una de las tres defensas enzimáticas antioxidantes de la célula. En este microscópico escenario a diario se juegan decisiones vitales. Mientras unas sustancias están ocupadas en oxidar moléculas, otras acuden a neutralizar esa función para no caer en excesos o desequilibrios que producen el deterioro e incluso la muerte celular, a través de lo que se denomina estrés oxidativo.

"La SOD funciona como «barredora» o «limpiadora» para neutra-lizar o eliminar los radicales libres del oxígeno, que son especies con potencial capacidad dañina y que intervienen en distintos procesos metabólicos", define el doctor Serra, del Laboratorio de Canales Iónicos de la Cátedra de Química General e Inorgánica (Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA), a cargo del doctor Alberto Boveris.

El segundo paso en la investigación tuvo en cuenta no sólo a pacientes de Alzheimer sino a sus familiares. Más precisamente a hermanos e hijos, quienes no mostraban síntomas clínicos de la enfermedad en el momento del estudio, así como a los co-rrespondientes grupos de control.

"Un tercio de los hijos mostró un nivel alto de la SOD. Si bien esta proporción es similar a los datos mundiales que señalan una preponderancia a desarrollar la enfermedad por parte de un tercio de los hijos de pacientes de Alzheimer, no se puede hablar aquí de la misma asociación. Los números no permiten deducir esta relación", subraya el doctor Enrique Marschoff, del Laboratorio de Biometría de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA), quien lleva adelante el análisis estadístico.

"Hasta la década del 70 -compara el neurólogo Domínguez- se adjudicaba a la arteriosclerosis gran parte de las pérdidas de la intelectualidad. En los 90 ese lugar fue ocupado por la demencia tipo Alzheimer. Ahora se están revisando estos conceptos al ampliarse el espectro de conocimientos sobre el deterioro cognitivo, lo que permite circunscribir mejor los campos de estudio."

Posteriormente, la mirada de esta investigación también fue amplificada. No sólo se tuvo en cuenta la medición de la SOD, sino también de otros antioxidantes (catalasa, sistema glutatión) y variables que miden el poder oxidante, para determinar -en definitiva- la presencia o no del estrés oxidativo.

Estos resultados analizados en un modelo estadístico permitieron elaborar un "perfil antioxidante", característico de sujetos normales y de cada patología. "Pero si las variables se analizan en conjunto con un modelo matemático-estadístico, es posible discriminar cada una de las dolencias y coincidir en más del 85% con el diagnóstico clínico."

Estos resultados leídos desde la óptica de este perfil antioxidante permiten identificar a un paciente que padece la enfermedad descripta por el neuropatólogo Alois Alzheimer en 1906 del de otro enfermo afectado por la dolencia delineada por James Parkinson, que se caracteriza clínicamente por temblores y rigidez muscular. "Con este perfil antioxidante hallamos que las patologías podían ser bien discriminadas", destaca Serra, al tiempo que agrega: "En todos los casos siempre aparece con una variación significativa de la SOD. La consideramos el marcador líder del estrés oxidativo en estas patologías".

Las posibilidades de instrumentar esta técnica de medición requiere de varios pasos antes de su puesta a punto. "Uno de ellos es un estudio epidemiológico", dice el biólogo y especialista en estadística Marschoff. Y a nivel químico, Serra añade: "El estudio no es de complejidad. Puede realizarse en un laboratorio medianamente equipado, por simples mediciones espectrofotométricas".

Por Cecilia Draghi
Para LA NACION
Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA

http://www.lanacion.com.ar/04/07/05/sl_615788.asp

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Julio 5, 2004 07:14 AM