Gerontología - Universidad Maimónides

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Experiencia + Juventud

¿Tambalea el imperio de las lolitas?

Los 40, como la adolescencia, son un tiempo de crisis. Pero muchas mujeres empezaron a vivir esta crisis de otra
manera. Ya no se trata de un cambio perturbador, sino de una etapa para liberarse de antiguas exigencias y
dedicarse a disfrutar en serio. Hoy las de cuarenta tienen más empuje, mucha pasión y unas enormes ganas de recorrer nuevos caminos. Y aún compiten codo a codo con las más jóvenes.

Revista Nueva
Domingo, 24/12/2006






Domingo, 24/12/2006




Investigación

Experiencia
+ Juventud

LAS DIOSAS DE 40 EN ESTAS PAMPAS
Catherine Fulop. Cumplió 40 el año pasado y es toda una promesa de la revista nacional. Encabeza el espectáculo de Jorge Guinzburg, que durante el verano se trasladará a la costa marplatense. Y está más linda que nunca.
Andrea Frigerio. Protagoniza Se dice Amor y acaba de lanzar su propio perfume. En verano hará temporada en Mar del Plata. Después de pasar los 40 sigue haciendo suspirar a los argentinos.
Iliana Calabró. Vive su momento de mayor fama de la mano de Cantando por un sueño y sus peleas al aire con Gerardo Sofovich. No reniega de sus 40. No lo necesita: tiene un cuerpo increíble.
Araceli González. Este año se destacó como la más fogosa de las Amas de casa deseperadas. Y es la cara de varias campañas publicitarias. El año que viene cambia de década.
Inés Estévez. Va camino a los 42. No sólo es preciosa, sino que está catalogada como una de las más talentosas actrices argentinas. Igual, anunció que abandona la actuación para dedicarse a dirigir.

1. Linda Evangelista a los 41 años fue madre y sigue firme en las pasarelas. 2. Ginette Reynal, otra diosa de 40, bailó por un sueño y comparte las tablas con Ranni. 3. Julia Roberts, actriz y ahora modelo de Gian Franco Ferré, acaricia los 40.


Algo está pasando con las “señoras de las cuatro décadas”. Hace poco la edición estadounidense de Vogue puso en tapa a Linda Evangelista (41) y desplegó en sus páginas interiores una impactante superproducción protagonizada por Christy Turlington (37). Cindy Crawford –otra que en la década pasada supo encabezar la revolución de las supermodelos– acaba de cumplir 40 y fue elegida como la nueva cara de Remington en todo el mundo. Julia Roberts y Nicole Kidman, dos que tendrán 40 el año que viene, están entre las actrices mejor pagas de Hollywood junto a diosas como Sandra Bullock, de 42, y Meg Ryan, de 46. La serie del momento en Estados Unidos, Desperate Housewives, colocó a las mujeres de cuarenta y pico en un lugar protagónico que no es precisamente el de las veteranas. Y todo esto, cabe aclararlo, sucede en el hipercompetitivo ámbito de las estrellas & celebridades. ¿Será que se tambalea el imperio de las lolitas? ¿El mundo estará empezando a valorar cualidades que van más allá de una perfecta piel de porcelana y un lomazo de veinteañera?
Lo cierto es que hoy las mujeres de 40 se consideran aún jóvenes. Y si bien las cirugías y los tratamientos estéticos ayudan, el quid de este cambio de percepción viene dado por algo mucho más profundo y sutil: una cuestión de actitud. Los 40 están vinculados a la edad de la famosa ‘crisis’, una época en la cual una mujer, es verdad, ya no es una mocita, pero tampoco es alguien ‘mayor’. Del mismo modo que la adolescencia este es, también, un tiempo de cambios.

El momento perfecto
Claro que a la ‘crisis de los 40’ hay formas y formas de encararla. Ana Gambaccini, licenciada en comunicación y traductora pública, tuvo la suya cuando era productora general de una importante empresa multimedios. Pero mientras catárticamente escribía lo que le pasaba, decidió patear el tablero: renunció a su trabajo y salió a buscar nuevos horizontes. Ahora me toca a mí, su primer libro, surgió de las contradicciones, cuestionamientos y resignificaciones que se le fueron apareciendo al atravesar sus 40. Gambaccini entiende a esta época como “un pasaporte hacia nosotras mismas” y asegura que al cumplir 40 una mujer “comienza a mirar de distinta manera sus afectos –padres que envejecen, chicos que van creciendo, amigos de los que se ha distanciado– y necesita sentir el placer de compartir momentos con todos ellos. Se preocupa más por su cuerpo. Se rebela ante las obligaciones y el ‘tener que’. Quiere hacer esa actividad que siempre postergó y darse la oportunidad de ser aquella persona en la que, alguna vez, había imaginado convertirse y de la que se olvidó. Tomar conciencia de la finitud de la vida es lo que permite este replanteo, este punto de quiebre que da la oportunidad de desestructurarse y volverse a pensar y a descubrir.
La autora expresa también sus críticas hacia los siempre vigentes dictámenes de la sociedad. “Creo que una particularidad muy evidente de este tiempo es la extrema exigencia de mantenerse estéticamente joven. Eso hace que otros aspectos –el intelectual, la salud, el disfrutar de las pequeñas cosas– pierdan prioridad. Muchas veces lo ‘visible’ de la vida de las mujeres de 40 transcurre en torno de un ‘estar bien’ que tiene que ver con los tratamientos, las cirugías, la moda: el valor que se privilegia es la apariencia, y la persona auténtica se pierde de vista. Ojo, tampoco es que crea que hay que estar mostrando las canas o dejarse engordar como las matronas de 1950. Pero sí entender que el paso del tiempo, necesariamente, va a dejar sus huellas en nuestro cuerpo. Si se trata de un ciclo natural, ¿entonces por qué tanto esfuerzo en cambiarlo?”, se pregunta.
“¿Lo más importante que me dejó la crisis de los cuarenta?”, según Gambaccini el aprendizaje principal pasó por “saber que en algún momento hay que parar la pelota, hacer introspección, animarse a cambiar. Me di cuenta de que me quedan muchos años para disfrutar, y de que no es necesario quedarme con lo que me dictan la sociedad o mi familia. Es una la que elige, la que puede mutar. Fijate que a los cuarenta y pico pude, por primera vez, plantar plantas aromáticas, escribir un nuevo libro, hacer un curso de cata de vinos y hasta aprender a esquiar. El punto es permitírselo”.

Nuevos horizontes
En estos días ya no se espera ni se ve un único patrón de mujer de 40 años. Están las que a esa edad “están de vuelta” de criar chicos y atender al marido, y hay otras que recién se inician en el camino de consolidar una pareja. Se ven también las que decidieron resignar una vida familiar en pos de una carrera profesional, las que recién evalúan la posibilidad de tener un hijo, las que se dan cuenta de que están preparadas para un profundo cambio laboral.
Después de estudiar letras y trabajar de periodista, Julieta Barcos decidió, a sus 33 años, estudiar locución. Cuando tenía 37 se recibió y hoy, recién cumplidas sus 40 primaveras, está más que afianzada en su nueva profesión. “En algún momento había que empezar a decirlo y hacerlo carne: de a poco, la mujer tiene que ir apartándose de todo aquello que la somete, como las dictaduras de la imagen y la edad o los mandatos familiares y sociales que sólo generan frustración. A las que están por cumplir 40 me gustaría decirles: estén tranquilas, ¡no pasa nada! O sí pasan cosas, pero nada malo”, se entusiasma esta rubia que además planea casarse el año próximo. “Por nada del mundo volvería a tener 20 años”, revela y acto seguido aclara: “Lo único que extraño de esa época es mi piel, pero sólo porque tomé demasiado sol y no me cuidé como debía”. Y señala: “A los 40 una mujer está mucho más segura de sí misma, sabe desenvolverse mejor frente a todo tipo de situaciones; también suele tener más y mejor conciencia de lo que la rodea. Es una época de cosechar resultados y, sobre todo, de disfrutar. Disfrutar todo el tiempo. Una ya no posterga tanto, quizás porque sabe al futuro más cerca”.

Más saludable, más linda
Por supuesto que la llegada de los 40 viene acompañada de ciertos cambios físicos que, en todo caso y para evitar temores irracionales, será mejor conocer a fondo.
“Después de los 30, y con mayor énfasis hacia los 40, una mujer puede aumentar de peso sin que cambie sustancialmente su forma de comer. Esto les sucede incluso a las que siempre han sido delgadas: aparece un poco de pancita, algunos rollitos en la espalda, adiposidades localizadas y hasta un cambio en la constitución de las caderas. Es algo perfectamente normal, ocurre en mujeres sanas, se va dando de a poco y tiene que ver con modificaciones metabólicas, porque los procesos de gasto de energía son mucho más activos a los 20 que a los 40”, apunta la doctora Ana María Orlandi, jefa del Sector Tiroides de la unidad de Endocrinología del Hospital Álvarez. “¿La clave para mantener el peso? Comer menos y hacer mucho ejercicio”, asegura.
Pero más allá del tema puramente estético, el cuerpo sufre ciertas modificaciones de las cuales es bueno estar debidamente alertada. “En una mujer de 40 años puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades de tiroides, por eso es ideal que se controlen esta glándula, especialmente las que tienen antecedentes familiares. Es posible que empiecen a ocurrir algunas irregularidades menstruales. Y otro ítem fundamental es que después de los 40 se recomienda una mamografía por año a absolutamente todas las mujeres, independientemente de sus antecedentes personales y familiares en patologías mamarias”, indica Orlandi.
Mujeres de cuarenta, cuarenta y pico de años. Solteras, casadas, divorciadas, con hijos, sin hijos, con una carrera brillante, explorando una vocación nueva, con ganas de hacer cosas o con ansiedad por olvidarse del mundo y dedicarse por un tiempo a no hacer nada. Atractivas, vitales, urbanas, estresadas a veces, felices otras, con cuatro décadas de gestos más o menos impresas en el semblante. Ya lo decía Ricardo Arjona cuando le cantaba a la “señora de las cuatro décadas y pisadas de fuego al andar”. El se había dado cuenta de que después de los cuarenta ya no caben los estereotipos ni los complejos. Al fin y al cabo: ¿cuándo si no ahora será el momento perfecto para sacar a relucir “la amalgama perfecta entre experiencia y juventud”?

10 buenas razones para pensar que la vida empieza a los 40

* En esta etapa suelen cosecharse los frutos del esfuerzo, no sólo del profesional y económico, sino del que implican la crianza de los hijos, la construcción de una relación de pareja o el mantenimiento de una amistad duradera.
* A los 40 una mujer está más capacitada para distinguir a las personas, reconocer a los amigos verdaderos, saber a quién puede acercarse y de quién es mejor mantenerse alejada.
* Aunque no sean las más fuertes ni las de más aguante en el gym, son en general las de 40 quienes –finalmente– han comprendido la importancia y el placer de hacer ejercicio y llevar una vida saludable.
* El autoconocimiento es clave. A los 40 una mujer sabe perfectamente lo que le gusta y lo que quiere de la vida. Es más sabia.
* Todo se disfruta más plenamente. Ya no se vive “esperando algo”, como si siempre lo mejor estuviera por llegar. Ese “algo” está pasando ahora.
* No hay que rendirle cuentas a nadie.
* Por fin llega el descubrimiento de que no hay que hacerse tamaño problema ante el menor imprevisto. No todo es tan trágico, ni tan terrible. Y muchas cosas terminan resolviéndose solas.
* La pasión está intacta… pero con el plus de la experiencia.
* De las crisis (casi) siempre se obtiene algo bueno.
* El cumplir años marca una necesaria y saludable transición y nos demuestra, ante todo y contra todo, que seguimos estando vivos.

Vivir mejor
A la hora de cuidarse y llevar una vida más saludable la Dra. Ana María Orlandi sugiere:

* Mantener una alimentación sana y, sobre todo, completa. “Hay que comer de todo en cantidades moderadas y no hacer aquellas dietas en las que se privilegia la ingesta de un único alimento, porque no responden a la forma natural de comer. Lo ideal es ponerse en contacto con un especialista en nutrición que podrá armar una dieta adecuada de acuerdo con la actividad de cada mujer”, dice.
* Estar atenta a sus ciclos menstruales, controlar una vez por año las mamas y el útero.
* “El cuerpo cambia, y frente a esas modificaciones, a la presión de no envejecer pueden suceder también cambios en el carácter”, explica y agrega que “frente a eso hay que tratar de estar bien, adecuándonos a la edad real que cada una tiene. A veces no es fácil, pero en la medida en que una mujer sienta que no puede lograr un equilibrio físico y mental puede considerar la posibilidad de hacer una terapia complementaria”.
* “Otro buen consejo es mantenerse ocupada en lo que a una le gusta. Darse un tiempo para hacer algo que la motive es una excelente manera de alimentar la mente y el espíritu”, subraya.
* “Es cierto que las mujeres están teniendo sus primeros embarazos a edades más tardías”, expresa Orlandi. “Una explicación –argumenta– está en que muchas posponen su maternidad hasta el momento en el que han logrado el lugar profesional que buscaban. Esto es totalmente válido, pero también hay que tener en cuenta que a más edad siempre va a haber un embarazo de mayor riesgo. Son embarazadas que hay que cuidar mucho más”.

Por Verónica Ocvirk /
http://www.revistanueva.com.ar/nota.php?numero=00806¬icia=1