Gerontología - Universidad Maimónides

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Tiene más de 70 años el 13% de los conductores

conductores_mayores.JPGEn la Capital

Renovó su licencia el doble de los que lo habían hecho en 2005

Todos coinciden en que son más prudentes. Tal vez sean más lentos, pero la experiencia y una dosis alta de responsabilidad equilibran la balanza. En enero y febrero pasados renovaron sus registros 4074 personas de más de 70 años, más del doble de los que lo habían hecho en 2005. El 13% del padrón de la Dirección General de Educación Vial y Licencias del gobierno porteño corresponde a automovilistas de más de 70 años.

La Nación
Lunes 24 de abril de 2006

Los que renovaron sus licencias este verano son exactamente 557 mujeres y 3517 hombres que no renuncian a alejarse del volante. De esos 4074 automovilistas, 580 ya cumplieron 80 años. Son 53 mujeres y 527 varones para los que el hábito de conducir no es una cuestión de edad. Parece ser una lógica consecuencia del incremento de la expectativa de vida: las personas mayores no se resignan a perder la autonomía que les proporciona un auto.
Algunos profesionales dicen que con los años disminuyen las capacidades psicofísicas necesarias para manejar. Otros sostienen que la edad por sí sola no es parámetro de nada. Lo cierto es que hay un número creciente de conductores de más de 70 años que renuevan sus licencias. A partir de esa edad, el registro debe revalidarse cada año.
La cifra se duplicó con respecto a enero y febrero de 2005, cuando renovaron sus registros 2125 personas de más de 70 años (de las cuales 272 tienen más de 80). Durante enero y febrero de 2004 lo habían hecho 2579 de más de 70 (entre las que había 283 que superaban los 80).
Sea por no abandonar el placer de manejar o porque tienen la necesidad de trabajar, son cada vez más los que se acercan a revalidar su carnet de conducir. Enero y febrero son meses récord. Un promedio de 1700 hombres y mujeres que superan las siete décadas de vida renuevan su registro cada mes en la Dirección General de Educación Vial y Licencias, en Roca al 5200, Villa Lugano.
Según datos de la dirección, 1.115.806 personas tienen una licencia de conducir otorgada por el gobierno porteño. Pero son 890.581 las que están en vigencia. De este padrón, 113.870 automovilistas tienen más de 70 años y 31.971 de ellos superan los 80. Pero el padrón no está depurado y no se conoce el destino de todos ellos.
Al examen, como todos
No tienen un examen diferenciado y deben someterse a la revisión de oídos o visión en los mismos gabinetes que todo el que renueva o tramita por primera vez su licencia. Para el director de Educación Vial y Licencias, Néstor Bilancieri, “hacer el control una vez por año es suficiente”.
“Se nota que cada vez hay más personas de más de 70 años que renuevan sus licencias y es lógico, si se piensa que hay gente que siempre tuvo movilidad propia. Además, está la necesidad de trabajo: hay un porcentaje importante de gente «grande» que conduce taxis y remises”, dijo la directora de Investigación y Educación Vial de la asociación civil Luchemos por la Vida, María Cristina Isoba.
Isoba cree que debería pedirse un certificado de salud antes de prorrogar el permiso a las personas mayores. “En algunos lugares del interior ni siquiera se hacen pruebas de agudeza visual”, se quejó. En algunos países europeos, como Suecia, dijo, las licencias se renuevan con certificado médico.
“La ley argentina tiene más o menos el mismo temperamento que la experiencia internacional: disminuye los tiempos de la habilitación con la edad. Pero no tiene nada que ver la pericia: sólo se reduce el tiempo de validez. No sabemos ni cuántas licencias hay en el país. Hay poco control”, dijo el director del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV), Eduardo Bertotti.
Según Isoba, el 33% de los muertos en accidentes de tránsito son mayores de 65 años, cifra que involucra un alto porcentaje de peatones. “Hay que tener en cuenta que la mortalidad de mayores en estos casos es mucho más alta que en los más jóvenes, porque resisten menos los traumatismos”, explicó.
En cambio, el psicólogo Leopoldo Salvarezza opinó: “Para la gerontología actual, la edad como variable independiente no sirve para medir nada. Todo depende del estado de salud, y eso es independiente de la edad. Los que manejaron toda la vida no tienen inconvenientes para seguir manejando, siempre que estén en condiciones de hacerlo”.

Por Cynthia Palacios
De la Redacción de LA NACION

Protagonistas
Helios Riskin
78 años, de Flores
"Me bajo del auto como si no hubiera manejado. A estas alturas, para mí es como estar sentado en el sillón de casa", confesó. Ya no se acuerda de cuántas renovaciones tramitó. Conduce desde los 18, y con una premisa de hierro: "En la calle no existe nadie más que yo. Me da lo mismo estar en la 9 de Julio que en medio del campo."
Zulma Grey
77 años, actriz
Coqueta, se sorprendió. "Uy, salí horrible en la foto. ¡Toda despeinada!", fue su primera reacción cuando le entregaron la nueva licencia. "A muchos conductores habría que mandarlos a la escuela... Manejar es fácil; el tema es saber conducirse en la calle, respetar las normas y ser consciente de indicar a los demás qué vas a hacer", opinó.
Sirilo Mansilla
71 años, taxista
Conduce su taxi "desde el año 1972", detalla. En el día de su cumpleaños número 71, fue a renovar su carnet de conducir y recibió una respuesta que le gustó poco: sólo se lo otorgaban por seis meses."Me dijeron que fuera a ver a un neurólogo y volviera. Me paso muchas horas en el auto; ya es casi como mi segundo hogar", comentó.

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Enojado porque su carnet dura un año
A los 82 años, quiere que el registro se extienda según las capacidades del conductor

Norberto se enojó y discutió cuando, en el Autódromo, el médico le avisó que sólo le renovarían la licencia de conducir por un año. “¡Si no estoy en condiciones no me la dé ni por media hora!”, le dijo, enfurecido. “Usted trabaja de ordenanza, pero yo, como contribuyente, le pago un sueldo de médico”, le espetó Norberto, antes de irse.
Norberto Brodsky es artista plástico y tiene un pulso que envidiaría cualquier cirujano. No usa anteojos ni para leer la letra chica. Y no concibe que su carnet tenga sólo un año de vigencia.
“¿Quiénes tienen más accidentes? Los jóvenes, que tienen más ímpetu pero menos prudencia. La gente mayor maneja mejor; los jóvenes andan vivoreando por las calles... El registro tiene que estar acorde con las capacidades de cada persona.” En defensa de esa idea Norberto se puso tan firme con LA NACION como aquella mañana en la Dirección de Licencias.
A los 82 años, Norberto tiene una agenda colmada. Practica voley y gimnasia tres veces por semana, lee, escribe, pinta y esculpe. “Me levanto a las 5 y no me alcanza el día”, aseguró. “El que hace una sola cosa vive una sola vida”, lanzó a modo de máxima.
“La prudencia es no viajar de noche, cuando el centro de luz es limitado y hay animales sueltos”, aconsejó, antes de recordar los viajes a su Entre Ríos natal en la voiture.
Su departamento está tapizado de sus cuadros y sus esculturas. “Parece una casa, pero es una exposición”, bromeó.
A pedido de LA NACION, Norberto comenzó a llamar a sus amigos de más de 100 años para preguntarles si todavía conducían por las calles de la ciudad. “Ah... ¿No? ¿Sacaste el registro pero hace 40 años que no manejás?”, retó a Jacobo, de 102 años. “Vidal tiene 104 pero ahora no contesta. Seguro que anda paseando...”
“¿Qué apuro tengo? Yo no manejo para marcar un récord. La gente mayor tiene más criterio”, dijo, mientras conducía a la cronista de LA NACION por las calles de Belgrano a bordo de su Peugeot 206 gris.
Mientras conducía, apuntaba errores frecuentes: “Mucha gente toca la bocina cuando no hace falta. ¡La luz del semáforo no va a cambiar porque toquen bocina! Y los taxis no pueden parar en todas partes...”.
Norberto está casado con Haydeé desde hace 54 años. Tienen dos hijas gemelas y tres nietos adolescentes. Fue comerciante y a los 75 “liquidó todo”. No usa celular: sólo tiene un teléfono móvil en el auto por cualquier cosa. “A estas alturas yo no tengo urgencias. ¡Todo puede esperar! El teléfono está por si tengo algún accidente y quiero hablar con mi familia”, explicó.
–¿Su esposa maneja?
–Ella me maneja a mí y yo manejo el auto.
Conduce desde los 15 años. Se nota que le sobra experiencia al volante. Norberto es prudente, con antelación avisa de sus próximos movimientos a los demás automovilistas. Atento al tránsito, no dejaba de conversar. “Manejar para mí es como caminar. Disfruto manejando, me encanta viajar”, confesó.
“Y... ¿te convenciste de que manejo”, ironizó al llegar al estacionamiento. Estaba seguro de que la pregunta que le hizo a la cronista de LA NACION tendría una respuesta positiva.

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