UN GERIATRA DICE QUE "ABUELO" Y "VIEJO" NO SON SINONIMOS
A esta altura, lo de Leopoldo Salvarezza es una militancia. Psiquiatra, psicoanalista, geriatra, desde su experiencia de trabajo viene luchando para que a un anciano no se le diga "abuelo".
Clarín
10 de agosto de 2004
Argumenta: "Cuando a alguien que tiene un nombre y apellido la llaman 'abuelo', lo están despojando de su identidad. Con una palabra borran todo lo que fue su vida, y eso es descalificatorio".
Salvarezza informa que en Estados Unidos la mitad de los adultos de entre 45 y 55 años es abuelo, y que la edad de ingreso en la abuelidad es de 49 años para las mujeres y 51 años para los hombres. "Por lo cual es un error usar las palabras 'viejo' y 'abuelo' como sinónimos".
El especialista indica que no existen en nuestro país estadísticas que revelen cómo se da este fenómeno. Pero dice que se pueden hacer varias deducciones. Por un lado, en la mitad de la población considerada pobre hay un aumento de la maternidad joven que, al replicarse, genera abuelas jóvenes también. "Esto está ligado a la falta de educación, indirectamente relacionada con la pobreza", dice Salvarezza.
Pero al mismo tiempo, al incrementarse la expectativa de vida al nacer, en otra capa de la sociedad se prolonga la entrada a la abuelidad. "Por ejemplo, los hombres que se separan a los 50 y tienen hijos con mujeres más jóvenes. En definitiva —razona Salvarezza—, el momento de entrada a la abuelidad se da en un rango de edad muy amplio, lo que refuerza el error que significa hacer una ligazón inmediata entre el hecho de ser viejo con el de ser abuelo".
Según Salvarezza, a la gente no le gusta que le digan abuelo o abuela. "Aunque supuestamente cariñosa, es una denominación despectiva. Cuando alguien va a un hospital y en vez de llamarlo Juan Pérez le dicen 'abuelo', se borra así toda la historia de esa persona. Desde la gerontología luchamos mucho contra eso, con pocos resultados".
Salvarezza, ex profesor titular de la cátedra Tercera Edad y Vejez de la Facultad de Psicología de la UBA, reconoce el aspecto positivo de la vejez: "Un viejo es un sobreviviente. La mayoría se quedó en el camino, y eso nos olvidamos de remarcarlo. Quien llegó a los 90 bien llevados no es nada vulnerable; por algo llegó".