El sedentarismo que se genera en muchos trabajos por tratarse de actividades pasivas influye en la salud de las personas, con un evidente aumento de peso. Sin embargo se ha generado un estado de alerta que en muchos casos se tradujo en una toma de conciencia, y en 2007 mucha gente admite que cambiará sus hábitos para sentirse más saludable. La revista EDICIÓN i abordó el problema.
POR GUILLERMINA FOSSATI
El año 2006 finalizó con una preocupación generalizada en todo el mundo, que es el aumento de la obesidad considerada como un riesgo para la salud y un gasto importante para la administración pública si no se combate a tiempo. Estados Unidos es uno de los países con mayor índice de personas con sobrepeso, pero la tendencia es común con otros lugares, como en España, donde desde el gobierno se buscan medidas preventivas y también en Argentina, donde se detectó que el riesgo de la obesidad es mayor de lo que se pensaba.
Esta enfermedad fue aumentando en las sociedades modernas, donde la tecnología contribuye al predominio de actividades sedentarias. Tanto en el caso de los empleados, donde muchos trabajan la jornada completa frente a una PC, como en el caso de los niños y adolescentes, que pasan horas frente a los videojuegos, la actividad física ha ido quedando postergada y cada vez se practica menos ejercicio.
Además en las sociedades industrializadas hay nuevas organizaciones familiares y nuevos hábitos alimentarios, por lo que deben ser abordados desde distintos frentes: educativo, familiar, gubernamental, empresarial e incluso informativo”. Esta tesis fue adoptada por la Ministra de Sanidad y Consumo de España, Elena Salgado, durante la presentación del informe “Nutrición, actividad física y prevención de la obesidad”. El libro aborda temas como la genética de la obesidad, la obesidad en la infancia y adolescencia, los determinantes sanitarios de este problema, la definición de objetivos nutricionales y de actividad física y trabajos relacionados con la investigación y la epidemiología. En el estudio se define, por ejemplo, lo que es un ambiente obesogénico, es decir, aquél en el que el niño o adolescente cuenta con una amplia disponibilidad de alimentos ricos en grasas y pocas posibilidades de hacer ejercicio físico.
La obesidad, según Salgado, además de unos costes de salud, también los tiene económicos puesto que las personas obesas consumen un 37 por ciento más del gasto sanitario y un 77 por ciento en medicamentos. Por todo ello, se trata de un problema que “ha trascendido en las sociedades industrializadas a lo meramente estético para convertirse en una prioridad de salud pública. De hecho, la OMS la ha considerado a la obesidad como una de las grandes amenazas para la salud del siglo XXI, puesto que incrementa de forma notable el riesgo de padecer trastornos cardiovasculares, diabetes, algunos procesos articulares e incluso ciertos tipos de cáncer”, apunta la ministra.
Por su parte, el doctor C. Everet Koop, ex Inspector General de Sanidad de Estados Unidos, “más allá del tabaquismo, la obesidad se ha convertido en la principal causa de muerte posible de prevenir en el país. Miles de personas mueren cada año a consecuencia de ella”.
No es de extrañar que todas estas cifras tengan pendiente a los expertos que saben que la obesidad incide directamente en muchos de los males que afectan hoy a las sociedades modernas. Por ello se hayan puesto en marcha campañas para dar remedio.
Sin embargo la situación llegó al límite y muchos de los trabajadores quieren cambiar de hábito.
Según un sondeo global de AC Nielsen, los principales deseos de los trabajadores para el año próximo son reducir los niveles de estrés y afianzar su situación laboral cumpliendo con tres objetivos que son alcanzar un mejor balance entre trabajo y vida personal, hacer más ejercicio y evitar el fracaso en las relaciones personales.
Los datos se desprenden de una encuesta que incluyó las opiniones de trabajadores de más de 45 países en todo el mundo.
Según el sondeo, los empleados de todos los países que participaron de la muestra aseguraron que su principal deseo para el 2007 es lograr que el trabajo desempeñe un rol de menor importancia en su vida y ceda lugar a otros intereses personales.
Para los encuestados en Estados Unidos, una de las principales preocupaciones tiene que ver con la obesidad, por lo cual, uno de cada tres empleados aseguró que su prioridad para el 2007 es comenzar una dieta.
La gente se ha dado cuenta de que una rutina saludable va más allá de las dietas que promocionan los artistas o el último ejercicio de moda y que simplemente tiene que ver con llevar una alimentación y un estilo de vida balanceados.
También el tabaquismo se ubica como una de las preocupaciones más importantes, que ya cuenta con varias restricciones impuestas a los fumadores a lo largo del 2006, que han abarcado desde la Argentina hasta España y Uruguay, impulsan una mayor toma de conciencia con respecto al tabaquismo y motivan que uno de cada cinco fumadores esté pensando en dejar el cigarrillo en 2007.
La necesidad de hacer ejercicio también apareció como una prioridad en la encuesta, especialmente en Australia, Filipinas y Singapur. En el 2006, lo ‘orgánico’ y ‘natural’, se incorporó al escenario establecido y se espera que esta tendencia gane terreno en 2007.
El problema de la obesidad se enfrenta a otro desafío difícil de controlar: que haya obesos no quiere decir que la gente este bien alimentada, ya que esta enfermedad a menudo encubre deficiencias del consumo de vitaminas y minerales.
Según un estudio realizado en 1999 por la ONU, la obesidad está presente en todas las regiones en desarrollo, y está aumentando aceleradamente, incluso en países donde hay hambre. En el caso de China, el número de personas sobrealimentadas pasó de menos del 10% al 15% en apenas tres años. La cifra alcanzada en Brasil y Colombia es aún mayor, alrededor del 40%, un nivel comparable con el de diversos países europeos. Incluso en el África subsahariana, donde se concentra el mayor número de personas que sufren hambre del planeta, la obesidad está aumentando, sobre todo entre la población urbana femenina. Estos datos son reveladores de una realidad, que la obesidad crece conforme aumentan los ingresos.
Sin embargo, no solo comer mucho y el sedentarismo son causantes de que la población esté engordando. Un grupo de 20 expertos de todo el mundo describe otros culpables.
Se reunieron para determinar los cambios que en los últimos 40 años han hecho más gorda a la población. Estos fueron los resultados:
1. Falta de sueño. Quienes duermen menos de 7 horas suelen tener una masa corporal superior a la de la gente que duerme más, según Encuesta Nacional de Salud de E.U. Al parecer la falta de sueño alteraría el metabolismo: eleva la grelina (hormona que estimula el hambre). El Estudio de las Enfermeras, que comparó a 68 mil mujeres en E.U., encontró que las que dormían en promedio cinco horas por noche ganaron más peso que aquellas que dormían seis.
2. Raza y edad. Encuestas del Centro Nacional Estadounidense para las Estadísticas de Salud determinaron que los mayores de 40 años tienen tres veces más posibilidad de ser obesos que la gente más joven. Las mujeres de raza negra tienen el doble de riesgo que las blancas.
3. Tabaquismo. Dejar de fumar hace subir de peso y los fumadores tienden a ser más delgados que el resto, ya que la nicotina inhibe el apetito. Además, al abandonar el cigarrillo “la persona aumenta su sensación olfatoria (que estaba atrofiada), lo que favorece el aumento del apetito”, dice Patricio Mois, de la Sociedad Chilena de Obesidad. Los expertos advierten que esto no debe entenderse como una invitación a fumar.
4. Temperatura. Mantener la temperatura corporal constante implica un gasto de energía, algo que no ocurre cuando se está en un ambiente templado. En un estudio de mujeres expuestas a 27 °C versus 22 °C, la diferencia fue de una pérdida de alrededor de unas 239 kilocalorías por día, en las de clima cálido.
5. Embarazo. La posibilidad de convertirse en obeso puede estar determinada antes de haber nacido. Diversos estudios muestran que los hijos de madres obesas tienen muchas más posibilidades de ser gordos. Si bien hay un factor genético, también existe evidencia de una cierta “programación fetal”, en la que las condiciones (sobre todo restricciones de alimento) en el vientre materno pueden llevar a la obesidad con el correr de los años.
6. Maternidad tardía. Un estudio del Instituto Nacional Estadounidense del Corazón, los Pulmones y la Sangre muestra que las posibilidades de un niño de volverse obeso aumentan alrededor de 14 por ciento cada cinco años extra en la edad de su madre.
7. Fecundidad. Un estudio de la Universidad Estatal Minot, en Dakota del Norte, halló una “pequeña, pero muy significativa relación” entre los kilos y la fecundidad: las mujeres con un peso normal tienen en promedio 3,2 hijos, mientras que aquellas con sobrepeso u obesas tienen en promedio 3,5 hijos.
8. Fármacos. Algunos medicamentos favorecen el aumento de peso: los neurolépticos, los psicotrópicos y antidepresivos, los anticonvulsivos, los antihipertensivos, la insulina en personas con diabetes y anticonceptivos durante más de dos años conlleva aumento de peso.
9. Contaminación. Hay evidencia de que la exposición cotidiana a químicos disponibles en el ambiente interfieren en el funcionamiento de hormonas como el estrógeno, el cual, al no funcionar correctamente, aumenta la adiposidad. Claro que no hay pruebas concluyentes, advierte Mois.
10. Apariencia. El tamaño importa a la hora de buscar pareja, según los expertos, ya que los gordos tienden a casarse con personas con una estructura corpórea similar. Esto hace que aumenten las probabilidades de tener hijos obesos o a repetir conductas alimenticias.