Gerontología - Universidad MaimónidesGerontología - Universidad Maimónides
Noviembre 15, 2004
Un techo para los abuelos olvidados

adoptare.JPGHermanos de la espiritualidad franciscana reciben a los que no tienen familia

La Nación
Lunes 15 de Noviembre de 2004

"Acá estamos como en familia. Yo tenía nueve hermanos, así que estoy acostumbrada a las familias numerosas...", explica Sara. Ella es la mayor de los 14 abuelos que viven en el hogar de la Asociación Mariana Virgen de los Milagros de Caacupé, en Almirante Brown, cerca de Adrogué. Tiene 91 años y está en el hogar desde hace dos años.

"Acá encontré el hogar que me faltaba", asegura María del Carmen. Sentada en un sillón, aprovechaba el rayito de sol que se colaba por la ventana para leer. Le dicen "la pitu" porque siempre está pituca y coqueta. "Acá estoy muy bien, muy contenta", asegura.

Antonio fue el último en llegar, hace un mes. "Me siento muy bien acá. Encontré la familia que nunca tuve", afirma poniéndose serio. Antonio es ciego. "Pero a mí me ayudan todos. ¡Me guían hasta los que están en silla de ruedas!", agrega. Los tres comparten su vida junto a los hermanos de espiritualidad franciscana que sostienen el hogar. Algunos de los 14 abuelos tienen familia, pero muchos llegan derivados del hospital de la zona, ya que, una vez recuperados, no tienen dónde ir a vivir. Otros estaban en la calle y encontraron allí un hogar.

La comunidad franciscana de Adrogué tiene un origen místico. Hace algunos años, el franciscano paraguayo Félix López recibió un mensaje de la Virgen que le dijo que viniera a la Argentina a realizar una obra de caridad. Así, en 1992, fundó el santuario.

Las necesidades los obligaron a crecer. LA NACION los visitó en 1999. En ese entonces había 25 hermanos y hoy son 40. Por esa época recibían cada día a unos 180 chicos y a una decena de abuelos que buscaban un plato con comida. Y hoy atienden a 300.

Tres hermanas consagradas visitan el hogar cada semana y ayudan a lavar y planchar. La capacidad está colmada. Tienen 20 abuelos en lista de espera y no pasa una tarde sin que alguien llame pidiendo un lugarcito. Necesitan crecer y piden materiales de construcción para ampliarlo.
En el predio de Almirante Brown, los hermanos sostienen un comedor para 300 chicos y adultos; les brindan ropa, medicamentos y contención. "La obra se abastece con aportes de empresas, de particulares y gracias al trabajo de la comunidad", explica el hermano Pablo. En el mercado de Avellaneda les donan verduras y el excedente del comedor se reparte entre los vecinos del barrio San José.

Para que pudieran mantener la obra, hace unos años, un peregrino que se sanó en el santuario donó la maquinaria para montar una panadería, Divino Niño Jesús, a una cuadra del santuario. Hoy la falta de recursos les impide ponerla en marcha.

La mano solidaria se expandió. Y, al mismo tiempo, crecieron las necesidades: pañales anatómicos para los abuelos, ventiladores y algún laboratorio que pueda ayudarlos con los análisis. "Sólo dos tienen obra social pero una cobertura médica nos sale 700 pesos por abuelo... Nos resulta imposible", asegura la hermana Celeste. Para ayudarlos: adrianalamision@arnet.com.ar o por el 4211-1892.

Los hermanos quieren inaugurar otra casa para 20 abuelos en Santa Ana, en Misiones. Tienen el terreno, pero necesitan materiales. Allá, atienden el comedor de la escuela de frontera N° 166, a la que asisten 45 chicos aborígenes. "Los chicos caminaban siete kilómetros para llegar a la escuela y, cuando llegaban, se desmayaban de hambre", recuerda el hermano Pablo.

Por Cynthia Palacios
De la Redacción de LA NACION

Enviado por Licenciatura en Gerontología el: Noviembre 15, 2004 06:49 PM
Comentarios
Escribe un comentario









¿Recordar información personal?