La memoria almacena mejor los hechos vinculados a lo afectivo
LOS ENIGMAS DEL RECUERDO Y DEL OLVIDO
Es la conclusión de los últimos estudios sobre este proceso cerebral. Científicos aseguran que para el cerebro algunos hechos dolorosos son más difíciles de codificar y, por lo tanto, de recuperar del pasado.
Eliana Galarza.
egalarza@clarin.com
Miércoles | 22.02.2006
Los mecanismos de la memoria son misteriosos, pero no zonzos. No todos los recuerdos están allí, listos para ser revividos nítidamente, como si uno volviera sobre sus pasos para que todo ocurra de nuevo. Afortunadamente, algunas vivencias quedan desdibujadas y por más que la persona se esfuerce en recordar detalles, jamás lo logrará. "Eso ocurre, entre otros factores, porque la memoria almacena con más facilidad aquello que está relacionado con lo afectivo, con lo emocional", sostuvo Jorge Medina, un investigador argentino —que es, además, uno de los fundadores de la Sociedad Argentina de Neuroquímica—, en la conferencia "Memorias naturales, memorias artificiales", que dio recientemente en el Centro Cultural Rojas. Esa afirmación es compartida a nivel mundial por quienes investigan los enigmas del recuerdo y del olvido. En contrapartida, parece que algunos hechos que conviene olvidar no se guardan o, para decirlo en términos neurológicos: tienen dificultades para ser codificados, almacenados y recuperados. ¿Por ejemplo? Los dolores del parto. Si uno le pregunta a una madre qué recuerda de ese momento seguramente se desbocará dando pelos y señales de cómo era la carita de su bebé, de lo que sintió cuando lo sostuvo en brazos por primera vez, de cómo eran las paredes de la sala en donde dio a luz, todo. Del dolor, poco. "Las madres recuerdan que sintieron un dolor pero no son capaces de tener una noción acabada de su magnitud. Eso constituye una situación favorable en términos evolutivos porque, si lo hicieran, tal vez no se animarían a parir de nuevo, y qué sería de la continuidad de nuestra especie", comenta Iván Izquierdo, otro argentino, uno de los mayores investigadores sobre fisiología de la memoria en el mundo, actualmente a cargo del Centro de Investigaciones de la Memoria de la Universidad Católica de Porto Alegre, Brasil, y en estos días de paso por Buenos Aires. ¿Pero qué quiere decir que se almacene mejor lo asociado a lo afectivo o emocional? En principio, que uno recuerda más ese hecho puntual, como el día en que un hijo aprendió a caminar o la noche en que murió un abuelo querido, que lo que ocurrió un día antes o un día después de esos acontecimientos. Para probar: ¿Usted recuerda qué hizo el día previo a la "mano de Dios" frente a los ingleses? Pero seguramente podrá decir en qué televisor lo vio y con quién estaba. Para quienes estudian rigurosamente el tema, no todo es así de cercano o coloquial. En los laboratorios en donde se considera a la memoria como un hecho fisiológico, propio de un organismo vivo, con patrones concretos, las instancias de recordar o de olvidar son apenas el punto de partida para una abundante saga de investigaciones y bibliografía. Incluso ahora, en los Estados Unidos, Alemania, Brasil, Suiza, por citar algunos países, y también en la Argentina, los científicos pasan meses y años focalizando esfuerzos sobre cuál sustancia o área del cerebro está más o menos involucrada en alguno de esos procesos. Así se explica que Izquierdo pueda señalar, en base a lo que sabe hoy sobre el tema, dónde se encuentra la "memoria de trabajo", la que es muy rápida, que dura unos segundos, y que permite anotar un teléfono mientras otro nos lo dicta o nos permite enseguida marcarlo sin tener que ver el papelito en donde uno lo copió. "Eso tiene su localización en el área prefrontal del cerebro", dice con seguridad el investigador. En tanto, "las memorias emocionales son la base de nuestra historia personal, porque las emociones pueden influenciar el aprendizaje y la memoria, influyendo sobre la información que recordamos. Por ejemplo, estar deprimido puede aumentar la tendencia a recordar eventos pasados que fueron tristes", explica Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO). Según Manes, en ese tipo de memorias (porque hay más de una; ver Cómo se guarda lo...) juega un papel importante la amígdala cerebral, una estructura que media los aspectos emocionales de la codificación de las memorias, el aprendizaje emocional y la evocación (el poder recordar) interactuando con estructuras específicas como el hipocampo y la corteza prefrontal en el cerebro. Iván Izquierdo se entusiasma con estos temas. El fue uno de los investigadores pioneros en estas áreas, en los años 70 y 80, y pudo notar a lo largo de estos años cómo fueron cambiando los modelos de estudio según las épocas. "Ahora podemos saber mucho más porque las herramientas que tenemos para estudiar el cerebro ya no son solamente la observación o algún tipo de análisis: hoy contamos con la bioquímica, que nos permite saber más de lo que sospechábamos", explica.
Dónde viven los recuerdos
Cómo se guarda lo vivido
"La codificación, almacenamiento y recuperación de la información es lo que se conoce como memoria. Amnesia es la falla en uno o más de estos procesos. Hay varios sistemas de memoria que se basan en el material involucrado, el marco temporal sobre los cuales opera y las estructuras neuronales que los soportan", define Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva. Estos son los tipos de memoria mejor conocidos:
Autobiográfica. Involucra los recuerdos conscientes de eventos pasados. Existe un cuándo y un dónde lo aprendimos. Ejemplos: el viaje de egresados o cuando nos caímos de la bicicleta.
Para caras. Incluye los recuerdos visuales. A veces es más fácil recordar caras que nombres. Ejemplo: si vemos una foto de nuestra clase de séptimo grado es muy probable que reconozcamos la cara de un compañero, pero es más difícil que recordemos su nombre.
Semántica. Es el conocimiento del significado de las cosas. No existe un dónde ni un cuándo lo aprendimos. Ejemplos: saber que Buenos Aires es la capital de la República Argentina, qué significa auto, cuchillo, o qué países pertenecen a Europa.
De trabajo. Es un tipo de memoria dinámica, a corto plazo u "online", de capacidad limitada. Ejemplo: marcar un número de teléfono instantes después de haberlo aprendido sin anotarlo.
Para objetos. Existen áreas cerebrales que se activan selectivamente cuando se presentan objetos y no otros estímulos. Una forma de evaluar ese fenómeno es pidiéndole al sujeto que discrimine entre objetos de formas posibles y de formas no posibles. Siendo los objetos de formas no posibles los que no existen en una forma tridimensional.
Selectividad
Silvina Heguy
sheguy@clarin.com
Parece que por fin la defensa de la supuesta mala memoria cuenta con argumentos científicos. Según los expertos, el arte de saber olvidar o el de recordar sólo lo grato quedaría en manos de algún mecanismo químico o (¿por qué no?) de nuestra última sabiduría que elige guardar lo que provoca bienestar en lugar de tristeza. Sin duda, vivir como rehenes de la memoria es un ejercicio que hace más ásperos los días, aunque en lo social es peligroso dejar la tarea de archivador en manos de otros o del silencio, porque no hay peor injusticia que la desmemoria o el olvido.
LOS RECUERDOS PROFUNDOS DE UNA ACTRIZ Y UN DRAMATURGO
"Una vez, en el año 31..."
"Nosotras éramos 5 hermanas que vivíamos en una especie de mundo feliz, riéndonos, con una mamá que era una de las mujeres más graciosas que yo recuerde. Y papá era un buen público para ella porque le festejaba sus gracias. Además era escultor, un artista... Yo estaba fascinada con eso.
"Una vez, en el año 31, lo recuerdo perfectamente porque tengo una excelente memoria, yo tenía 9 años, y en un momento escuché llorar a papá, a ese hombre tan alegre, tan maravilloso, y no lo podía creer. Había fallecido mi abuelo, Juan Zorrilla de San Martín. En ese momento no entendí lo que es la muerte; sigo sin entenderla, pero su llanto me parecía algo insólito. Me pasa que, ahora, cuando tengo ganas de llorar por cosas que por ahí antes no lloraba, como lo que pasa en el mundo, me viene ese recuerdo. Y pienso por qué no llorarán las personas que tendrían que llorar por todo lo que pasa."
http://www.clarin.com/diario/2006/02/22/sociedad/s-02902.htm
La liberación de París
El recuerdo entrañable del dramaturgo Carlos Gorostiza se remonta a 1944. "Yo tenía 24 años cuando París fue liberada por las tropas aliadas y se iniciaba la decadencia y el fin del nazismo. Ese día, Buenos Aires parecía vivir una fiesta. La gente estaba en la calle cantando nuestro Himno y La Marsellesa casi al mismo tiempo. Fue un acontecimiento muy esperado por nosotros. Y después, con el correr de los años, se mantuvo como un símbolo de lo que significa la lucha contra lo reaccionario y el fascismo. En las calles estaban presentes el ansia de libertad, de honestidad. Me recuerdo gritando 'Libertad, libertad, libertad' y, al mismo tiempo, tratando de eludir a los policías que me perseguían a pie y a caballo. Todo fue tan fuerte que hubo otros momentos parecidos pero que no llegaron a tener la misma intensidad. Pienso que si mi mujer, Teresa, hubiera nacido por esa época, habría estado a mi lado, gritando conmigo."
http://www.clarin.com/diario/2006/02/22/sociedad/s-02903.htm