Hay ideas instaladas en la sociedad que son falsas y peligrosas. Una de ellas es considerar que es normal que las personas adultas mayores se caigan frecuentemente. Sin embargo, los especialistas, alertan sobre los cuidados que hay que tomar para evitar este tipo de situaciones porque muchas de las causas son modificables, y además porque los consecuencias comprometen seriamente la salud de los ancianos.
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En el extremo de los peligros, las estadísticas indican que, en la población mayor los accidentes son la quinta causal de muerte y el 70 % de las mismas se deben a caídas. En el resto de los casos, ocasionan desde heridas leves, hasta fracturas o lesiones; y además, pueden ser el punto de partida de trastornos psicológicos como ansiedad, restricción de las actividades, temores, pérdida de confianza y autonomía.
"Salvo que sea una causa externa (por ejemplo, una persona que es atropellada mientras camina por la vereda), a la caída hay que tomarla como un síntoma. Las personas mayores tienen más posibilidades de caerse, pero no es normal que se caigan. Por eso, hay que buscar las causas", afirma el Dr. Hugo Schifis, Secretario General de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría (SAGG).
En general, los parientes y los propios afectados, no suelen consultar ante una caída sin complicaciones. Se la interpreta como una consecuencia de la vejez. El Dr. Schifis aclara que es tarea del médico prestar atención e indagar ante los hechos. "Es importante realizar una historia clínica detallada de las circunstancias que dieron lugar a la caída y un examen físico. Y se deben buscar los factores que las predisponen para tomar las medidas de prevención necesarias", amplía.
Consecuencias
Está estudiado que un tercio de los mayores de 65 años se caen una o varias veces al año; y más del 50 % lo hacen en forma repetida. Además, las estadística indican que, de todos los que se caen, el 15 % necesita atención por excoriaciones o heridas leves; el 5 % tiene fracturas y, de ellos, sólo el 1 % es una fractura de cadera.
Las lesiones más comunes son las de menor gravedad. Generalmente, excoriaciones en la cabeza o en la cara porque los mayores tienen retrazado el reflejo de extender los brazos para protegerse y se golpean mucho esa zona del cuerpo. Las fracturas más frecuentes son de muñecas, vértebras, costillas y tobillos.
Sin lugar a dudas, la fractura de cadera es la más peligrosa de las complicaciones y siempre exige una operación. Las excepciones son "que el paciente no pueda resistir la anestesia; si la persona ya está postrada por otros factores o tiene una demencia que luego no le permite realizar o entender las consignas para rehabilitarse; o si está cursando accidente cerebro vascular agudo o infarto agudo de miocardio", aclara Schifis.
Además, señala que "de los mayores de 75 años que se operan, un 25 % fallece a los seis meses por comorbilidad; un tercio queda con minusvalía (camina mal) y el resto queda en dependencia de su servicio de salud para el resto de la vida. O sea, que ese 1 % de fracturados de cadera, parece un número bajo pero es muy importante por las consecuencias".
Además de las complicaciones médicas en el caso de las lesiones o fracturas, las caídas también pueden originar trastornos psicológicos y sociales. "El síndrome post caída es muy importante porque la persona que se cae, sobre todo el fracturado, tiene miedo de volver a caerse. Al quedarse en casa, aumenta la inmovilidad, se atrofian los músculos, pierde fuerza, agilidad y se va aislando socialmente", explica Schifis.
Causas
Son muchos los factores que interactúan cuando alguien mayor se cae. Hay variables fisiológicas inherentes a la edad:
• La vista: hay alteración en la visión de los colores (amarillo y rojo son los que mejor se distinguen); se necesita mayor luminosidad (a los 50 años se necesita el doble de luz para ver igual que a los 20; a los 80 años, el triple); disminuye la agudeza y el campo visual (pérdida de visión periférica).
• El oído: hay disminución de la audición o en la discriminación del lenguaje.
• Neurológicas: hay un retardo en las respuestas ante los estímulos; menor movilidad articular, tonicidad muscular, fuerza.
Además, hay factores determinados por enfermedades (desde artrosis hasta complicaciones neurológicas, cardiovasculares, etc) o por efectos de medicamentos.
Por fuera de las personas, también hay riesgos ambientales que provocan caídas. Los más comunes tienen que ver con características del suelo (desniveles, alfombras parciales, etc), iluminación defectuosa o insuficiente, escaleras, el cuarto de baño y el dormitorio.
Prevención
"La mejor prevención es la actividad física porque tiene efectos benéficos en el área mental, cardiovascular, neurológica, psicológica y social", asegura el Dr. Schifis. Es decir, mantener una rutina de ejercicios semanales acorde a la edad y las posibilidades de cada persona.
Además, para evitar las caídas se deben controlar con regularidad la visión y la audición. Y también, el médico debe supervisar la medicación. "En general, son pacientes poli medicados y los efectos colaterales se observan con el tiempo. Por ejemplo, algunos fármacos alteran la coordinación, la marcha y el equilibrio", asegura el especialista.
Por otra parte, todos los factores de riesgo ambiental hay que modificarlos. En el cuarto de baño, lo mejor es reemplazar la bañadera por un zócalo bajo; colocar agarraderas y antideslizantes. Barandas dobles en las escaleras. Aumentar la luz artificial dentro de los cuartos. Es decir, modificar todo aquello que dentro de la casa pueda entorpecer o dificultar los movimientos o implique riesgos de caídas.
Schifis apunta algunos consejos muy concretos:
• en la cama, es fundamental levantarse y acostarse despaciosamente.
• al agacharse o incorporarse, hacerlo lentamente para evitar los mareos.
• Al utilizar el inodoro, los pacientes que sufren de artrosis de cadera sienten dolor al agacharse y se dejan caer. Esto puede causar una fractura de cadera y es recomendable elevar el inodoro o colocar adaptadores.
• Las mesas deben ser firmes y las sillas tener apoyabrazos de ambos lados y respaldos altos.
• Usar calzado cómodo y ajustado al pie.
• No tener en las habitaciones alfombras parciales.
• No cargar peso (por ejemplo, al ir a comprar cosas) para evitar perder la estabilidad.
Colaboró en este artículo: Dr. Hugo A. Schifis