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Julio 09, 2004
Los altos ejecutivos reinventan sus vidas después de jubilarse

Michael R. Bonsignore zarpó hace poco en el primer viaje de su yate de 26 metros de eslora, cumpliendo así un sueño que tuvo durante años, antes de retirarse en julio de 2001.

"La gente contempla la jubilación como el fin de algo", dice Bonsignore, que fue obligado a renunciar a su puesto de presidente ejecutivo de Honeywell International a los 60 años cuando la fabricante se vendió. "Para mí, fue el comienzo de algo maravilloso".

Por Joann S. Lublin
The Wall Street Journal
Julio 6, 2004


Muchos ex líderes corporativos se esfuerzan por hacer vidas y carreras nuevas, sobre todo cuando su vida laboral no tiene un fin precisamente glorioso. Pero Bonsignore lo sobrelleva estupendamente, en gran parte porque lo planeó con antelación y se dedicó a sus aficiones como la pesca, el submarinismo o la fotografía submarina durante los 31 años que estuvo en Honeywell.

Algunos altos ejecutivos fracasan cuando se retiran porque no son capaces de aceptar la pérdida de influencia. Michael H. Jordan se moría de aburrimiento tras abandonar el liderazgo de CBS en 1998, a pesar de que se asoció con dos firmas de capital de riesgo y escribió una novela.

"Nada era tan atrayente como ser presidente ejecutivo" y tener la oportunidad de dejar una huella, recuerda. Igual que un comandante en militar, "me gusta estar donde estallan las bombas".

En marzo de 2003, el ejecutivo, entonces de 66 años, asumió el mando de Electronic Data Systems. "En EDS están explotando muchos proyectiles", dice, encantado. Jordan está tan concentrado en dirigir la empresa de servicios de computación que no ha decidido cómo va a pasar su próxima jubilación.

William Esrey, ex presidente ejecutivo de Sprint, dice que no tenía planes para después de jubilarse, aparte de mejorar la manera en la que blande su palo de golf "Había previsto que trabajaría hasta los 65". Pero la proveedora de telecomunicaciones le destituyó en abril de 2003, a los 63 años, por hacer uso de paraísos fiscales dudosos; él negó haber obrado mal.

A fines del año pasado, Esrey fue nombrado presidente de la junta directiva de Japan Telecom, cargo de media jornada que perderá pronto a causa de una adquisición. No está seguro de lo que hará después. "No quiero ser esclavo del trabajo, pero necesito tener retos", afirma.

Al menos una cuarta parte de los presidentes ejecutivos no hacen preparativos para la jubilación porque no pueden enfrentar "el fantasma inquietante de no ser el jefe más importante", dice Jeffrey Sonnenfeld, decano adjunto de la Escuela de Gestión de Yale University.

Bonsignore coincide en que el momento de su salida "no es el que hubiera escogido". Pero se sentía preparado. Comenzó a redactar en 1987 una lista de deseos para después de su jubilación, tras constatar que existía mucha ansiedad entre los directivos de Honeywell que se habían ido anticipadamente. "Nunca habían pensado en la jubilación", recuerda. "Fue un verdadero catalizador... como cultivar el 'hombre interior2'".

Entre las prioridades de su lista estaba: "Construir un barco y navegar hacia Alaska y México". Él y su esposa pasarían todo el verano en su yate de tres dormitorios, construido por encargo; navegarían a la Columbia Británica desde Seattle. Planean llevar el barco a Alaska el año próximo y a México en 2006.

Bonsignore se preparó físicamente para su jubilación, intentando mantenerse en forma, lo que es crucial para un operador independiente de barcos y un ávido amante de la vida al aire libre. En perspectiva, agrega que "me hubiera esmerado más en mantener bajo mi peso".

Bonsignore continúa, asimismo, participando en el mundo empresarial, aunque bajo sus condiciones. Compró una galería donde había comprado obras de arte durante 25 años, porque le gustaba la idea de codearse con artistas. "Pasó de supervisar 125.000 empleados a siete", dice, agregando que ser un hombre de negocios a pequeña escala "es muy agradable".

También amplió su compromiso con la junta directiva de Medtronic, con la que colaboró desde 1999, al unirse a su comité de auditoría. Ha rechazado otros cargos directivos.

Bonsignore fomenta su afición por los viajes al extranjero (visitó casi todos los 95 países en los que opera Honeywell) ejerciendo un doble papel en la organización sin fines de lucro National Geographic Society, que dirige empresas comerciales por medio de una filial que sí obtiene ganancias.

Como miembro del consejo asesor de la sociedad, Bonsignore acompañará el año que viene en un viaje a África a un grupo de investigadores para que fotografíen peces prehistóricos desde un minisubmarino. El equipo también estudiará los leones y elefantes. Como fideicomisario, Bonsignore quiere introducir la revista National Geographic en Cuba.

La experiencia internacional de Bonsignore "es muy importante para nosotros", asegura John Fahey, presidente de National Geographic. Al mismo tiempo, agrega, Bonsignore parece estar "completamente en paz consigo mismo. Tiene el equilibrio que quiere en su vida".

Bonsignore repasa su lista de deseos con regularidad.

"Para vivir bien, tenemos que reinventarnos constantemente", explica. "La jubilación... ¡Qué gran oportunidad para reinventarse!".
   

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Julio 9, 2004 06:05 PM
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