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Noviembre 11, 2004
La Abuela necesita un abrazo? Un almohadón robótico puede ayudar

squeeze.jpge-mail, teléfonos celulares y otras tecnologías, es más fácil incluso
para los abuelos mantenerse en contacto con sus hijos y nietos lejanos.

Pero nada ha conseguido replicar la interacción física que acompaña las
visitas ocasionales.

Por JEFFREY SELINGO
The New York Times
11 de Noviembre de 2004

Ahora, investigadores en robótica de Carnegie Mellon en Pittsburgh han
diseñado un suave, “abrazable" almohadón que utiliza tecnología sensoria y
de telefonía inalámbrica para proveer un contacto físico, y por lo tanto
mejor apoyo social y emocional, a miembros alejados de la familia.

El almohadón, llamado “Hug” (abrazo), fue desarrollado después que los
investigadores estudiaran cómo la robótica puede mejorar los productos de
uso cotidiano de los mayores. El equipo de investigación, financiado por un
subsidio de la National Science Foundation, generó 53 ideas para productos.
Decidió empezar por diseñar lo que eventualmente se volvió el “Hug” porque
su investigación encontró que lo que las personas mayores necesitan con
mayor frecuencia es apoyo emocional, dijo Jodi Forlizzi, profesora asistente
de diseño e interacción hombre-computador en Carnegie Mellon.

“La comunicación íntima es importante para mantener la salud física y
mental”, afirmó.

El aparado, que tiene aproximadamente el tamaño de una almohada pero es
firme como el almohadón de un asiento, tiene la forma de una persona a punto
de dar un abrazo, con dos brazos que se extienden hacia arriba de un pequeño
torso. El exterior está forrado en velludo, “volviéndolo suave y afelpado, y
algo que uno quisiera mantener abrazado contra su cuerpo”, dijo Carl
DiSalvo, un estudiante de doctorado en diseño en Carnegie Mellon que trabajó
en el proyecto.

El “Hug” está diseñado para ser usado dentro de una familia grande: por
ejemplo, entre un abuelo y su lejana nieta, quienes tendrían cada uno un
aparato. “No fue diseñado para compartir abrazos con un centenar de
personas”, afirmó el Sr. DiSalvo. “Es para usar con aquellos más cercanos a
uno”.

Para enviar un abrazo, la nieta debería apretar la "manota" izquierda de su
aparato y decir el nombre de su abuelo a un pequeño micrófono situado arriba
del torso. Software de reconocimiento de voz en el procesador del aparato
identifica el nombre y lo relaciona a un número telefónico predeterminado
correspondiente al otro “Hug”. El “Hug” de la chica llama al del abuelo, que
se enciende y emite sonidos. Para aceptar el abrazo, el presiona la "manota"
izquierda y dice hola, abriendo un enlace directo de voz entre ambos.

Una vez que la conexión ha sido establecida, la chica abraza o palmea el
aparado. Los sensores convierten esos movimientos en un flujo de datos que
son enviados al otro “Hug” y convertidos en aquella terminal en vibraciones
a través de pequeños motores incrustados en el aparato. Fibras térmicas
alrededor del ombligo del “Hug” irradian calor que aumenta con el tiempo. El
abrazo se termina presionando la "manota" izquierda y diciendo adiós.

Si alguien no se encuentra en casa para recibir un abrazo, la otra persona
puede dejarle un mensaje que incluye patrones de voz y vibraciones. El “Hug”
puede almacenar hasta cuatro mensajes.

Contrariamente a un teléfono común, para el cual los números equivocados son
un estilo de visa, no hay necesidad de temer recibir un abrazo equivocado.
Cada persona que uno quisiera abrazar ha debido ser agregada a una red
personal, en forma parecida a como un teléfono celular se programa con
sonidos personalizados.


El Sr. DiSalvo ha admitido que el “Hug” "recibe algunas risas ahogadas". Una
vez desarrollado, los investigadores lo mostraron a residentes de un
geriátrico con el que trabajan en Pittsburgh. La reacción fue generalmente
positiva, dijo la Profesora Forlizzi, a pesar de haber diferentes opiniones
sobre la forma y color del almohadón.

“Los hombres tienden a reaccionar en forma diferente a las mujeres”, dijo.
“Las personas están divididas sobre si debería tener una personalidad
propia”, o simplemente seguir el ejemplo de la persona que está dando el
abrazo.

Aunque el “Hug” fue diseñado para que padres y abuelos pudiesen interactuar
con sus hijos y nietos, Francine Gemperle, una investigadora que trabajó en
el proyecto, dijo que podría ayudar relaciones a distancia de todo tipo.
“Puedo imaginarme novios y novias que viven distanciados usándolo, o un
marido o una esposa llevándolo cuando parten para un viaje de negocios”,
dijo.

Esto es, si el “Hug” alguna vez se comercializa. El trabajo de los
investigadores en Carnegie Mellon era diseñar el producto, no desarrollar un
aparato listo para ser producido masivamente. “Debería pasar por un proceso
de desarrollo de producto, donde la gente podría querer cambiar su
apariencia y tornarlo más adaptable a personas de diferente talla”, dijo la
Sra. Gemperle. “Ciertamente espero que alguien lo recoja y haga algo con
él”.

Pero por ahora los investigadores de Carnegie Mellon han avanzado hacia su
próximo producto: una silla inteligente. El prototipo, que estará listo en
diciembre, estará equipado con sensores en condiciones de enviar
recordatorios a personas para que se mantengan activas, como por ejemplo
despertarlos si se duermen en una posición incómoda.

“Muchos productos no están sirviendo a las necesidades de esta población que
envejece”, dijo la profesora Forlizzi. “La tecnología inteligente puede
ayudar”.

Título Original:Does Grandma Need a Hug? A Robotic Pillow Can Help
Traducción de Irene Drelichman

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Noviembre 11, 2004 10:49 PM
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