La actual cultura occidental, consumista y exitista, ha colocado a la juventud en un lugar privilegiado frente a las demás etapas de la vida. Sin embargo, la felicidad, el bienestar, la productividad, etc., se pueden desarrollar a lo largo de toda la existencia.
Publicado por LatinSalud.com
Vejez, salud y enfermedad
El mito de que la vejez es una etapa de restricciones, privaciones y sufrimiento debe ser desterrado, y así permitir que nuestros viejos (y en el futuro nosotros mismos) podamos gozar de bienestar y salud hasta el fin de la vida.
Se puede llegar a viejo sin problemas de salud físicos ni mentales: todo depende del estado que mantenga previamente una persona. Si bien es cierto que el proceso de envejecimiento no está excento de problemas, la enfermedad no es exclusiva de la vejez, como no lo es la salud de la juventud.
En efecto, la enfermedad puede aparecer en cualquier etapa de la vida, no hay una edad fija. Mientras personas jóvenes y aún niños padecen variadas enfermedades, muchos viejos son saludables.
El hecho de que aparezcan ciertas limitaciones no quiere decir que no se goce de buena salud. Existe un estado ideal, un bienestar propio de cada etapa de la vida. Y si esas etapas se viven al máximo del cuidado y prevención, se puede conservar una gran proporción del organismo en forma saludable en la última etapa de la vida.*
Un menú de cuidados
Los requisitos básicos para conservar un buen estado de salud hasta muy avanzada edad incluyen:
• llevar una vida ordenada, libre en lo posible de estrés;
• mantenerse siempre activo físicamente: es muy importante desarrollar actividades físicas apropiadas a la edad, como caminatas, yoga, natación, hacer una actividad de jardín, etc. Esto ayuda a conservar un buen estado articular, carviovascular y respiratorio;
• mantenerse siempre activo intelectualmente, ya que muchas personas ancianas van perdiendo aptitudes mentales sólo por no ejercitarlas. Actividades como la lectura, los crucigramas, el aprendizaje de idiomas o cualquier actividad que permita permanentemente pensar, mantiene el cerebro siempre activo;
• desarrollar una actividad social: participar en reuniones con amigos, con vecinos u otros pares, ya que las reuniones sociales permiten entablar amistades nuevas e incentivar las que uno ya tiene, y esos son verdaderos motores para vivir; es importante también permitirse el compartir con personas de otras edades, ya que esto ayuda al intercambio y la actualización;
• una alimentación adecuada, la cual es beneficiosa a cualquier edad y, por supuesto, también en esta etapa de la vida; para ello es conveniente una consulta con el especialista en nutrición, quien seguramente aconsejará suficientes alimentos que aporten energía, proteínas de buena calidad, pocas grasas saturadas, abundante fibra y un buen aporte de agua;
• y por último la actividad sexual, un aspecto vital que se niega culturalmente a esta edad, y sin embargo también en esta etapa de la vida se tiene derecho a disfrutar.
Algunos mitos
La negación de posibilidades en la tercera edad se debe a nuestros mitos y creencias socioculturales, los cuales en ese sentido pueden causar mucho daño. Una de las negaciones más importantes la constituye la sexualidad. Los seres humanos nacemos y morimos con la misma sexualidad: lo único que acontece en esta etapa de la vida son ciertos cambios en cuanto a sus objetivos y a la forma de desarrollarla. Pero la capacidad de disfrutar de esa esfera de la vida permanece intacta, ya que sexualidad no es sinónimo de acto sexual genital: es toda la parte afectiva, emocional.
Es cierto que a nivel genital se producen ciertos cambios. Por ejemplo, en la mujer hay menos lubricación vaginal, pero eso se puede subsanar con cremas y otros aditamentos que facilitan la relación sexual. Y en el hombre, la erección se hace más lenta y necesita más estímulos. Pero la sexualidad va más allá de la penetración: se nutre en el afecto, en la mirada, el compañerismo, los regalos, las palabras tiernas, etc.
Otro mito acerca de la vejez es que los ancianos deben estar exentos de actividades y responsabilidades.
Pero es todo lo contrario: hacer cosas los hace sentirse útiles, y eso los ayuda a vivir. Y es una forma también de salud: la motivación de servir para algo o para alguien es un motor muy grande para seguir adelante.
Por ejemplo, si vemos que nuestra abuela cocina, debemos seguir dándole ese rol y no quitárselo. Si tarda una hora para limpiar el patio, dejarla ya que para ella es importante. El abuelo que cuida a su nieto también tiene un rol sumamente valioso, se siente útil, está ayudando a su hija, a su hijo... Y esos son roles que los hijos pueden hacer que se valoricen en esta etapa de la vida.
Así, estamos dando a nuestros viejos la posibilidad de mantener la salud.
Colaboró en este artículo: Dr. César Buscema