Gerontología - Universidad MaimónidesGerontología - Universidad Maimónides
Octubre 05, 2004
Osteoporosis: Tratar o no tratar ...esa es la cuestión

La enfermedad metabólica ósea más común afecta al 30% de las mujeres postmenopáusicas, y al 10 % de los hombres, y no presenta síntomas

Infobae
04/10/2004

Produce una reducción del contenido de calcio en el hueso, lo que afecta su arquitectura y resistencia, favoreciendo la aparición de fracturas, siendo las más frecuentes las de cadera, muñeca y vértebras.

Es decir, estamos ante una enfermedad que debe ser tratada; la pérdida de calcio del hueso, y una consecuencia que debe ser evitada; la fractura. Si bien distintas enfermedades, y medicamentos pueden producir descalcificación, la osteoporosis más frecuente es la que aparece en la mujer después de la menopausia.

Para su diagnóstico es necesario un estudio por imágenes de rayos X; la Densitometría, método rápido, seguro, y relativamente poco costoso, además de unos análisis que nos permitan conocer el estado metabólico del hueso y descartar distintas causas de descalcificación ósea.

Según el grado de avance de ésta enfermedad, su tratamiento tiene dos objetivos; prevenir la progresión de la descalcificación o prevenir la aparición de fracturas. Las herramientas terapéuticas con las que contamos son suplementos de calcio y vitamina D, (éstos a veces pueden ser aportados por la dieta), y drogas que actúan específicamente fijando el calcio en el hueso, de las cuales las más usadas por costos y eficacia, pertenecen a dos grandes familias; los bisfosfonatos y los moduladores del receptor estrogénico.

Cuando se quiere evaluar el tema costos en osteoporosis, nos enfrentamos a dos dificultades. La primera es la complejidad de tantas variables involucradas, lo que complica la posibilidad de definir adecuadamente los costos de distintas estrategias diagnósticas, distintos esquemas terapéuticos, distintas formas de suplementación de calcio y vitamina D, los costos variables de las fracturas según su localización y su secuela, y los costos intangibles como los relacionados al impacto negativo en la calidad de vida.

La segunda dificultad es la falta de registros y estadísticas en nuestro país, lo que nos obliga a utilizar frecuentemente datos de otros países, con otros costos en salud.

Basándonos en costos promedio de los estudios diagnósticos sin aplicarse los descuentos correspondientes a las obras sociales o medicinas prepagas, y considerando que la práctica estándar requiere una densitometría, una determinación de laboratorio y unas radiografías de columna, el costo del diagnóstico sería aproximadamente entre 50 y 75 dólares americanos (utilizamos ésta moneda para facilitar el análisis). Por lo general, los distintos sistemas de cobertura cubren éstos costos, y de no ser así, el paciente debe abonar un porcentaje menor al 50 %.

Aplicando el mismo criterio para los medicamentos, el costo de venta al publico por paciente de un tratamiento específico de osteoporosis más calcio y vitamina D, correspondería a 300-400 dólares anuales. Los distintos sistemas de cobertura médica cubren entre un 40-70 % de éste costo, por lo que el paciente termina abonando por lo general entre un 30-60 % del valor de venta al público.

Si consideramos que según el censo del INDEC del año 2000, existen en la Argentina 4570000 mujeres mayores de 50 años, y que según estudios de prevalencia realizados por nuestro equipo en el país, aproximadamente el 30 % de ellas padecerán de osteoporosis, lo que corresponde a 1370000 mujeres, de las cuales una gran parte sufrirán alguna fractura en algún momento. En Europa, con una población de características semejantes a la de nuestro país, la presencia de fracturas vertebrales asciende del 5-10 % a los 50 años a 40-50 % en mayores de 70 años. Algo parecido ocurre con la fractura de cadera, cuya prevalencia en mayores de 70 años asciende drásticamente. En nuestro país, la incidencia de fracturas de cadera fue estudiada en la ciudad de La Plata, encontrándose en mujeres mayores de 50 años una tasa de 379 cada 100000 mujeres, y de 101 cada 100000 hombres.

Pero cuál sería el costo de no tratar la osteoporosis? Hipotéticamente, consideremos que al no tratarse ocurrirá la consecuencia no deseada de la enfermedad; la fractura. En nuestro país tenemos datos de prevalencia y costos de las fracturas de cadera (la más peligrosa por las complicaciones y mortalidad que produce), pero aún faltan datos de fracturas vertebrales y de muñeca.

Como podemos ver, los costos de diagnóstico, seguimiento y tratamiento no son tan elevados, y dado que la eficacia anti-fractura de los tratamientos es de alrededor del 50 %, en otras palabras, el tratamiento es capaz de reducir la aparición de fracturas a la mitad, asumiendo que la mayoría de las fracturas tuvieran un componente de fragilidad osteoporótica, podríamos deducir que ese costo total anual por fracturas también se reduciría a la mitad, gracias al tratamiento.

Para complicar aún más el panorama, habría que incluir en ésta evaluación el impacto en la calidad de vida de los que padecen la fractura y aplicarle un costo al mismo, a corto y mediano plazo al menos. Pero, cómo poder sopesar algo tan subjetivo y difícil de medir? A modo de información, cabe destacar que a través de cuestionarios de salud específicos, hoy se incluye en las evaluaciones de costo-beneficio de tratar una enfermedad, la perspectiva del paciente, teniendo en cuenta su opinión sobre cuánto le impacta la enfermedad y cuánto le impacta el tratamiento en su vida cotidiana, comparando cual de las opciones es la mejor a través de distintas estrategias. La más utilizada es ajustar los años de vida futuros por la calidad de vida con la que van a ser vividos (QALYs del inglés Quality Adjusted Life Years), y numerosos trabajos demuestran que las fracturas (aún las vertebrales) disminuyen en un 20-50 % la calidad de vida.
Hay que reconocer que todo éste análisis está plagado de limitaciones, dado que incluye traspolaciones, asunciones, generalizaciones, lo cual puede afectar rigor científico a sus conclusiones, pero intenta al menos aproximar una idea orientadora sobre la incuestionable conveniencia de intervenir activamente en la prevención y tratamiento de esta epidemia silenciosa.
                                                                           Dr. Fabio Massari
 

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Octubre 5, 2004 08:34 AM