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Octubre 31, 2004
Rezar, ¿cura?

rezar.JPGEn Estados Unidos, los investigadores estudian los efectos terapéuticos de la oración y tratan de probarlos empíricamente. Sin embargo, hay quienes afirman que las plegarias atendidas no pueden ser objeto de estudio de la ciencia. Aquí, algunos intentos de explicar un fenómeno que se escabulle en algún lugar entre la razón y las creencias

La Nación Revista
Domingo 31 de Octubre de 2004


Un grupo de católicos había rezado por ellas, mujeres con problemas de fertilidad y sometidas a tratamiento. En 2001, dos investigadores y un experto en fertilidad de la Universidad de Columbia publicaron su descubrimiento: las mujeres por las que otros habían rogado duplicaban sus posibilidades de lograr un embarazo exitoso, en comparación con otro grupo que no había sido incluido en los ruegos.

Ahora, luego de que uno de los investigadores involucrados se reconoció culpable de fraude en un caso no relacionado con este tema, Columbia está mirando con lupa el estudio que, por otra parte, sus autores aún defienden.

La investigación, que seguirá su curso, puso en el tapete un debate sobre una pregunta profundamente controvertida: rezar, ¿puede curar enfermedades?

El gobierno norteamericano contribuyó con 2,3 millones de dólares para financiar durante los últimos cuatro años la investigación sobre los efectos curativos de la oración. Quienes se oponen, señalan que se gasta dinero de los contribuyentes en algo que nada tiene que ver con la ciencia.
"La plegaria como mediación presupone alguna intervención sobrenatural que, por definición, está más allá del alcance de la ciencia", opina el doctor Richard J. McNally, psicólogo de Harvard. Su colega Richard Nahin, asesor en el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa, que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), recuerda que "recién ahora comprendemos cómo funciona la aspirina, y el mecanismo de varios antidepresivos y anestésicos generales aún está siendo investigado". Y apunta que un reciente estudio del gobierno norteamericano encontró que el 45% de los adultos rezaba por razones específicas de salud, y que muchas de esas personas eran pobres y con acceso limitado a la atención sanitaria. "Es un imperativo de la salud pública comprender si esa plegaria les ofrece algún beneficio", dice Nahin.
Respuesta humana

Otros investigadores señalan que rezar por el alivio del sufrimiento de otros es una respuesta profundamente humana ante la enfermedad.

Desde 2000, los investigadores realizaron al menos 10 estudios sobre la plegaria en instituciones como el Instituto Médico Mente/Cuerpo, una clínica sin fines de lucro ubicada cerca de Boston.
Dos grandes ensayos sobre los efectos del rezo en la salud coronaria hoy son evaluados en prominentes revistas médicas. Pero aun los que defienden la investigación del efecto de la oración admiten que esos estudios son difíciles de hacer.

Por un lado, nadie conoce cuál sería la "dosis" necesaria: algunos estudios probaron unas pocas oraciones al día y en forma individual, otros tuvieron a congregaciones enteras rezando juntas. Algunos involucraron a cristianos evangélicos; otros, a rabinos, budistas y seguidores del movimiento new age.

Otro problema se relaciona con el mecanismo por el cual se debería esperar que la oración funcionara. Algunos investigadores sostienen que los efectos de rezar, si existen, tienen poco que ver con la religión o la existencia de Dios.

Energías sutiles

En lugar de la intervención divina, estos expertos aluden a "energías sutiles", "comunicación mente a mente" u "otras dimensiones espacio-tiempo", conceptos que muchos científicos rechazan como carentes de sentido. Otros sugieren que la oración puede tener un efecto calmante que actuaría como un placebo –sustancia inocua que produce efectos terapéuticos por sugestión– para los creyentes que saben que están rezando por ellos.

De cualquier forma, hasta muchos creyentes son escépticos en cuanto a que la oración pueda ser estudiada por la ciencia. Por un lado, los rezos varían en su propósito y contenido: algunos alaban, otros piden por un resultado, muchos sólo solicitan que se haga la voluntad divina. Además, no todos ven a Dios como a alguien que haga favores a pedido del interesado.

"No hay manera de poner a Dios a prueba, y eso es exactamente lo que se hace cuando se diseña un estudio para ver si Dios contesta a las plegarias", afirmó el reverendo Raymond J. Lawrence Jr., director de cuidados pastorales del Hospital Presbiteriano de Nueva York y del Centro Médico de la Universidad de Columbia. "Todo esto degrada la religión y promueve la creencia infantil de que Dios está allí, listo para desafiar las leyes de la naturaleza, al responder a una oración."

Los que proponen la investigación del efecto de la oración a menudo citan dos importantes ensayos sobre enfermedad cardíaca para justificar más estudios sobre su poder curativo. En uno de esos estudios, Randolph Byrd, cardiólogo de San Francisco, puso grupos de nuevos cristianos a rezar por 192 de los 393 pacientes tratados en la unidad coronaria del Hospital General de San Francisco. En 1988, Byrd dio a conocer en The Southern Medical Journal la evaluación de la Asociación Médica del Sur, en la se afirma que los pacientes por los que se había rogado se habían recuperado mejor en varios aspectos, incluso en la necesidad de drogas y de asistencia respiratoria. Al final del estudio, Byrd escribió: "Agradezco a Dios por responder a los muchos rezos realizados en nombre de los pacientes".

En otro estudio, de 990 pacientes con enfermedad cardíaca, el médico William S. Harris, del Hospital St. Luke de Kansas City, y sus colegas, informaron en los Archivos de Medicina Interna, en 1999, que los pacientes por los que habían rogado religiosos desconocidos para ellos habían mejorado más que otros en su salud coronaria con relación a 30 factores. Harris, uno de los autores de un ensayo que sostiene que la teoría de la evolución de Darwin es mera especulación, concluyó que su estudio apoya el de Byrd.

Escépticos

En los experimentos, los investigadores no sabían, hasta que finalizó el estudio, qué pacientes recibían rezos. Pero expertos críticos afirman que los dos estudios tienen la misma deficiencia: los autores midieron tantas variables que algunas resultaron positivas sólo por casualidad. En efecto, los expertos en estadísticas aseguran que este método es como efectuar la misma pregunta una y otra vez hasta que aparece la respuesta que uno desea. "Es un método débil", afirmó Richard Sloan, profesor de medicina conductista de Columbia. "Se reúnen entre 30 y 40 variables, pero no se puede precisar con anticipación cuáles se verán afectadas."

Harris corrigió este problema, según los expertos, pero luego encontró diferencias significativas entre los grupos en los que se había rezado y los que no, utilizando una fórmula que ideó junto a sus colegas y que nadie jamás convalidó.

Un montón de cartas llegaron a la revista desafiando sus métodos. Un médico holandés, escéptico, declaró que tenía que ver con el resultado porque era clarividente. "Por eso he utilizado mis dotes telepáticas, para influir en el resultado del grupo experimental", ironizó.
Pero algunos líderes religiosos y partidarios de medicinas alternativas afirman que, como rezar es una respuesta muy común ante la enfermedad, los científicos tienen la responsabilidad de investigarla.

"Necesitamos mirar este problema con una suerte de escepticismo de mente abierta", afirmó la doctora Marilyn Schlitz, principal investigadora de un estudio, con financiación del Estado, de cura de heridas, y directora del Centro de Investigación de Medicina Alternativa de San Francisco.
Una socia de Schlitz, la doctora Elisabeth Targ, fue quien primero ayudó a conseguir dinero estatal para la investigación de las así llamadas curas a distancia. Hija de Russell Targ, físico que estudió la percepción extrasensorial para las agencias de inteligencia del gobierno en 1970, Targ causó sensación en 1998 con un estudio que sugería que las oraciones de diversas religiones y chamanes podían proteger a los pacientes de sida de algunas complicaciones relacionadas con la enfermedad.

Ciencia y religión

Sus descubrimientos y su reputación la ayudaron a ganar dos becas del Centro de Medicina Complementaria y Alternativa, en los Institutos Nacionales de Salud: uno por un extenso estudio sobre la cura a distancia en pacientes con sida, otro en el que se probaban los efectos de las oraciones de curadores externos en la sobrevida de personas con tumores cerebrales mortales.
Otro estudio que muchos creen que podría alentar la investigación del tema o empañar el interés en él ha sido terminado, pero aún no se ha publicado. Herbert Benson, cardiólogo que fundó el Instituto Médico Mente/Cuerpo, comenzó el ensayo a fines de los años 90 con 2,4 millones de dólares de la Fundación John Templeton, que apoya la investigación de la espiritualidad.
El estudio incluyó a 1800 voluntarios, pacientes con by-pass provenientes de seis hospitales. "Este no es un estudio habitual", previene Benson. "Lo que se ve como obvio no es un procedimiento típico. Estamos en el límite entre ciencia y religión."

Si los investigadores están luchando para demostrar que rezar por otros tiene beneficios para la salud, al menos un estudio destaca que podría ser perjudicial.

Es un experimento de 1997 con 40 alcohólicos en rehabilitación. Los psicólogos de la Universidad de Nuevo México encontraron que, aunque los rezos no tuvieron ningún efecto en los patrones de sus hábitos como bebedores, los hombres y mujeres que sabían que se rezaba por ellos empeoraron. "No está claro qué significa eso", aseguró el doctor William Miller, uno de los autores del estudio.

Por Benedict Carey (The New York Times/LA NACION)

Para saber más
www.nih.gov
www.proyecto3ermilenio.org.ar

Polémica

Por Mario Sebastiani

No nos debe llamar la atención que cada vez sea mayor el número de personas que, ante las limitaciones de la medicina tradicional y alopática, ingresan en el consumo de una medicina alternativa para intentar resolver las dolencias de salud, algunas reversibles y otras irreversibles.

En Estados Unidos se polemiza acerca de los alcances y los beneficios de la plegaria o de los circuitos de plegaria para la mejoría de los pacientes. Y a diario en nuestro país observamos la reunión de grupos de plegaria en favor de la liberación de las personas secuestradas. Estas prácticas se fundamentan en la aceptación de dimensiones no convencionales de la comunicación, que permitirían una conexión mente-mente a la distancia sin mediadores convencionales. A priori parecería que el tema se hubiera instalado de una manera polémica y pasional, donde la concepción religiosa guarda una vital importancia. Metodológica y científicamente, las investigaciones sobre estos temas pueden ser discutibles, pero
fácticamente, la religión, las creencias y las plegarias suelen conformar una escenografía por demás habitual alrededor de las personas que sufren de una enfermedad.

El autor es doctor en medicina y miembro de la Asociación Argentina de Ginecología y Obstetricia Psicosomática

Cuerpo y espIritu

Por Susi Reich

Si la oración funciona? No es cuestión de res-ponder sí o no. Quizá la mejor respuesta sea "también". En el proceso de la oración están involucrados diversos sistemas, desde biológicos hasta sociales.

En estado de recogimiento, los aparatos respiratorio y cardiovascular disminuyen su ritmo. Se reduce tam-bién la adrenalina. Al mismo tiempo, si la oración es grupal, se produce el llamado contagio. Cada uno de los participantes encuentra referentes que lo ayudan a sentir mayor fortaleza, continencia y posibilidad de resiliencia, capacidad de una persona de hacer las cosas bien pese a las condiciones de vida adversas, entre otras cosas.

El miedo desaparece.Si en diferentes momentos del día la persona enferma deja de tener miedo e incerti-dumbre, esto influye benéficamente en su organismo en el nivel biológico, psicofísico, emocional y espiritual.

Obviamente, por sí sola, la oración no cura. Hay que agradecer a la tecnología médica, a la medicina con-vencional, que han dado mucho por el bienestar de la población. Sin embargo, tienen una visión del hombre aún fragmentada.

Si pensamos integradoramente, podríamos decir que la oración, la meditación, las técnicas de respiración baja, abdominal, ayudan a mejorar, a sanar, comple-mentando así la medicina tradicional.

Todos estos temas vuelven a estar en el tapete en estos tiempos complejos en que vivimos, en los que la visión fragmentada, o incluso reduccionista, de una sola disciplina, así como su modo de actuar, no resul-tan suficientes para dar cuenta de esta complejidad. Se necesita de equipos de trabajo multidisciplinarios que sean abarcadores e incluyan desde lo biológico hasta lo social. Y también lo espiritual. Estamos en interfaces de ciencia y espiritualidad. Una respuesta actual a este fenómeno reside en las técnicas de respiración, ya que ésta encarna en el cuerpo y a la vez accede a niveles más sutiles.

Sería bueno que la Argentina tuviera organismos que brindaran dinero para investigaciones de este tipo.

La autora es licenciada en psicología y presidenta de la Asociación Argentina de Medicina Integrativa (aami@fibertel.com.ar)

http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/revista/nota.asp?nota_id=649141

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Octubre 31, 2004 02:54 PM